LA HABANA, Cuba, diciembre, www.cubanet.org -Los vecinos del municipio Los Palacios, en la provincia cubana de Pinar del Rio, no exageran cuando hablan de sus vicisitudes con el transporte.
Los que viven en la localidad de San Diego están obligados a salvar la distancia de 13 kilómetros para llegar al borde de la autopista nacional, donde empieza otra odisea, ya que la mayoría de los vehículos que transitan por allí, van repletos, a causa del déficit de ómnibus interprovinciales.
Tras delimitarse las fronteras con la nueva provincia de Artemisa, el hospital de San Cristóbal, el más cercano a la población de Los Palacios, dejó de prestar servicios a la municipalidad y ahora los pobladores tienen que trasladarse a la ciudad Pinar del Rio, distante a unos 50 kilómetros.
Petronila una vecina de San Diego (la zona más afectada), tiene 75 años, es diabética, con agudos problemas cardiovasculares. Ella explica que para asistir a las consultas médicas está precisada a alquilar un automóvil por 25 dólares, que es más que el salario mensual medio de los cubanos.
Roberto, un obrero agrícola de 27 años, comenta que en el policlínico de la localidad hay una ambulancia para casos de emergencia, pero la batería está agotada. Recientemente, él, doblado con un fuerte dolor apendicular, se vio obligado a empujar la ambulancia para que lo llevaran al quirófano con urgencia.
También los estudiantes del municipio sufren por la falta de transporte y con frecuencia se les ve a media mañana, con sus mochilas, deambulando por las cunetas, a la espera de que un buen samaritano les dé “botella” para aproximarse a sus escuelas.
Lázaro, un trabajador del ministerio del transporte, explica que el problema de San Diego y Los Palacios son solo dos gotas de agua dentro del mar de dificultades en la transportación pública. Revela que de 2000 ómnibus chinos marca Yutong que reforzaron el transporte interprovincial en el año 2006, hoy sólo quedan prestando servicio 400. El resto permanece montado sobre burros en los talleres de “Coyula”, en Santiago de las Vegas, o en “Sandino” y “Caamaño”, en la ciudad de La Habana.
Según Lázaro, las mayores dificultades se detectan en el deterioro de neumáticos y baterías, así como en las inexplicables carencias de petróleo. También afirma que el recurso para sustituir piezas deficitarias consiste en sustraerlas del parque desactivado, acción que en el argot popular llaman “canibalismo”.
Por último, este trabajador del transporte agrega que los técnicos de la Yutong se largaron del país y que el cáncer de la transportación interprovincial ya hizo metástasis también en los ómnibus metropolitanos de Ciudad Habana. Eso sin contar que la “omnipresente corrupción” forma parte básica del problema. Por ejemplo, se ha detectado que algunos choferes venden gomas de repuesto a los camioneros particulares.
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