Los ciudadanos democráticos necesitan conocer la guerra

La revolución naturalista.



Victor Davis Hanson en 2005

Victor Davis Hanson es un historiador militar experto en la época clásica y además un columnista de la red de blogs conservadores "Pajamas Media". En 2011 publicó una recopilación de ensayos sobre la guerra que se ha traducido al español: Guerra. El origen de todo (Turner Noema).


La guerra es un tema cultural imperecedero. Es interesante desde el punto de vista de la evolución humana, y nunca ha dejado de preocupar a los historiadores, pero se ha convertido casi en tabú para el "consenso progresista" de la academia y la clase política. Esta marginación de la guerra es paradójica, habida cuenta de la fascinación que sigue despertando en el público, y naturalmente de que tampoco vivimos en una época de "paz perpetua" kantiana, pese a la disminución de la violencia en los últimos dos siglos. Sólo hay que pasarse por las estanterías de unos grandes almacenes, donde especialmente en los últimos años se apilan volúmenes dedicados a analizar las guerras mundiales, las grandes batallas y todo tipo de episodios bélicos. Estos libros se venden por cientos de miles, sin mencionar el éxito ininterrumpido de novelas, películas o cómics.

Pero en el discurso público la guerra es un asunto desagradable y políticamente incorrecto. Los estudiosos sofisticados prefieren hablar de "resolución de conflictos", los políticos de "alianza de civilizaciones", los filósofos de "diálogo", los rebeldes de "protesta pacífica" y los teólogos de "conversión", "perdón" y "reconciliación". Todos prefieren hablar de "paz". De una paz, incluso, "sin vencedores ni vencidos". ¡No a la guerra! Esta constelación de conceptos bienintencionados ha llegado a erigirse en el colmo de la excelencia democrática, y la élite intelectual y moral de los países occidentales los repiten como si fueran salmos cada vez que surge o se enquista un conflicto. 

De ahí que la llamada de Victor Davis Hanson a que la guerra sea estudiada seriamente, en especial por la ciudadanía democrática, tenga un interés especial. "La guerra -o la amenaza de guerra- sirvió para poner fin a la esclavitud en Estados Unidos, al nazismo, al fascismo, a la militarización de Japón y al comunismo soviético. Es difícil pensar en una democracia -afgana, estadounidense, ateniense, de la Alemania contemporánea, iraquí, italiana, japonesa o de la antigua Tebas- que no fuera resultado de una lucha armada". Ahí es nada.

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