Vargas por Arcadi Espada
El Nobel que susurra. La conciencia cívica por Álvaro Vargas Llosa
La vía China por Arcadi Espada
Arcadi Espada en Gutun Zuria
Ángel y Giorgio (I) por Arcadi Espada
Ángel y Giorgio (II) por Arcadi Espada
Ángel y Giorgio (III) por Arcadi Espada
Madrid, qué bien resistes por Arcadi Espada
Nobel 2010, un premio contra el subsidio a los parados
Bolaños y los pobres por Carlos Rodríguez Braun
«Varguitas», el primero de la clase por J.J. Armas Marcelo
Un día de principios de los 70, lo visité en su casa de la calle Osio, en el barrio de Sarriá, Barcelona. Comimos en la cocina y luego nos sentamos a hablar de literatura en la sobremesa. A las cuatro en punto de la tarde, me dijo que lo sentía mucho pero que tenía que ponerse a escribir. «Me llama el trabajo», me dijo, «tú puedes quedarte aquí, leyendo, hasta las ocho, que termina mi jornada, y después seguimos hablando». Me pasé cuatro horas leyendo unos relatos de Juan Benet, que tenía encima de la mesa del salón, y tomando café colombiano puro que Patricia me servía en tazones, uno detrás de otro, con la sana intención de que no me durmiera antes de que volviera de escribir «Varguitas». A las ocho y unos minutos, entró de nuevo sonriente y nos fuimos a cenar a un italiano, el «Portofino», donde no dejó de hablar de literatura ni un solo momento.
El keynesianismo como un programa de represión por Juan Ramón Rallo
La incertidumbre, el calentamiento y el enfriamiento por Jorge Alcalde
El perfilador por Francisco Pérez Abellán
Alucinan en color por Gabriel Calzada
La Seguridad Social como sistema esclavista por Ignacio Moncada
Un mal argumento del Nobel contra las pensiones privadas por Juan Ramón Rallo
Don't Miss The Invisible Gorilla por Bryan Caplan
Sin novedad desde el Renacimiento por Jorge Wagensberg
No hay comentarios:
Publicar un comentario