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Extractos:
El problema estriba en que existe una evidencia cada vez más abrumadora que invita a concluir que el famoso proteccionismo del trabajador opera en realidad en su perjuicio. El resultado de dicho intervencionismo tiene muchas facetas, desde la hipertrofia de poderosos lobbies empresariales y sindicales que viven del dinero de los contribuyentes, hasta el mayor castigo que cabe infligir al pueblo trabajador: el paro. Los famosos “derechos de los trabajadores” son en realidad un lastre para su prosperidad y su empleo. España es un ejemplo particularmente doloroso de este intervencionismo, como se refleja en las cifras de desocupación.
El primero es que el despido libre no generaría como consecuencia el paro, porque el paro lo tenemos ya, con un despido bastante costoso para los empleados fijos. El segundo punto es que los empresarios no quieren despedir trabajadores, y no porque sean buenos sino porque anhelan obtener beneficios, y los beneficios se obtienen contratando gente.
Nótese que se trata de despido libre, no de despido gratuito, que es algo muy diferente. Si el despido fuera libre sería libremente pactado entre el empresario y el trabajador o los representantes que éste libremente escogiera. Desaparecería la negociación colectiva, porque en realidad no es negociación, dado que se impone por la fuerza a empleados y empleadores, y sería sustituida por negociaciones libres entre los trabajadores que así lo deseasen y los empresarios. Los trabajadores que no quisieran ser representados negociarían individualmente todas las condiciones de su contratación y su despido.
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