Querida doña Pilar,
Con lo simpática que estuvo usted conmigo el día que la conocí, buena mujer... Qué feo lo que ha escrito usted sobre mí en La Vanguardia, qué feo. Pero bueno, vamos a ver si lo arreglamos un poco.
Ya supongo que estar a su nivel intelectual es tarea casi imposible, pero déjenos pensar un poco a los que no pensamos como usted, por favor. No intente anularnos de entrada. Encerrarnos en un sector. Darnos sentencia. Todo eso está hecho fatal. Y tampoco se sulfure tanto; ni se equivoque tanto; ni insulte tanto.
Ay Pilar, Pilar... Qué nombre más bonito, por cierto. Supongo que sabe lo que decimos en Catalunya, mira't a tu i no diràs mal de ningú! Resulta evidente que quien insulta anda mal de argumentos. Y la verdad es que en su brillante artículo hay de todo, menos argumentos. Pero yo voy a darle alguno ahora. Y además, con todo cariño, respeto, tranquilidad y consideración.
Mire usted, trabajo muy duro desde los 20 años. Estudié administración de empresas en EE.UU., tras hacer el servicio militar como voluntario en el Ejército del Aire (aunque podría haberme librado al ser huérfano de artillero). En la universidad americana, trabajaba en la cafetería varias horas al día para ayudarme a pagar los estudios. Al regresar a España, monté la empresa TeleSat, pionera en la venta e instalación de antenas parabólicas. Me fue muy bien, aunque fueron años de trabajo intenso donde por las mañanas vendía antenas encorbatado y, por las tardes, las instalaba con mis empleados subidos por los tejados de Barcelona o Bilbao. Seis años más tarde monté otra empresa, esta vez de telefonía móvil (también pionera en España). Paralelamente, comencé a hacer negocios inmobiliarios (llevo 25 años en esta actividad) especializándome en atraer inversores europeos a comprar propiedades en España.
Hace tres años fundé otra compañía, ésta dedicada a la compra de teléfonos móviles usados que luego arreglamos y revendemos en países emergentes. Conozco lo que significa vivir en la oficina. Literalmente, dormir en la oficina (en el suelo) durante meses con jornadas de 20 horas. Sé qué es arriesgarlo todo; la frustración del fracaso empresarial y también la alegría del éxito soñado, buscado, luchado, merecido y logrado. Asumo riesgos desde siempre. En todo. Mis expediciones son mi recreo y premio, pero como es lo único que trasciende a quien no quiere molestarse en informarse bien, pues efectivamente nos encontramos con sus vacuos, simplones y estériles comentarios.
Sobre lo que afirma que "me aprovecho", estamos en las mismas. Es sencillísimo soltarlo sabiendo que no voy a poder defenderme. Pero fíjese, desde 1982 que empecé a navegar he realizado 38 travesías consiguiendo 11 récords del mundo. Las hago por pasión, afición y amor al deporte y la expedición. Siempre supeditando el apoyo de los patrocinadores al éxito de mis desafíos, asumiendo yo personalmente el 100% del riesgo financiero (además del de la propia vida), siendo el único expedicionario o deportista que conozco que actúa así. Ya me dirá usted a mi dónde me aprovecho yo y en qué.
Quizá le parezca que a nivel social el matrimonio de mi hermano menor me ha podido beneficiar. Pues mire usted, no sólo no me ha beneficiado en absolutamente nada, sino que ha supuesto una verdadera losa en mi vida. Una auténtica desgracia para mí, ya que me supuso pasar a ser "conocido" para el gran público, algo que representa un calvario para quien nada tiene que ganar en ése ámbito como es mi caso: no soy cantante o actor, ni me dedico a una profesión que necesite de la fama para triunfar. Ya me dirá para qué me sirve a mí la fama cuando intento convencer a un ruso para que compre un apartamento en Salou... Y en mi vida deportiva, sólo me sirve la fama conseguida por mí mismo en ese ámbito. Es lo único positivo para mi autoestima y para mis patrocinadores (que en todo caso apuestan a caballo ganador, con lo que no les afecta).
A nivel de mi ámbito social o empresarial, ya era conocido (en el pequeño y limitado entorno interesante para mí) antes de ese matrimonio. Algunas veces, en los 80, la prensa económica me trataba como “joven empresario” cuando monté TeleSat u otras empresas. Jamás fui elhermano de nadie. Y en el ámbito deportivo, lo mismo. Si mira en las hemerotecas comprobará que la prensa deportiva me llamaba en 1992 "El Induráin del mar" o "El otro Induráin" por mis travesías, que inicié 14 años antes de ese matrimonio...
Socialmente y moralmente estaba en el mismo lugar donde estoy hoy. Seguro que influye la enorme suerte de haber tenido los padres que tengo y también los abuelos. El materno fue un magnífico y ejemplar Magistrado del Tribunal Supremo y el paterno, ministro de Fomento, de Guerra, Alcalde de Madrid, Académico y Diputado en tiempos de Alfonso XIII. Tengo el mismo tipo de amistades y quiero a la misma gente. También conduzco el mismo coche desde hace 25 años. Insisto, ya me dirá usted de qué me aprovecho, cuándo, cómo y de qué manera... Porque usted lo suelta y ahí queda. Fuerte desgracia...
Ahora vivo con mi mujer en Rusia porque ella no aguanta de los españoles demasiadas actitudes, insultos, envidias y mala energía como la que destila a borbotones su artículo contra mí. Algo con lo que también ha conseguido hacerle daño a ella. Yo ya estoy vacunado, llevo aguantando desde el 95. Pero ella no. Aquí sí le voy a exigir una reparación.
Vayamos al motivo de sus nervios. Ustedes, los de la casta, no están acostumbrados a que nadie se ponga en pie. Han logrado crear un pensamiento único y que nadie les tosa. Reescriben la historia y lo mismo hablan de 1.000 años de "historia propia" como esconden lo que ocurrió en la Puerta del Sol el 12 de Abril del 31 (no el 14, sino el 12). Amedrantan a quien se sale de sus líneas; su artículo hoy es viva muestra. Pero todavía hay personas dispuestas a vivir en libertad. Gracias a Dios.
Por eso, el pasado miércoles en Moscú le dije al conseller algo tan sencillo como que en mi opinión sería más bonito, justo, lógico, inteligente y rentable, promocionar Catalunya en Rusia dentro del pabellón de España. Y esto les está sacando a ustedes de quicio. ¡Pero es algo muy fácil de entender y de puro de sentido común! Por muchas razones. Entre otras, para ahorrar costes (empleados, viajes, dietas, alquileres, etc.). Ya sabe que estamos en quiebra y lo que pasa en los hospitales. Para aprovechar la "marca España" (conocida por todos los rusos).
Y como me decía un turoperador de Moscú que venía conmigo, mandar un mensaje al turista ruso de que en España está Barcelona (por ejemplo). Porque tiene que entender usted (le guste o no le guste) que al turista ruso lo que le hace ilusión es ir a España. Es lo que le apetece. La idea de viajar a España es un sueño para muchos rusos. Vivo aquí y lo sé. Es así de simple. Es lo que me comentaba, frustrado e incrédulo, el turoperador ruso. ¡Por qué renunciar a ésa realidad!
Y por supuesto que al ruso también le hace toda la ilusión ir a Barcelona. Y a Sevilla. Y a Palma o Madrid. Y no pasa nada, porque España es de Catalunya y de los catalanes. España es propiedad de las personas que viven en Barcelona o Cadaqués. Igual que España es al mismo tiempo la propiedad de las personas que viven en La Palma, Santurce, Vigo, Granada o Formentera.
Le invitaría a que reflexione y corrija su error de hoy. Será más libre y feliz. También mejor persona. Y si además, quiere disculparse, eso la honrará. En todo caso, yo de antemano la perdono de corazón.
Se me olvidaba agradecerle el piropo de "adolescente permanente", lo único que he de puntualizar es que “no voy” de adolescente permanente como usted dice; soy un adolescente permanente. Y lo logro manteniéndome joven y con ilusión. Estoy encantado porque con 50 me echan 35. Las claves son dos y se las voy a decir: 1. No hacer nunca daño a nadie e intentar ayudar al débil siempre. 2. Estar enamorado de una persona de alma buena, inteligencia clara y mirada limpia, mi mujer Ekaterina. Y de paso, no fumar, no beber, hacer deporte, comer sano, beber mucha agua, no tomar nunca en serio a quien insulta, etc.
Un abrazo.
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