Estimado Roger:
Muy interesante
su artículo. De hecho la web donde lo leo, Sintetia, es la prueba de que el mundo
cambia y el libro se ve afectado. ¿Podría algún libro poner al alcance de los
lectores de este blog la cantidad de información de la que disponemos a diario?
Tal y como indica
en su artículo Nicholas Carr escribió: “Desde hace unos años noto que mi
mente no funciona como antes. Ha cambiado. Y lo noto sobre todo cuando leo:
antes podía sumergirme durante horas en las páginas de un libro. Ahora ya no.
Mi concentración empieza a flaquear tras dos o tres páginas de lectura, dejo de
seguir el argumento y empiezo a pensar en hacer otras cosas. La lectura en
profundidad que antes era algo normal ahora se ha convertido en un esfuerzo”.
Yo soy mucho menos importante que Nicholas Carr pero me pasa justo lo
contrario que a él. Cada día leo más y estoy interesado en más cosas y me
concentro mucho, pero en lo que me interesa. Leo libros, pero tengo que estar
muy seguro de lo que escojo. Hay más competencia y si un libro no está
recomendado por la gente que me inspira confianza ni siquiera lo empezaré,
quizá no sea excelente pero al menos debe despertar ideas en mí que hagan que
merezca la pena el tiempo empleado.
Totalmente
de acuerdo cuando escribe: “la necesidad de aprender y de formarse sigue vigente, pero puede ser que
el libro haya dejado de ser el mejor vehículo para la transmisión de ciertos
conocimientos”. Los
patrones han cambiado y eso debería hacer que la industria del libro sufriese
un terremoto. ¿Se ha dado eso? No. ¿Se pueden encontrar libros
electrónicos con música, vídeos, audios y enlaces? Pocos. El único que conozco
es este llamado Blook: AlyHerscovitz, cenizas en la vida europea de Josep Pla. ¿Seguirán llamándose libros
esos futuros formatos?
¿Alguien piensa
que las generaciones que vienen van a querer papel o el mismo formato que ha
venido usándose durante los últimos 500 años? ¿Por qué el libro sigue siendo
básicamente lo mismo? Hay que darle valor agregado. Cambiar y experimentar.
¿Dónde están esos editores con nuevas ideas?
El papel sigue teniendo su público pero hay que prepararse
para el futuro. Sino nos arrollará y luego lloraremos. Preparémonos para la
ola, cabalguemos sobre ella para no acabar engullidos.
Sigue el artículo
con esta afirmación de Maryanne Wolf: “Lleva tiempo pensar en profundidad sobre
una información y estamos acostumbrándonos a pasar en seguida a la siguiente
distracción. Me preocupa que los circuitos que nos permiten la habilidad de la
lectura se atrofien en los adultos y no se formen del todo en los jóvenes”.
Pues evitemos que la gente se distraiga. Captemos su atención. Quizá el
problema no está sólo en la gente sino en que no nos están ofreciendo algo que
nos haga pensar en profundidad.
Maryanne
Wolf de nuevo: “Tras
días de lectura en la web y de contestar cientos de email un día me senté a
leer un texto de Herman Hesse y no pude. Pasar de la primera página se
convirtió en una tortura. Me encontré a mí misma saltando de frase en frase sin
terminar ninguna y buscando palabras claves para leer a la máxima velocidad
posible. Tuve que obligarme a ir más despacio y a leer con mayor concentración,
tal y como siempre había hecho”. Quizá estaba cansada. Quizá el problema sea
leer a Hesse. Quizá Hesse no ofrece respuestas al tipo de problemas que se plantean
en la actualidad. Quizá aburra y no sea un problema de concentración. Además, las
experiencias de una sola persona no deberían tenerse en cuenta a la hora de
valorar este tipo de cuestiones.
En el artículo: “Y ello acarrea un peligro: ganamos en rapidez, pero
perdemos en profundidad. O, como tan bien ha expresado Edward Tenner, corremos el riesgo de que
una tecnología brillante como es Internet ponga en peligro la propia capacidad
intelectual que ha sido capaz de crearla. Ello no significa, no obstante, que
no valoremos la amplitud de contenidos y la facilidad de consulta que Internet
aporta a nuestra sociedad, sino que debemos ser conscientes de sus ventajas e
inconvenientes”. La última parte del párrafo es una gran verdad, todo tiene sus
ventajas e inconvenientes pero, en el caso de Internet, las ventajas superan con
mucho a los inconvenientes. El acceso a todo tipo de información es brutal. Por ejemplo, la cantidad de cursos y conocimiento que hay a nuestro
alcance es colosal.
El
conocimiento y la manera de gestionarlo será diferente. Ya no necesitaremos
clases magistrales, o alguien que nos explique las cosas paso a paso.
Necesitaremos facilitadores, gente que nos muestre el camino y que nos ayude
con las dudas, pero tendremos que ser autosuficientes, porque el material está
ahí y es para todos.
Gracias
y saludos.
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