A quién votaría en las elecciones egipcias

por Jordi Pérez Colomé.



Hoy empieza la segunda vuelta de las elecciones presidenciales egipcias. Durarán dos días. Los votantes tienen solo cuatro opciones: votar al representante de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Morsi, o al último primer ministro de Hosni Mubarak, Ahmed Shafiq, el voto nulo y la abstención.
Me gusta la tradición del periodismo británico de ponerse en el mismo problema que los electores y definir sus argumentos. Ayer en Tahrir me preguntaron varias veces “¿tú qué harías?” Voy a tratar de responder.

No me abstendría. Las elecciones no son limpias como en países con más tradición, pero es lo más libre que puede haber ahora. Quizá en el futuro haya un momento más adecuado para celebrar elecciones. Pero de tanto esperar igual no llega nunca. Las garantías son hoy razonables y es mejor aprovecharlas. Hoy la única esperanza de Egipto para evitar más violencia es la confianza de la mayoría en que si el nuevo presidente no cumple van a poder cambiarlo en cuatro años. Si eso no ocurre, habrá que pasar a medidas más expeditivas.

Quedan tres opciones. Hay que basar el voto en esta suposición difícil de confirmar: ¿qué será menos malo: un presidente afín al antiguo régimen o un islamista? Los Hermanos Musulmanes merecen más el beneficio de la duda, pero su actitud tras la revolución ha sido poco ejemplar. En lugar de llegar a acuerdos con partidos seculares para presionar más al ejército, han optado por los caminos donde podían sacar más partido. La política es así, pero han desaprovechado la buena voluntad temporal de la transición. La inocencia ha desaparecido.

Pero lo que ocurrió ayer les puede hacer merecer más votos. La disolución del Parlamento islamista deja todo el poder en manos de los militares. Si gana Shafiq, la junta militar dejaría el mando a un presidente afín. Tendrían además los poderes legislativos del Parlamento y la capacidad de nombrar la Asamblea que redactará la nueva Constitución. Todos los egipcios con los que he hablado me han dicho que una presidencia de Shafiq nunca llegará al nivel de poder o represión de Mubarak. Pero no es una excusa suficiente. Shafiq es más poder en las mismas manos de siempre. Es una opción mala.

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