Vía Ángel Martín.
Extractos:
Una lección clara de la crisis de Suecia es la de abstenerse de proteger a los bancos. Esto podría ser más fácil en la teoría que en la práctica, debido a los riesgos sistémicos, pero lo que es cierto es que el efecto de dejar a los propietarios asumir su propia responsabilidad ha disciplinado a los bancos suecos. Éstos han sido bastante restrictivos en general, a pesar de haber tenido cierta influencia en la burbuja crediticia de los bálticos. El recuerdo del crashde 1992 todavía está vivo para los banqueros suecos y ha evitado satisfactoriamente sucesos como los vistos en Irlanda o Islandia.
El modelo sueco es básicamente el de una economía de mercado con un sistema legal que funciona muy bien. Hasta los años setenta, Suecia no se desviaba mucho de otros países desarrollados en términos de niveles impositivos y de transferencias. Sin embargo, el sector público se expandió y se introdujeron nuevas regulaciones. Incluso se intentó transferir la propiedad de compañías privadas a fondos colectivos controlados por los trabajadores. Aunque esta década puede verse como un paréntesis, Suecia todavía tiene prestaciones e impuestos muy altos.
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