Los perros nos entienden mejor que cualquier otra especie animal. Por ejemplo, saben lo que señalamos con el dedo y leen nuestra mirada. Algo increíble si tenemos en cuenta que otros primates no saben interpretar estas señales de cooperación tan humanas.
El dióxido de carbono es culpable porque es medible, y además porque su producción está relacionada con la historia de la industria, del capitalismo y del progreso material. El dióxido de carbono es el elemento perfecto que ha permitido la transición de la ciencia climática a la ideología climática. Esta ideología resulta muy atractiva porque no aparece como una ideología, sino como una ciencia. Sirva como recordatorio que Karl Marx, en su época, consideraba que «su» socialismo era científico. Los climatistas de hoy son como los marxistas de ayer: se apoyan en una pseudociencia y odian el capitalismo que calienta. Al igual que los marxistas, no aceptan ningún debate, porque dudar no sería una postura científica. Al Gore, el gurú del movimiento, tilda de negacionistas a los que dudan; según los climatistas, un escéptico es casi un nazi.
China firmó y prometió a Hong Kong que bajo el lema “un país, dos sistemas” podría seguir desarrollando sus libertades. Una promesa china era la opción para Hong Kong de escoger libremente a su jefe ejecutivo (así llaman a su jefe de gobierno) en 2017. Este mes de agosto China definió cómo sería esa elección: sería libre, pero los candidatos serían filtrados por una asamblea a las órdenes de Beijing. O sea, no sería libre.
Yo mismo formo parte de esa legión de suscriptores. En mi caso, hago aportaciones a una de las grandes emisoras de la NPR, la American University Radio (WAMU 85.5), una radio de altísima calidad de contenidos y que ofrece a sus oyentes (“miembros”) muchas opciones de apoyo, entre ellas destinar su dinero a un programa en concreto. Sólo desde esta apuesta libre y personal de cada ciudadano por la calidad, puede entenderse la fidelidad de la audiencia hacia Diane Rehm, locutora con graves problemas físicos de dicción y conductora de uno de los espacios más prestigiosos de la radio pública, The Diane Rehm Show. O el mantenimiento diario desde 1993 (a las 06:35 de la mañana, en pleno commuting) de un espacio ya legendario dedicado a las efemérides y la poesía como es The Writer’s Almanac, del que soy fiel seguidor.
En los servicios, pongamos Spotify o Netflix como ejemplo, tu inventario consiste en derechos centralizados que negocias con las grandes discográficas y tu negocio consiste en generar tantos abonados como sea posible: las claves son el número de personas y ocasiones en las que eres accesible y tu tasa de conversión. La combinación de palancas que ofrecen mayor crecimiento en esta situación son Conectar e Instrumentar. Así Spotify fue el primer servicio en integrar Facebook Connect y resultar así accesible directamente a los 800 millones de usuarios que tenía en ese momento sin registro adicional. Netflix ha mantenido hasta el 2013 una API abierta y acuerdos de colaboración con cualquier organización que le permitiera aumentar su alcance y estar disponible como opción por defecto en cualquier pantalla (móviles, plataformas de juegos, incluso wearables), una vez ha conseguido ser el estándar ha disminuido el nivel de apertura. El uso y combinación de palancas es dinámico según el momento de la organización.
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