¿Es bueno que los políticos puedan tomar las decisiones que deseen una vez que están en el poder, o es mejor que simplemente desarrollen una labor burocrática y que sus decisiones se limiten a arreglos cosméticos?
Tal y como expuse en una entrada anterior, que el gobierno de turno sea confiable, estable y tenga una planificación es muy positivo para el buen desempeño de un país, y creo que el estar encorsetados por la firma de acuerdos con otros países es positivo.
La Unión Europea es una buen ejemplo. En la reciente crisis ningún país que perteneciera a la misma ha podido hacer lo que quisiera, se han visto obligados a respetar una serie de imposiciones que venían de los más poderosos dentro de la unión, es decir, los que más aportan en términos económicos.
Los tratados de libre comercio aportan ese grado de rigidez en las decisiones políticas, e inciden de la misma manera que lo hace la Unión Europea. De tal manera que las reformas laborales, bancarias o de otro tipo se ven condicionadas por ese acuerdo.
No tener derivas populistas o tomar malas decisiones no está asegurado por la firma de estos acuerdos, pero no cabe duda que dificultará saltarse las reglas porque saltarán muchas alarmas y muchos países y empresas presionarán para que no se salgan del camino.
Un ejemplo paradigmático fue la aceptación por parte de Chile y Perú del fallo de la Corte de La Haya, para la delimitación marítima en su frontera. No había acuerdo, acudieron a una instancia a la que ambos reconocían, y se acabo el problema. Sin guerras, sin disputas, sin pensar más sobre el tema.
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