Lecturas 16.04.2013

República Centroafricana, el país más triste del mundo, por José Carlos Rodríguez Soto.

¿En qué rincón del mundo ocurre todo esto? Imagine un país tan grande como España y Portugal juntas, habitado por sólo cuatro millones y medio de habitantes, que produce diamantes, oro y uranio, donde llueve diez meses al año y cubierto de enormes bosques y tierras fértiles. Si piensa que en una nación así sus ciudadanos tendrán un nivel de vida envidiable, espere a escuchar la segunda parte: se trata del segundo país más pobre del mundo (o por lo menos así era considerado en 2012, ahora seguramente ocupa el primer puesto: es decir, el último), su esperanza de vida no supera los 39 años, la mitad de los niños no están escolarizados y muchos de ellos tienen problemas serios de desnutrición. Este lugar se llama República Centroafricana y acaba de sufrir, por enésima vez, una guerra que ha sumido a su población en el pánico total. En diciembre del año pasado la revista Forbes Internacional lo catalogó, por tercer año consecutivo, como el país más triste del mundo.

Educational Freedom, by Arnold Kling.

When we think of school, we think of learning that has coordinates in time and space. I took algebra in 8th grade in Clayton, Missouri. I attended college in Swarthmore, Pennsylvania from 1971 to 1975. However, outside of school, learning can take place anywhere, at any time. The Internet makes us keenly aware of this fact, and as Richardson points out, traditional classrooms can seem backward and stifling when compared to what we can learn by ourselves using the Web.

El embalse de Guadalcacín: un coloso a punto de rebosar

Hoy, 5 de abril, el embalse de Guadalcacín ha alcanzado su cota histórica llegando a contener 788,45 hm3, con lo que supera el 98,5% de su capacidad calculada en 800 hm3. Aunque no hay previsiones de lluvia para mañana y los próximos días, todavía recibirá los caudales de los ríos y arroyos de la zona con lo que el riesgo de alcanzar su máxima cota y de que rebose la lámina de agua por el aliviadero es real. Hace tan solo unos años mostraba los niveles que pueden apreciarse en las fotografías, tomadas en abril de 2004 y abril de 2008 respectivamente, que contrastan con la que pudimos captar en la tarde de hoy.



Orgía de sangre, por Arcadi Espada.

Esta nota de Bernard Lugan, a la que llego gracias a Fábregas, pone los pelos de punta. Es cierto que la hipótesis de que el genocidio ruandés fue espontáneo tiene indudables consecuencias políticas respecto al papel que desempeñaron Francia, Estados Unidos y Gran Bretaña, y que describe Lugan. Y es cierto también que la muerte del presidente Habyarimana no ha sido investigada y esa desidia es una vergüenza del tipo realpolitik. Pero el estremecimiento va mucho más allá de la política. Si el genocidio ruandés fue espontáneo, y desencadenado a partir de la muerte del presidente Habyarimana, las complicaciones sobre la naturaleza humana crecen. Ochocientas mil personas pasadas a machete en cuatro meses, sin un cerebro ordenador, sin obediencia debida a la que acogerse, todo ejecutado con el capricho, el apetito y la furia de una orgía (orgía de sangre en puridad alejada del tópico), suponen una hipótesis de trabajo sobre la masa que admite pocas equivalencias.

Recordando a Robert Solow, por Cándido Pañeda.

Así, de acuerdo con los resultados expuestos en su segundo artículo clave sobre este tema (“El cambio técnico y la función de producción agregada”, 1957, Review of Economics and Statistics), la clave del crecimiento está, justamente, en la tecnología, que se presenta como la variable fundamental para explicar lo que posteriormente se denominó “el residuo de Solow” (la “productividad total de los factores”), que, además, se puede cuantificar gracias a su “contabilidad del crecimiento”.

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