Después de varios días en Amberes ya se puede hacer un primer balance.
Hemos encontrado un restaurante peruano excelente y un restaurante italiano muy bueno.
La ciudad es muy tranquila, aunque en las horas punta el tráfico es muy denso, sobre todo en los accesos y salidas. Pero para andar es muy adecuada, hay muchos carriles para bicicletas, y tiene zonas tranquilas.
El clima es frío, nos dicen que irá a peor, y suele lloviznar frecuentemente.
Todo el mundo habla inglés, aunque entre ellos hablan en flamenco. Indicar que todo lo que se ve está en este último idioma, aunque en Bruseles también en francés o incluso solo en francés.
Todo es un poco más caro que en Madrid, especialmente la cesta de la compra.
A nivel profesional los cambios son más de costumbres que de profesionalidad, la gente en España está igual o más preparada que aquí, por ejemplo en la oficina de Amberes cambian los horarios de la comida (12:30), y el tiempo empleado en la misma (30 minutos).
También hemos visitado Gante y Bruselas. La primera es aun más tranquila que Amberes, merecerá la pena dar otra vuelta, a Bruselas no volveré nunca de visita salvo causa de fuerza mayor, aunque el Atomium es espectacular.
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