Matthew Syed escribe sobre cómo funciona la innovación y se posiciona en contra de las sesiones de lluvia de ideas (brainstorm). Su resumen es: "The reason is not difficult to identify. The problem with brainstorming is not its insistence on free-wheeling or quick association. Rather, it is that when these ideas are not checked by the feedback of criticism, they have nothing to respond to. Criticism surfaces problems. It brings difficulties to light. This forces us to think afresh. When our assumptions are violated we are nudged into a new relationship with reality. Removing failure from innovation is like removing oxygen from a fire". El fallo y la crítica son esenciales para que surjan nuevas ideas. Aunque puede haber sesiones de lluvia de ideas que permitan discusión y confrontación de ideas.
Domingo Soriano explica por qué no es bueno para España que haya tantas pequeñas y medianas empresas, ya que las grandes son más productivas, pagan mejor y despiden menos. Por ejemplo, en relación al despido: "[L]as grandes empresas son las que mejor han resistido la crisis en términos de creación de empleo. Rallo apunta a que "entre 2011 y 2014 las pequeñas y medianas empresas (compañías con menos de 250 trabajadores) destruyeron en España 868.000 empleos; en cambio, las grandes empresas (compañías con más de 250 trabajadores) crearon 33.000". Y si ampliamos un poco la perspectiva, las cosas no cambian. Según recoge Eduardo Martínez, del IESE, "en las pymes, la creación neta de empleo durante el periodo 2003-2012 ha sido negativa: crearon 1,2 millones de empleos y luego perdieron 2,2. Por el contrario, las multinacionales crearon 1 millón y perdieron 0,5 millones; por tanto, creación neta de empleo positiva"".
En esta entrevista, Bob Chapman explica cómo gestionar un negocio de manera diferente a lo habitual, así cuando llegó la crisis todos los trabajadores apoyaron a la empresa para reducir gastos sin que hubiera despidos, se tomaron licencias no remuneradas, se redujo el monto de la pensión complementaria por un año, y algunas otras medidas. Involucrar a los empleados es la mejor manera de asegurarse un buen rendimiento, recordando que las dos funciones claves de una empresa son satisfacer a sus clientes y generar beneficios a lo largo de los años.
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