Lecturas 12.03.2013

Soy autofreelance, por Jordi Pérez Colomé.

Cuando empecé con el blog, mi intención era intentar vender mis piezas a medios establecidos. Pero en seguida vi lo que se pagaba hoy. No hubieran salido los números y mi trabajo hubiera beneficiado a otros en lugar de quedar reunido aquí. Preferí empezar a pedir dinero a quienes lo leían. La apuesta era abrir una ventana para quien creyera que debía pagar por algo como este blog. Ahora veo que fue parte de la solución.

The new era of fossil fuels: Advanced technologies are opening up new sources of oil and gas all over the world, by Mark J. Perry.

One thing we do know: there are plenty of fossil fuels left. And sooner or later we’ll get to them. Human beings are not going to stop driving or using plastic. The mushrooming middle classes in China, India, and elsewhere want their cars and air conditioners, too. Petroleum consumption in China alone has doubled in the past decade, making it the world’s second largest consumer behind the U.S. In the next 20 years, barring unforeseen economic calamity, world energy demand is expected to increase by anywhere from a third to a half—and most of the increase will be met with oil and natural gas. Wind, solar, and other renewable sources have miles to go before they make up a major part of the world’s energy mix, and they are having a harder time than ever competing now that natural gas is dirt cheap.

Los animales salen del armario, por Pablo Herreros.

El bonobo, tan cercano al ser humano como lo está el chimpancé, es el gran simio con mayores tasas de homosexualidad en sus sociedades, tanto masculina como femenina. Ambos sexos se dan besos con lengua, se masturban mutuamente y frotan sus genitales. Estos actos suelen involucrar a dos o más individuos del mismo sexo, llegando a formar verdaderos tríos o cuartetos homosexuales.

La verdadera herencia de Chávez: más miseria y menos libertad, por Manuel Llamas.

Los datos, sin embargo, muestran una realidad radicalmente opuesta a los supuestos logros atribuidos al socialismo de cuño bolivariano. La creciente estatalización de la economía venezolana, fuertemente dependiente de la producción de petróleo, ha dado como resultado un crecimiento real del PIB -ajustado a precios de 1999- muy inferior al de otros países vecinos más propensos al capitalismo y al libre mercado, tales como Chile, Colombia o Perú. Así, desde 1999, año en el que Chávez llegó al poder, el PIB real de Venezuela apenas ha crecido en 20 puntos porcentuales, frente a los 45 de Colombia, los 52 de Chile o los casi 70 de Perú. Es decir, su ritmo de crecimiento durante este período ha sido un 50% inferior al de sus vecinos más capitalistas.

El salvamento del puente de Alcántara, por Emilio Arévalo.



El ilustre ingeniero de caminos, canales y puertos, D. Carlos Fernández Casado, otro maestro de puentes, escribió de él: "Es el edificio más duradero creado por la mano del hombre, resistiendo en plena forma el paso del tiempo y los agentes destructores. Pasan los viandantes bajo su Arco Triunfal y las avenidas se peinan en las hileras de sus pilares, y el puente sigue siendo puente de paso sobre el río y puente de enlace entre generaciones sucesivas. Que nadie construya puentes en España, sin haber pasado por Alcántara".

Travis S. Little

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Lecturas 11.03.2013

La gran apuesta de Michael Lewis, por Carlos Rodríguez Braun.

Y Lewis no explica nunca que la burbuja no fue ocasionada por el mercado sino por una fabulosa expansión de la liquidez orquestada por esos bancos centrales. Sólo una vez se menciona la política de bajos tipos de interés de Greenspan (p. 263) y es para considerarla poco importante frente al mensaje fundamental: la gente ha sido engañada por estafadores del mundo financiero, con lo que cabe concluir que todo se arregla con honradez... y con más intervención, claro, como si la intervención no hubiese estado en la raíz del desastre.

Oxfam eureka, por Carlos Rodríguez Braun.

La pobreza no se supera mediante transferencias de recursos existentes, sino mediante creaciones de riqueza a cargo de los propios pobres, que jamás son considerados como protagonistas por el discurso hegemónico, que los ve como petrificados explotados, incapaces de salir adelante si no viene un poderoso a redistribuir a la fuerza la propiedad ajena.

Lamentable equidistancia periodística, por Antonio Rodilla.

Pues bien, José Ángel Abad, en su reportaje desde Venzuela para Antena 3 Noticias, ha afirmado que Henrique Capriles ”ha tildado de inconstitucional” el hecho de que Maduro haya sido nombrado Presidente de Venezuela para estos próximos treinta días antes de celebrarse las nuevas elecciones. Ya desde Madrid, el presentador ha dado a entender, como Abad, que lo de Capriles es una versión. Es la asquerosa y automática equidistancia del periodismo. Lo de Capriles, como se ha expuesto anteriormente, no es una versión, sino la lectura directa y clara de la ley. Y el periodismo envía el mensaje erróneo al telespectador, como si la ley pudiera ser una interpretación de los hechos. El periodismo, en estos casos, sólo puede hacer una cosa: denunciar la ilegalidad.

Si van a Roma y solo pueden ver una cosa, visiten el panteón de Agripa, por Pedro Torrijos.

Dos planos del edificio, uno de sección y otro de planta.
Dos planos del edificio, uno de sección y otro de planta.

Un héroe diplomático, por Arcadi Espada.

Acabo de terminar un libro que me ha llevado varios años. En nombre de Franco. Estoy con esa euforia. Trata de los dramáticos sucesos del invierno de 1944 en la ciudad de Budapest y del heroico papel que jugó en ellos la legación de España, dirigida por Ángel Sanz Briz. Es mi héroe. Exactamente mi héroe diplomático, estas dos palabras que juntas dan la impresión de un oxímoron. ¿Qué hizo para merecer mi admiración? Salvar vidas humanas. No hay mayor heroísmo concebible. Salvar las vidas de cientos de judíos, atrapados por el genocidio, que encontraron la protección del gobierno de España. Ese es, obviamente, el sinequaenon de mi admiración. Pero el hecho singular es que lo hiciera con una épica perfectamente gris. Trabajo de despacho. Reuniones con gente despreciable. Pequeños sobornos discretos. Alguna cena estratégica como máxima concesión al brillo. Ni un grito.