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¿De verdad hacen falta reformas educativas?

De Antonio Cabrales, Florentino Felgueroso, Luis Garicano y Sergi Jiménez. [Los comentarios de Pau Marí Klose son también muy interesantes].


La última entrada de Floren, Sergi y Luis recibió un comentario que por su interés vamos a reproducir y contestar en esta entrada. Un resumen muy rápido del comentario es que el sistema educativo español no está tan mal como sugeríamos y que por tanto no hay que apresurarse a reformarlo. Nuestra opinión es que incluso si no estuviera tan mal (y aquí discrepamos en algunos puntos concretos) en cualquier caso esto no es una buena razón para quedarnos quietos.
Este es el comentario de Pau Marí-Klose a la entrada:
“Sin duda, no les falta razón a Florentino, Luis y Sergi. Algunos indicadores son preocupantes, pero hay otros muy alentadores, que no conviene olvidar.
  1. La participación de niños de 0-2 años en educación infantil en España se incrementado extraordinariamente en los últimos diez años (hasta alcanzar el 37,5%), situándose así en niveles elevados en los países de la OCDE (OECD family database). La escolarización de niños de 3 a 5 años es, en la actualidad, prácticamente universal (cosa que ocurre en pocos países desarrollados). Está muy acreditado que la escolarización temprana tiende a favorecer los resultados educativos en etapas más avanzadas, especialmente la de los estudiantes que proceden de entornos desfavorecidos (algo que James Heckman explicó muy bien en el seminario reciente sobre Educación y Políticas Educativas organizado por FEDEA, y Antonio Cabrales se ha encargado de recordar aquí.Otra referencia aquí (pag. 80).
  2. Las puntuaciones PISA de los adolescentes españoles no son buenas. Tampoco son desastrosas, teniendo en cuenta que estamos pocos puntos por debajo (menos de diez en las distintas pruebas) de cerca de una decena de países europeos. Si las puntuaciones se ajustan por el nivel socio-económico de las familias, sitúan a los adolescentes españoles en lugares bastante decentes. Las puntuaciones ajustadas en lectura (491) de los adolescentes españoles superan las de los daneses, británicos, suecos e islandeses (y otros) que los superan claramente en puntuaciones no ajustadas (OECD 2010). Es más fácil lograr las puntuaciones finlandesas cuando el 5% de los niños se encuentran bajo el umbral de la pobreza (Finlandia) que cuando eso ocurre al 25% (España), o casi dos de cada tres padres tienen titulación universitaria (Finlandia) que cuando la tiene uno de cada cuatro (España). PISA 2009 Results Overcoming Social Background. Equity in Learning Opportunities and Outcomes. Vol II. París: OCDE. Tenemos además un porcentaje más elevado de estudiantes “resilientes” que la media de los países de la OCDE. Somos el cuarto país de la UE en este indicador (OECD 2011, p. 94). Es decir sacamos adelante estudiantes que provienen de entornos desfavorecidos (cuartil más bajo de estatus socio-económico) mejor que la inmensa mayoría de los países de nuestro entorno, algo que habla muy bien de los efectos compensadores de las escuelas públicas (donde se concentran mayoritariamente estos jóvenes) OECD (2011) Education at Glance. OECD (2011) Against the Odds. Disadvantage students who succed in school.
  3. El abandono escolar prematuro se sitúa en niveles muy altos. Pero hay que decir que el descenso producido durante los ochenta y principios de los noventa es muy remarcable (más de 20 puntos). El estancamiento de ese descenso se produce durante la década de expansión económica, propiciado por la expansión de la oferta de empleo en sectores que requerían escasa formación (construcción, hostelería) y la llegada de un 15% de estudiantes nacidos fuera de España, cuyo riesgo de abandono es significativamente más alto (tasas de abandono del 44%). La contracción de la oferta de empleo en esos sectores y el ralentizamiento de los flujos migratorios ha redundado en una disminución de 3 puntos en el abandono prematuro en el los últimos dos años.
  4. La expansión de los jóvenes con titulación postobligatoria y universitaria ha sido extraordinario. Ciertamente, España tiene poco estudiantes en ciclos formativos profesionalizantes. Pero tiene más jóvenes titulados universitarios (25 a 34 años) que Alemania, Suiza o Austria (que apuestan por el vocational training). Las tasas de graduación universitaria se han incrementado extraordinariamente en los últimos años, en especial en los programs cortos con vocación profesionalizante (Tertiary-B, es decir, enfermeras, trabajadores sociales, ingenierias cortas). Y tiene una proporción mayor de estudiantes matriculados en titulaciones universitarias técnicas (ingenierias) y científicas que la media de la UE 21, tanto en programas tertiary B como tertiary A (OECD 2011, p. 85). Es cierto que muchos jóvenes españoles están sobrecualificados en los empleos que ocupan, pero no es cierto que no existan suficientes jóvenes preparados para adaptarse a las nuevas demandas de la revolución tecnológica. El problema no es la escasez de formación, sino la falta de tejido productivo que demande este tipo de conocimientos y habilidades en nuestro país. A Alemania le faltan ingenieros (y los busca en otros países, entre ellos España). A España no: a los ingenieros y a los físicos les faltan oportunidades para desarrollar su potencial. OCDE. 2009. Education at Glance. Informe de la Inclusión Social en España 2009.
Seamos pues cautos en la demanda de reformas (las chuletas) para corregir problemas inexistentes, o menos acuciantes de lo que parece (y olvidan algunas de las raíces principales de las desventajas educativas de los estudiantes españoles).”
En primer lugar queríamos dejar constancia del agradecimiento a Pau y otros lectores que como él quieren compartir su conocimiento con los demás. Comentarios como éste, fundamentados y racionales, son los que nos animan a seguir escribiendo en este blog.
Discutiremos un poco más adelante algunas de las afirmaciones del comentario, pero dejen que comencemos nuestra contestación por el final. Lo que nos parece simplemente un non sequitures deducir que no hay que demandar reformas porque los problemas no sean graves. Imaginen que el presidente del Espanyol, el Atlético de Madrid o el Rayo Vallecano les dicen a sus socios que no hay que cambiar nada en el equipo porque a principio de la jornada 13 de la liga están (respectivamente) en el puesto 8, 9 o 10 de la primera división española, una de las mejores del mundo. Cabrales ha ido al Vicente Calderón con alguna frecuencia y les garantizo que si dijera esto a sus compañeros de asiento le costaría salir vivo del estadio.
Y esto que todo lo que el fútbol nos cuesta (a algunos) es disgustos y un poco de dinero. Pero como nos destacaba Luis hace unos meses de un artículo de Hanushek y Woessman: “Una mejora en estos tests de una desviación estándar (medida a nivel de estudiante en todos los países OCDE en PISA) se asocia con una tasa de crecimiento promedio anual del PIB per capitados puntos porcentuales mayor durante todo el período de 40 años. Cuando las habilidades cognitivas se agregan a un modelo que sólo incluye los ingresos iniciales y años de escolaridad (columna (1) de la tabla 14), el porcentaje de variación en el crecimiento económico se explica por el modelo (el R2 ajustado) salta desde 0,25 hasta 0,73.” Y Hanushek y Woessman obtienen estos datos a partir de la evolución de un mundo mucho menos dependiente del conocimiento que el actual. Lo sentimos mucho querido Pau, nos parece que el país no puede quedarse de brazos cruzados.
Ahora vamos a ir un poco más punto por punto.
Naturalmente no tenemos nada que añadir al primer comentario. La inversión en educación preescolar nos parece fundamental. Además de las líneas dedicadas a la intervención de Heckman en el seminario ya habíamos comentado los resultados de los programas Abecedario y Perry hace más de un año.
Sobre el segundo punto; efectivamente controlando por el nivel socioeconómico de los padres España sube unas cuantas posiciones en el ranking. Pero esto no nos permite para nada ser complacientes. La razón es que como muestran Antonio Ciccone y Walter García Fontes en un artículo reciente con datos de PISA (página 11, por cierto para colegios con menos del 10% de inmigrantes): “Se puede observar que los adolescentes con padres que sólo completaron la escuela obligatoria superan a la media europea en casi 13 puntos. Pero los adolescentes con padres que tienen estudios secundarios post-obligatorios o universitarios no superan a la media europea. España no puede por lo tanto esperar que las puntuaciones de ciencias de PISA aumenten por encima de la media europea cuando la educación de los padres aumente. La Tabla 12 repite el análisis de los resultados en matemáticas y la Tabla 13 para las puntuaciones de lectura. El patrón es el mismo.”
Los dos últimos puntos caen de lleno en el asunto de las cuatro entradas que escribieron Floren, Luis y Sergi sobre si vale la pena estudiar. Resumirlas aquí es imposible sin abusar de la paciencia de los lectores. Pero el resumen ejecutivo es: no, la culpa no es de la construcción, ni de los inmigrantes; y, sí, nuestra estructura productiva y nuestro disfuncional mercado laboral son parcialmente culpables, pero nuestro sistema escolar ha puesto demasiado énfasis relativo en la educación universitaria y demasiado poco en la formación profesional y requiere un requilibrio y esta es justamente nuestra petición de reforma.

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