Sobre la responsabilidad de los individuos

Arcadi Espada.


1. El titular del periódico es gramaticalmente impecable:

«Consuelo Ordóñez desmerece a la ciudad por respaldar a los presos de ETA»

Pero en el habla de todos desmerecer tiene un oscuro punto de injusticia. En realidad al que se desmerece... no se lo merece.

Yo no lo habría elegido. Pelillos a la mar. La frase de Consuelo Ordóñez merece un monumento: «Una ciudad que homenajea a los asesinos en serie en vez de a las víctimas no puede optar más que a la capitalidad de la indignidad europea.»

Esa es la cuestión. San Sebastián, la mayoría de sus habitantes. La responsabilidad individual. La indignidad votada y refrendada, que ayer subrayó la señora Ordóñez, la señora Ana Iribar y el único diputado Toni Cantó, sensible y ejemplar al decir ayer, en el acto de homenaje a Gregorio Ordóñez, que todos los diputados de la Cámara deberían haber estado allí. Vivan los tres.

2. La socialdemocracia aplaude con una mano al FBI, por lo que pudiera pasar, mientras con la otra se enjuga las lágrimas por los pezqueñines de Megaupload, que tenían allí guardaditos todos sus archivitos, y ahora, vaya por dios, no pueden entrar en la página a recuperarlos. Oh! Al parecer estaban en las nubes, todo esos pezqueñines. Ellos que creían que Megaupload era una honrada caja de seguridad para sus panochas, y se trataba del cubil de un presunto gordo. Pobrecitos. Ellos también tenían allí sus robos guardados. ¡No es justo perseguir al usuario! Como de costumbre todo está perfectamente exhibido en la prensa socialdemócrata, se pregunta ahora por la desconfianza que empezarán a inspirar en el usuario los cobijos honrados de la nube. Un razonamiento que imita en envergadura aquell que diu que una vez detenido el perista la gente entra con particular desconfianza en El Corte Inglés.

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