Si en lugar de esa última parrafada ‘políticamente incorrecta’ ella hubiera dicho: “Es muy injusto que los directores de RRHH no contraten a mujeres embarazadas porque, dado que la ley les obliga a blindar el contrato, prefieren hombres. Eso es malo para las mujeres porque no nos están dando igualdad de oportunidades porque no están condenando”.
Es verdad que la oferta con la que se demanda puede no ser oferta presente sino oferta futura (comprar prometiendo entregar producción futura: es decir, endeudarse), pero eso no cambia la muy sencilla realidad: no puede existir una carestía de demanda en relación con la oferta, pues la demanda es oferta. Cuestión distinta es que nuestra oferta actual de bienes y servicios no se corresponda con la oferta deseada: esto es, que produzcamos demasiado de unos bienes y demasiado poco de otros bienes. Pero las sobreproducciones parciales no son sobreproducciones generales (no hay demasiado de todo, sino demasiado de unos bienes y demasiado poco de otros). Es simplemente deshonesto tratar de refutar la Ley de Say equiparándola con una ley que niega la posibilidad de sobreproducciones parciales (“la oferta crea su propia demanda”).
Pero es que esa partida no está destinada sólo al pago de salarios de altos cargos, ni mucho menos. De hecho, incluye muchísimos otros gastos vinculados, especialmente, a los órganos constitucionales. Entonces, ¿qué es lo que ha subido esos 19 millones -y no 20, como dicen en El Economista-? La clave está en un programa concreto, Protección de Intereses Nacionales, destinado íntegramente al CNI, que crece justo en esa cuantía. La subida no tiene nada que ver con sus gastos de personal, que se mantienen estables, sino en costes de funcionamiento e inversiones. Así, el titular correcto era: el presupuesto del CNI cre en 19 millones. Nada que ver, claro.
En su opinión, hay muchos empresarios que se piensan muy mucho si les merece la pena contratar o no a una mujer, sobre todo si está en edad de ser madre. "Estamos generando tal cantidad de regulación en España para favorecer a la mujer que lo que estamos haciendo es aislarla de una carrera profesional. Yo lo único que digo es que prefiero una mujer de más de 45 años o de menos de 25 años porque como se quede embarazada nos encontramos con el problema. Eso es malo para las mujeres porque no nos están dando igualdad de condiciones, sino condenando", ha sentenciado.
Sabemos que el mérito de Blesa era haber hecho las oposiciones a inspector de Hacienda junto a José María Aznar. Pero también era un hombre importante en el PP de Madrid, cuyo secretario general entre su fundación, en 1989, y el año 2001 fue Ricardo Romero de Tejada. El presidente del PP madrileño entre 1993 y 2004 fue Pío García Escudero, mano derecha de Alberto Ruiz-Gallardón. García Escudero fue el que seleccionó a Beltrán Gutiérrez, también agraciado con tarjeta black, como gerente. Romero, por su parte, fue el artífice del pacto con CCOO que permitió echar a Terceiro y poner a Blesa. Hay que decir que Terceiro, el hombre que introdujo de lleno a Caja Madrid en la era informática y que implantó técnicas de control de riesgos como el credit scoring, ya veía venir algunos de los problemas que arruinaron a las cajas.
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