Lecturas 14.12.2012

La refutación definitiva de la teoría de la sobreproducción, por Juan Ramón Rallo.

En efecto, los defensores de la teoría de la sobreproducción caen en el error de sugerir que el problema es la falta de empleo, pero ¿empleo para qué? ¿Para producir todavía más? Al final, hemos de regresar a la Ley de Say: la manera de comprar mercancías es ofrecer mercancías. Por consiguiente, el problema no puede ser nunca que producimos demasiado de todos los bienes, sino demasiado de algunos (viviendas) y demasiado poco de otros (mercancías exportables, materias primas…). Es decir, no sobreproducciones generalizadas, sino sobreproducciones parciales y sectoriales: las malas inversiones que tan bien describe la Escuela Austriaca.

10 Things I Learned in My First 10 Years of Parenting, by Bryan Caplan.

9. Expressing anger at your children is counter-productive. It undermines your authority and gives wayward children hope of besting you.

El ministro, el obispo y el editorialista, por Carlos Rodríguez Braun.

En primer lugar, porque la política no incluye a todas las partes; por ejemplo, en este caso de la paralización de los desahucios, el coste repercutirá en los demandantes de crédito y en los deudores que, ante el estupor del ministro Margallo, cumplen con sus contratos, y sus intereses no son armonizados ni tenidos en cuenta por nadie. Y en segundo lugar, algo que la corrección política no se atreve ni a barruntar: la forma de armonizar realmente los intereses de todos es dejar a todos en paz.

“Democracia” a lo cubano, por Orlando Freire Santana.

Una vez concluida la lista definitiva de precandidatos, vendrá la nominación por las asambleas municipales del Poder Popular. Y, por último, tendremos la votación popular el venidero 3 de febrero. Una votación que estará precedida, como siempre, por una abrumadora y única propaganda— por supuesto, no se tolerará una sola voz que diga lo contrario— a favor de que los electores voten por todos los candidatos que aparezcan en las boletas.

I+D: ¿La Solución?, por Xavier Sala i Martín.

Es decir, el éxito de Apple viene no tanto de su creatividad sino de la implementación y la comercialización de esa creatividad: gastar en I+D e inventar nuevos productos no sirve de nada, no aumenta la productividad, no crea riqueza ni puestos de trabajo ni beneficios para el inventor o el usuario si no hay clientes que los compren. O dicho de otro modo, el proceso de innovación empresarial requiere mucho más que gastar en I+D y los gobiernos que se obsesionen con gastar dinero público en I+D sin invertir en “todo lo demás” no van a conseguir que sus economías sean innovadoras. Y mucho me temo que las autoridades europeas, obsesionadas como están aumentar el ratio I+D/PIB, se van a llevar un chasco al ver la poca innovación que sus billonarias inversiones en I+D acaban generando.

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