Esto mismo afecta, por cierto, a los encabezamientos de cartas o mensajes electrónicos, en los que lo apropiado es escribir «Hola, Ana:», «Buenos días, compañeros:», en lugar de «Hola Ana:» o «Buenos días compañeros:», pues Ana y compañeros son en estos casos vocativos.
Como digo, nuestro objetivo descansa en exigir que el régimen contraiga compromiso firme en una transformación profunda en torno a las Libertades Fundamentales. Ni los Castro ni nosotros sabemos que va a pasar. Hay una premura de parte del régimen por su banca rota y los aliados como Venezuela, que están todavía peor. Un escenario que no favorece al régimen. Recibir flujo económico y legitimidad política interna y externa es necesario para los Castro. Yo no diría que el régimen esté ganando esta partida. Hay muchas jugadas sobre la mesa y no se vislumbra lo que va a ocurrir, por lo que la oposición ha de trabajar fuerte y no ir por caminos que lamentemos, al igual que países ex comunistas de la órbita soviética que han padecido de transiciones fallidas.
Es más fácil ver una foto en Facebook de un amigo que está en el Caribe, en España o en África y decir "cómo viaja esa persona, qué suerte, qué bien le va" o ver una publicación en LinkedIn indicando un ascenso y decir "su empresa sí da aumentos" o "me gustaría trabajar ahí también"... pero es difícil reconocer que para que esa persona pueda hoy subir esa foto en cualquier lugar del mundo, con el carro del año o con su amor de la vida tuvo que pasar MESES sino AÑOS para conseguirlo.
Lo anterior no significa, claro está, que los indicadores desagregados que presenta Cáritas sean inútiles. Únicamente implica que la cifra del 25% de excluidos sociales hay que desecharla por descabellada. Pero el listado anterior sí nos permite conformarnos una imagen de qué porcentaje de personas lo están pasando verdaderamente mal durante esta crisis: el cruce de los puntos 7 (pobreza extrema), 8 (carencia de bienes básicos), 14 (infraviviendas) o 23 (haber pasado hambre en los últimos diez años) nos indica que el porcentaje de españoles que puede estar atravesando dificultades verdaderamente acuciantes (dificultades que, en todo caso, se habrían considerado el estándar de normalidad hace 40 o 50 años) se halla en torno al 5%, frente al 2-3% del pico de la burbuja de prosperidad de 2007.
El presupuesto de 308 millones se refería al primer proyecto conocido como Ciudad de las Ciencias y la Comunicación, de hace 25 años, y que solo preveía tres edificios. Tras el cambio de Gobierno en 1994, la Generalitat acometió un cambio drástico de programa y, sobre las cimentaciones ya construidas de la torre de comunicaciones, proyectó el Palau de les Arts. Se cambió el nombre y se decidió construir un jardín botánico, L’Umbracle, un aparcamiento cubierto, una estación de autobuses, dos puentes, una nueva central de energía, el ágora... En conclusión, las causas del incremento de coste son: el cambio radical de usos en el conjunto y la adición de nuevos edificios complementarios, urbanización, accesos... Sin olvidar el proceso inflacionista en los costes a lo largo de 20 años y con cuatro presidentes distintos.
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