Los expertos ven margen para ahorrar, por John Müller.
Alberto Alesina, uno de los expertos que más ha estudiado los ajustes fiscales, acaba de publicar un artículo titulado The Kindest Cuts (Los recortes amables) en City Journal, la revista trimestral neoyorquina. En él reitera que es clave para el éxito de un ajuste fiscal que éste se base en recorte del gasto público y no en subidas de impuestos. «Las dos formas de reducir el déficit tienen efectos enormemente diferentes: recortar el gasto desemboca en pequeñas y cortas -si las hay-, recesiones, mientras que elevar los impuestos causa recesiones prolongadas». Todo indica que nosotros hemos tomado el camino de en medio, pensando que ahí está la virtud. El resultado es que tendremos una recesión mediana, ni corta ni prolongada, si no se tuercen las cosas.
Tras la guerra se desató la barbarie, por Tereixa Constenla.
El caos, la violencia y el odio camparon del este al oeste y del norte al sur. El historiador británico sostiene que semejantes elementos explican el éxito del comunismo y el auge de los nacionalismos para limpiar de minorías sus territorios. Ante este retrato desolador de lo que llegaría a ser el continente más admirado en décadas posteriores, Keith Lowe introduce algo de optimismo: “Europa ha hecho las cosas bien para refrenar lo que venía del pasado. La Unión Europea ha sido el antídoto contra los nacionalismos. Aunque la integración no es un proceso perfecto, mejora la situación”.
The Kindest Cuts, by Alberto Alesina.
The obvious economic challenge to our contention is: What keeps an economy from slumping when government spending, a major component of aggregate demand, goes down? That is, if the economy doesn’t enter recession, some other component of aggregate demand must necessarily be rising to make up for the reduced government spending—and what is it? The answer: private investment. Our research found that private-sector capital accumulation rose after the spending-cut deficit reductions, with firms investing more in productive activities—for example, buying machinery and opening new plants. After the tax-hike deficit reductions, capital accumulation dropped.
El huracán de intervencionismo que recorre Nueva York, por Ignacio Moncada.
Si, por cualquier motivo, no hay posibilidad de ofrecer la misma cantidad de bienes que en circunstancias normales, no se puede consumir al mismo ritmo de siempre. Así de simple. Es necesario que los precios se ajusten para que esos bienes escasos se asignen a aquellos consumidores que más los demandan. Como decía David M. Brown en el artículo anterior, "si eso es rapacidad, bienvenida sea". Bloquear este mecanismo de precios produce un grave impacto sobre la asignación de bienes. Cualquiera que haya estudiado un mínimo de economía, o simplemente tenga sentido común, sabe que limitar las subidas de precios, sean éstas repentinas por un cuello de botella puntual, como es el caso de un huracán, o por circunstancias más duraderas, provoca una cosa muy simple: desabastecimiento.
Entrevista a Steven Pinker, por Eduardo Lago.
P. En su libro discute la idea de una Paz Capitalista, ¿cree en la existencia de algo así?
R. Es una idea herética, que me ha causado regocijo comprobar que procede de Noruega y Suecia, lo cual le otorga una cierta legitimidad. En mi opinión se trata de una constatación empírica, que no guarda ninguna relación con cuestiones ideológicas. Los datos empíricos dan a entender que los países capitalistas son menos proclives a embarcarse en guerras. Que alguien de mi generación, forjado en los ideales de la década de los sesenta, con su fuerte sentimiento antibelicista, diga algo así, puede resultar chocante. Para mi generación capitalismo y guerra eran nociones intercambiables, pero las estadísticas dan a entender que la idea no es ningún despropósito. Desde que China, que no es un país democrático, se hizo capitalista a finales de los ochenta, no se ha vuelto a ver involucrada en ninguna guerra. Si el objetivo es ganar dinero, no reparar injusticias ancestrales, no la gloria nacional ni la venganza en nombre del honor patrio, la guerra pasa a un segundo plano. No digo que los datos que avalan esa hipótesis sean incontestables, pero creo que es una hipótesis digna de tenerse en cuenta. En ese sentido, me parece altamente significativo que la Unión Europea haya sido recientemente galardonada con el Premio Nobel de la Paz.
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