La película Gone girl (Perdida), dirigida por David Fincher, no pasará a la historia del cine. Es floja, no gasten su tiempo ni su dinero. Si quieren ver buenas películas vean las de mi lista, y si quieren ver obras maestras las de ésta.
Pero no fueron dos horas y media perdidas. La película refleja muy bien dos aspectos de la sociedad moderna. Uno de ellos es el poder de la prensa y la capacidad de ésta para influir en las personas. Da igual la verdad, si la prensa sabe vender el producto y la gente traga con él, el éxito está garantizado. En España estamos sufriendo un fenómeno similar con Podemos, mentirosos y con ideas dañinas, pero populistas y aprovechándose de la situación actual.
El segundo aspecto, relacionado con el primero, es cómo la gente confunde la realidad, adaptándola a lo que está diciendo una persona si ésta es capaz de conectar con esa gente. Un ejemplo de lo anterior son los debates políticos en televisión, importa no tanto la lógica y coherencia del mensaje que se transmite como el conectar con la audiencia o trasmitir otro tipo de sensaciones.
Quien no entienda lo anterior estará condenado al fracaso. No importa sólo el mensaje, hay que saber transmitirlo y convencer a los medios de comunicación y la gente de que nuestro mensaje es el correcto.
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