Contrato único y paro. Luis Martínez Noval

Aquí una crítica a este artículo. Y aquí otra.

Consideremos esas razones y analicemos unos datos ilustrativos. En términos de empleo, en Francia no ha habido crisis inmobiliaria alguna, sino un leve crecimiento del sector de la construcción, toda vez que al inicio de la crisis (segundo trimestre de 2007) había en el país galo 1,73 millones de empleos en el sector, y en estos momentos cuenta con 1,87 millones de ocupados; qué distinta la realidad española que en las mismas fechas ha pasado de 2,70 millones de empleos a 1,37 millones. Únase a ello todo el arrastre que el sector de la construcción tiene en otros como los muebles, la cerámica, la gestión inmobiliaria, etcétera, y tendremos una primera explicación del interrogante con el que comenzaba estas líneas.

Si ponemos los ojos en el sector agrario volvemos a encontrar en la dualidad hispano-gala otra significativa diferencia. España cuenta en estos momentos, y ha contado siempre, con más asalariados en la agricultura que Francia (y más que Alemania e Italia), siendo así que la población total asalariada enFrancia supera en más de seis millones a la española.

Superamos al inicio de la crisis, y seguimos superando ahora, a los franceses en la cuantía de asalariados en el sector del turismo (bares, restaurantes y hoteles); lo hacemos, por lo demás, en casi medio millón de ocupados y eso que Francia nos supera con creces en número de turistas.

[…]

Pero trasladémonos a nuestra realidad y analicémosla desde el punto de vista autonómico. ¿Qué explicación tiene que mientras que Andalucía, en la crisis, ha pasado de una tasa de paro del 14,8% al 30,9%, Navarra lo haya hecho del 5,6% al 12,6%? La geografía del paro en España y su evolución en estos años, revela una cuestión elemental que no puede ser atribuida ni a los costes del despido, ni a la estructura de la negociación colectiva, ni a la generosidad de las prestaciones por desempleo porque, por fortuna, y por muchos años, las tres instituciones tienen idéntica regulación en todo el territorio nacional. ¿Qué diferencia entonces a las regiones españolas que tienen tasas de paro tan desiguales? Sin duda alguna la estructura productiva que incide en el empleo, y la estructura de la propiedad que es la determinante de la tasa de salarización de las actividades económicas.

Es por eso por lo que, por ejemplo, todas las regiones del Cantábrico han tenido, y tienen, una tasa de paro muy inferior a la media nacional. Entre otras cosas porque el País Vasco, por poner un caso paradigmático, tenía en la construcción un 9,7% del empleo al comienzo de la crisis y ahora un 6,65%, en tanto que Andalucía que tenía un 15,0%, lo ha visto reducido hasta un 7,5%. A ello hay que añadir una estructura muy distinta de la propiedad de la tierra (minifundio-latifundio) y una distinta, por más débil y menos salarizada, actividad en el sector turístico.


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