Jonathan (Kirk Douglas) hace todo lo necesario para que sus películas sean las mejores; lanza a la fama a un director, una actriz y un escritor convertido en guionista; para más tarde prescindir de ellos o no darles todo lo que desean, tanto a nivel personal como profesional, o apartar de ellos cualquier distracción, cuando él considera que debe hacerlo. A la vez es crítico consigo mismo cuando algo no sale bien. Un personaje embaucador, inteligente, cínico y con visión.
El director es Vincente Minnelli, aunque la película es del estilo de Billy Wilder al ser mordaz, profunda en exponer los comportamientos humanos y rodada de manera sencilla. En glorioso blanco y negro (y una gama infinita de grises intermedios, que decía el maestro Pumares).
Tiene varios momentos duros e impactantes a lo largo de la película, lo que demuestra un guion muy bien estructurado. Aunque todos los actores me gustan mucho, destaco a Kirk Douglas por su fuerza y su manera de reírse; además de a Gilbert Roland que lo borda haciendo de galán.
Un clásico imperecedero del cine que me disfruto cada vez que lo veo.
Thanks, Tom. Sorry for the delay.
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