Lecturas 16.03.2013

La bloguera y el Estado, por Rafael Rojas.

Estuvo menos de una semana en México y su agenda fue diseñada con discreción -por decencia, más que por exceso de seguridad-, pero aún así, la bloguera cubana Yoani Sánchez no pudo librarse del viejo ritual del “acto de repudio”, al que somete el gobierno cubano a todo opositor, dentro o fuera de la isla.

Disidentes denuncian la represión cubana, por Juan Carlos Chávez.

En su primera actividad en Madrid, la portavoz de las Damas de Blanco, Berta Soler, calificó de “terrorismo de Estado” la presión y el hostigamiento que ejerce la policía política. En ese contexto aseguró que la represión, lejos de disminuir o bajar de intensidad, ha aumentado en todo el país.

“Tenemos hombres que solamente por expresarse los llevan a prisión cinco o seis meses sin hacerles juicio”, dijo Soler, de 49 años, en un encuentro organizado ayer martes en la Casa de América, en Madrid. En la actividad participó la presidenta del Partido Popular, Esperanza Aguirre.

Qué hará el nuevo gobierno en Israel y para qué va Obama, por Jordi Pérez Colomé.

Netanyahu quería a los ultraortodoxos en el gobierno. Son más manejables: aceptan casi todo a cambio de mantener su estatus. Para eso debía dejar fuera a Yair Lapid, el partido más centrista. Pero no pudo. Lapid y Bennett, del partido más conservador y cercano a los colonos, hicieron un acuerdo previo para solo entrar en el gobierno juntos. Netanyahu intentó separarles pero no pudo.

La guerra Siria contra los civiles, por Amnistía Internacional.



Comité en defensa de la estupidez, por Roger Senserrich.

La noticia que un 86% de aspirantes a profesor de primaria en la Comunidad de Madrid fue incapaz de aprobar un examen de conocimientos generales para niños de doce años debería haber dejado a todo el país universalmente horrorizado. Estamos hablando de gente que quiere dar clases en el sistema de educación pública que son incapaces de responder las preguntas que estarán haciendo a sus alumnos. Son tipos que presuntamente se han tirado cuatro años en la universidad aprendiendo cómo educar a chavales, y que tienen problemas graves con el sistema métrico decimal. Es sencillamente patético.

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