He leído las primeras seis novelas de Alatriste de Pérez-Reverte y me parecen excepcionales.
Juan Abreu escribe sobre ellas. De acuerdo con el 100% de su texto:
A rebote del Felipe II de Geoffrey Parker leo todos los Alatriste. Verdad es que tengo una montaña de libros esperando junto a la cama. Pero la vida es lo que no planeamos. Y qué bien me lo paso. Hay pocos hombres en literatura. ¿Cómo había dejado pasar a este, tan estupendo? Estupideces, prejuicios: español, contemporáneo, popular, capa y espada. No puede ser bueno. Pero lo es, es buenísimo. Qué personaje. Y qué idioma enjaezado, arenoso. Lavado con agua de mar. Son libros amargos sí pero llenos de decencia. Cosa que se echa de menos en la literatura en general y en la literatura española contemporánea en particular. Alatriste es un samurai, un pistolero solitario. Un héroe. No hay nada más difícil que escribir un héroe. Pérez Reverte lo ha conseguido. Fantástico. Y qué bien, alguien orgulloso de ser español en un país donde la palabra español es punto menos que un insulto.
La película es otra cosa. Malita. La compro en un mercadillo de segunda mano, tres euros. Viggo Mortersen tiene planta, pero es lo único que tiene. Todo está más o menos bien hasta que abre la boca. La mitad de lo que dice no se entiende. El resto, acartonado. Nada que ver con la enjundia, la vivacidad y la emoción de las novelas. Mal, tratar de abarcar las seis novelas en una película. Resultado: batiburrillo. Errores de bulto: poner a la Ariadna Gil, más bien feilla y del tipo dientuso y escueto, a encarnar (es un decir) a de la bella y exhuberante María de Castro. Los actores hacen lo que pueden, que no es mucho, pero es que aquello no tiene pies ni cabeza. El director cree que componiendo algunas escenas para que parezcan cuadros de Velázquez es suficiente.
Pero no lo es.
Qué oportunidad perdida. Ah, el cine español.
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