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Psicópata, asesino, terrorista

Arcadi Espada escribió en su excepcional libro, El terrorismo y sus etiquetas: "Desde lo alto el terrorismo vasco no es más que eso: un chiflado que va por las calles con una pistola en la mano persiguiendo a Maite Pagaza y Fernado Savater".

Lo anterior se comprueba una vez más si leen la entrevista a Josu Zabarte (advierto que pueden darles ganas de vomitar con la lectura).

A continuación los crímenes del llamado "carnicero de Mondragón":
Zabarte dice que él no ha matado a ningún niño. La Justicia dice que sí. Él dice que sólo recuerda ir como testigo al juicio por la muerte de José María Piris [1], de 11 años, y las lesiones graves a su amigo Fernando, de 11. Y la Justicia dice que es cierto que fue de testigo por esos hechos en 1988, pero que dos años antes, el 30 de abril de 1986, se había sentado en el banquillo por el atentado y la Audiencia Nacional le condenó a 30 años como «autor». La memoria de Zabarte se aferra a que él no puso materialmente la bomba, destinada a un guardia civil pero que se desprendió del vehículo y estalló cuando José María y su amigo Fernando la patearon mientras jugaban. El tribunal le condenó por su participación «directa, material y voluntaria» en el atentado. Fue él quien captó a los dos miembros del comando 'Iharri' que pusieron el explosivo. «Indujo a la comisión del atentado, planeó y aportó los datos para que se pudiera llevar a cabo». En el resto de condenas de Zabarte ya no hay niños como víctimas, y es probable que haya preferido olvidarlas. Pero son muchas para recordar: hay otras 18 condenas de la Audiencia Nacional, que suman 618 años y 12 días de prisión. En su historial de 17 asesinatos resalta el atentado cometido en septiembre de 1982 en Oyarzun que acabó con la vida de cuatro policías [2]. Su comando tendió una emboscada a los agentes en una curva pronunciada que les obligó a ralentizar la marcha. Fueron ametrallados. Tres murieron en el lugar, pero un cuarto logró arrastrarse malherido y obtener ayuda de un automovilista que le subió a su furgoneta para llevarlo al hospital. Los etarras pararon el vehículo y le remataron con un tiro en la cabeza. La última condena le llegó a Zabarte en 1994 por el asesinato de José Artero [3], según ETA, confidente de la Policía. Fue en Escoriaza, en 1980. Otros dispararon, pero fue Zabarte quien lo hizo posible.
Las respuestas que da en la entrevista son las de una persona enferma. Un demente. Alguien que nunca debió salir de la cárcel, tanto por sus crímenes como por su estado mental. Esta respuesta refleja lo que ha sido ETA y este tipo:
¿Qué distingue a una persona que ha matado a 17 personas de un asesino en serie? 
Yo no he asesinado a nadie, yo he ejecutado. Matar para mí es: nos enfrentamos a hostias y éste cae y muere; ahí, yo no quería ni tenía intención. Asesinar es cuando tú buscas lucro personal. Y cuando ejecutas es cuando lejos de obtener un lucro personal, encima, vas a tener que pagar con la cárcel o con lo que sea. Por tanto, yo no he asesinado a nadie. Y un asesino en serie será algún psicópata.
Psicópata. Se mira al espejo y no logra verse. Y sigue el asesino:
Y si me preguntas, ¿lo hacías para hacer daño? Yo te digo, sí. No tengo ningún reparo en reconocer el daño causado pero que él (el Estado) me reconozca sus hechos porque el que me ha empujado es él. Yo no he tomado esa decisión porque me ha caído polvo de Marte. He nacido aquí, he vivido aquí, he estado en la escuela ahí abajo, he tenido que cantar el cara el sol... Y llegas a un punto en el que dices, esto no puede ser y dices ¿cómo? ¿qué?: ETA. Y luego vas evolucionando.
Yo te digo, sí. Hacer daño. Ése era su objetivo.

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[1] La carga explosiva estaba destinada a un guardia civil que, con relativa frecuencia, solía aparcar su automóvil justo en el lugar donde explotó la bomba. El agente puso en marcha su vehículo y la bomba cayó al suelo sin que hiciera explosión. El guardia civil no se dio cuenta y la bolsa quedó en el suelo. Ahí se la encontraría José María mientras jugaba en la calle. Al parecer le dio una patada y el artefacto estalló.

[2] En torno a las once de la mañana del martes 14 de septiembre de 1982, la banda terrorista ETA asesinaba a tiros en una emboscada en Oyarzun (Guipúzcoa) a los policías nacionales JESÚS ORDÓÑEZ PÉREZ, JUAN SERONERO SACRISTÁN y ALFONSO LÓPEZ FERNÁNDEZ. El también policía nacional ANTONIO CEDILLO TOSCANO resultó gravemente herido mientras intentaba repeler la agresión. Un camionero lo encontró arrastrándose en la carretera y lo subió a la furgoneta para llevarlo al hospital más cercano. Varios de los terroristas detuvieron el vehículo y, tras intimidar al conductor, no dudaron en rematar de un tiro en la nuca al agente herido. En el mismo tiroteo también sufrió graves heridas un quinto policía nacional, Juan José Torrente Terrón, que recibió disparos en el brazo derecho, el tórax, el muslo derecho y la pierna izquierda.

[3] José había estado momentos antes en el Bar Toki-Alai, donde presenció el programa de televisión Gran Estadio. Más tarde se dirigió a otra cafetería y, de allí, a su automóvil. Fue tiroteado en el momento en que ponía en marcha su vehículo, aparcado en la plaza del pueblo frente al Ayuntamiento. Murió en el acto.

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