Nos guste o no, el trabajo infantil es, en muchos países, un mal menor frente a males mayores, como la prostitución infantil. Aunque queramos eliminar un problema con una ley, el problema seguirá existiendo.
Xavier Sala i Martín lo explica aquí, y concluye que: "Países como México o Brasil tienen programas públicos que pagan un salario a los niños por ir a la escuela y sacar buenas notas, y quizá ése sea un modo de salir del pozo a corto plazo. A la larga, sin embargo, la única solución es el crecimiento económico. Y, en ese sentido, la globalización no sólo no es responsable de la explotación sexual de menores, sino que forma parte de la solución".
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