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Por qué nos engañamos. Eduardo Robredo Zugasti



Si (como Dawkins argumenta) el engaño es fundamental en la comunicación animal, entonces debe existir una fuerte selección para detectar el engaño y esto, a su vez, debió seleccionar el autoegaño en algun grado, relegando algunos hechos y motivaciones al inconsciente para impedir que traicionaran -mediante los sutiles signos del autoconocimiento- el engaño que estaba teniendo lugar. En consecuencia, el punto de vista convencional de que la selección natural favorece sistemas nerviosos capaces de producir imágenes cada vez más adecuadas del mundo debe ser un punto de vista muy naïve de la evolución mental.

– Robert Trivers (en el prólogo a El gen egoísta de Richard Dawkins)


Robert Trivers (universidad de Rutgers), conocido por sus trabajos sobre la evolución del altruísmo, y William Von Hippel (universidad de Queensland), un psicólogo evolucionista, han publicado recientemente un penetrante y controvertido artículo sobre la evolución del autoengaño [PDF]. A diferencia de la visión tradicional en la psicología, que veía en el autoengaño una estrategia defensiva de las personas en el contexto de un mundo hostil, Trivers y Von Hippel han decidido explorar el aspecto interpersonal del autoengaño, sugiriendo que el autoengaño podría ser una estrategia ofensiva social que habría evolucionado con el objetivo de engañar a los demás. Desde la perspectiva de la evolución humana, el autoengaño podría verse como una especie de entrenamiento individual cognitivo que nos capacita para poder engañar mejor a los demás y obtener así mayor éxito social.


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