«Jaron Lanier, ya de vuelta de sus dilatados años de tumulto: "Si quieres compartir cualquier cosa con alguien antes debes ser alguien".»
«Cualquier cosa parece nueva al convertirse en digital. Así la actividad conmemorativa se ha desplazado ahora a los temibles especiales digitales, una suerte de filminas low cost, que repiten con el énfasis característico de cualquier juventud los tópicos más gastados del asunto. Y cuyos relatos caen de bruces en el mayor peligro que acecha a las historias terribles: una inesperada banalidad.»
«El rugido analfabeto y deforme de la masa ha ahogado el silabeo del invididuo. Ésta es, también, la tesis principal de Jaron Lanier (…). Nada que ver con las jeremiadas Carr y su «internet nos ha vuelto estúpidos». Lanier sabe de lo que habla, no en vano fue uno de los 12 Apóstoles digitales, por así decirlo. No comparto el tono siempre ligeramente apocalíptico que profesa el arrepentido. Creo que acabaremos encontrando una estrategia para derrotar el totalitarismo de los bárbaros.»
«Esa apreciación sumamente perspicaz de que para ensalzar la inteligencia del ordenador el hombre rebaja la suya propia, y sus exigencias y sus expectativas. Absolutamente de acuerdo. Pero no solo con el software elemental de la máquina. El uso de las redes sociales es un ejemplo conspicuo de esta inteligencia demediada. La red es lista en la medida en que tú te haces un poco más imbécil.»
«Lanier. Está convencido de que, tras el fascismo y el comunismo, la nueva amenaza es el totalitarismo digital. Es probable. Lo que yo me pregunto sobre el rebaño digital es qué sucederá realmente cuando sea un rebaño. Hoy, al menos en España, solo se trata de unos cuantos grupos unísonos. Pero la cuestión realmente inquietante es lo que sucederá con las grandes masas hoy todavía aparcadas en la televisión, y al margen de cualquier interactividad digital. La cuestión es que ya no parece haber grandes reservas de inteligencia que aportar a la conversación internáutica; pero fuerza bruta la hay a toneladas, acechando. Imaginémosla, además, cuando esta sea una sociedad realmente en red y no este simulacro con tantos pozos negros de cobertura. Pensémoslos cuando la señal sea realmente móvil y constante.
"Si te interesa saber lo que sucede realmente en una sociedad o ideología, sólo tienes que seguir la ruta del dinero. Si va a parar a la publicidad y no a los músicos, los periodistas y los artistas, entonces esa sociedad está más interesada en la manipulación que en la verdad o la belleza. Si el contenido carece de valor, entonces la gente comenzará a volverse estúpida o insustancial".»
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