Enlaces 14.02.2014
¿Por qué los Pactos de la ONU? Por Antonio Rodiles.
Promover la falsa esperanza de que un régimen como el actual evolucionará de forma natural a una democracia moderna, es cuando menos ingenuo, sobre todo si lo que salta a simple vista es la construcción en Cuba de un capitalismo autoritario, sostenido en la violencia de Estado, la corrupción y el clientelismo político. Otorgar gratuitamente capacidad de maniobra a quien no entiende de respeto y ética y que de inmediato muestra su perfil delincuencial, es un error.
¿Son malas todas las caídas del PIB? Por Manuel Conthe.
Conclusión: la Contabilidad Nacional se basa en ciertas simplificaciones, supone constante la productividad del sector público y trata por igual cada euro de PIB. A mi juicio, sin embargo, a la hora de enjuiciar las variaciones del PIB hemos de ser más sutiles y tener presente que hay aportaciones al PIB que son un mero espejismo económico y no reflejan una genuina aportación de valor a la colectividad.
De sexo, burdeles y prostitutas, por María José Villaverde.
Hoy, a la vez que la Red ofrece la mayor oferta de sexo y pornografía nunca imaginada, se prohíbe paradójicamente o se penaliza la prostitución en la mayoría de los países, lo que da pie a un comercio del sexo opaco, insano y controlado por las mafias. Sería deseable, en aras de la transparencia y la salud pública, legalizar la prostitución lo mismo que se hizo en Estados Unidos con el alcohol y debería de hacerse con las drogas. En enero pasado, un grupo de prostitutas ibicencas dio el primer paso constituyendo una cooperativa que cotiza a la Seguridad Social. Si a los ciudadanos se les considera suficientemente racionales para poder elegir a sus gobernantes, no veo por qué el Estado debe tratarlos en el terreno íntimo como niños incapaces de saber lo que quieren y necesitados de tutela.
Vaticano: ¿curas borrachines o estadísticas mal calculadas? Por Josu Mezo.
En definitiva, si hay un lugar en el mundo donde cualquier estadística “per cápita” es poco fiable, ese es el Vaticano. Ni el consumo de vino, ni el de agua, ni el de electricidad, ni de casi ninguna otra cosa, tendrá una proporción normal con su población residente, ya que la población flotante, entre trabajadores y turistas, es casi veinte veces mayor. De hecho, por la misma razón, el Vaticano tiene otro récord divertido: el de criminalidad. Los carteristas suelen hacer de las suyas en la Plaza de San Pedro, provocando unos cientos de denuncias cada año... Pocas, para los millones de visitantes. Pero muchísimas, para los 800 residentes, dando lugar, algunos años, a una tasa de criminalidad de 1,3 delitos por habitante. La más alta del mundo.
La libertad en las calles, por Mario Vargas Llosa.
El historiador mexicano Enrique Krauze recordaba hace algunos días el fantástico dispendio que ha hecho el régimen chavista, en los 15 años que lleva en el poder, de los 800.000 millones de dólares que ingresaron al país en este periodo gracias al petróleo (las reservas petroleras de Venezuela son las más grandes del mundo). Buena parte de ese irresponsable derroche ha servido para garantizar la supervivencia económica de Cuba y para subvencionar o sobornar a esos Gobiernos que, como el nicaragüense del comandante Ortega, el argentino de la señora Kirchner o el boliviano de Evo Morales, se han apresurado en estos días a solidarizarse con Nicolás Maduro y a condenar la protesta de los estudiantes “fascistas” venezolanos.
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