Uno de los problemas más arraigados en la Universidad española es el bajo nivel de competencia existente entre sus centros y profesorados. Apenas hay incentivos que permitan distinguir de forma sistemática entre prestigiosos y mediocres investigadores / docentes. Tampoco existen penalizaciones relevantes por parte de los poderes públicos que recorten radicalmente los presupuestos de aquellos departamentos con productividad científica insuficiente. Sin embargo, dado su desafortunado carácter asambleario, lo que sí existen son incentivos que favorecen comportamientos estratégicos por parte de colectivos interesados en perpetuar sus privilegios mediante el apoyo cautivo de sus colegas en situación precaria.
Resulta imprescindible adoptar medidas urgentes para corregir este peligroso rumbo. Entre ellas: 1. Introducir mecanismos claros de premio y castigo que permitan la discriminación real entre los profesores universitarios de acuerdo con estándares internacionales de calidad; 2. Penalizar en muchas disciplinas la contratación de profesorado formado en la propia institución; 3. Limitar el número máximo de años que un profesor pueda estar como contratado antes de obtener la acreditación como titular;4. Eliminar un gran número de programas de doctorado que no alcancen unos mínimos reconocidos de calidad; 5. Implementar incentivos a la movilidad del profesorado, eliminando las trabas burocráticas; 6. Fomentar los rankings de departamentos y no de universidades (los campus de excelencia no tienen sentido), y 7. Eliminar los precios públicos de los másteres, introduciendo una competencia mucho más directa entre departamentos, permitiendo financiarse a los mejores sin depender de dinero público.
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Fuente: Nada es gratis.
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