Como casi siempre Arcadi Espada dando en la diana. Los que matan son los delincuentes, ETA en España y el crimen organizado en México. Ellos nos destruyen, nosotros nos defendemos. Hay una lucha contra los malos, los buenos somos los que defendemos la convivencia civilizada y no matamos a otras personas para imponer nuestras ideas y criterios. Esta vez se rompe la regla y sí hay buenos y malos.
Artículo completo de Arcadi Espada:
En Méjico han matado a más de 35.000 personas. Y hace unos días al joven hijo del poeta Sicilia. Esto quiere decir que han llegado los poetas. Este tipo de frases: «Estamos destruyendo lo mejor de nuestra gente, de nuestros muchachos» ¿Estamos? ¿Quiénes? Otra frase. Una escritora: «La prensa internacional está dando la imagen de que en México hay una guerra contra el narco. No hay buenos contra malos, hay mucho más que eso». Lo que sólo quiere decir que los malos son los buenos. Echémonos a temblar. En España tenemos una gravísima experiencia con los poetas y el terror. La primera de sus poses es que las cosas son más complicadas. ¿Quién podría dudarlo? Que la vida es complicada sería una frase si hubiese una no-vida para compararla. La segunda es la equidistancia. El puro reflejo del buen burgués, le demi point calentito. Una pose y otra viven a cuenta del gran ídolo poético, que es la ambigüedad. El poeta extiende la consigna de que la verdad es la ambigüedad. Hay también razones técnicas: para llegar a la verdad hay que desambiguar. Desambiguar supone trabajar. ¡Que trabajen los matemáticos! Dado el apego ambiguo de los poetas no es raro que el argumento estético se desplace con una facilidad insultante hasta la zona moral. En Méjico el crimen organizado ha asesinado a 35.000 personas. Estamos destruyendo, dice el poeta. Tiene razón. Pero sólo a partir del instante en que usted introdujo ese siniestro plural ambiguo.
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