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Megmar Tenzin: "Me prendí fuego para que se hable de los derechos humanos en Tíbet". Ana Gabriela Rojas

El joven Megmar Tenzin convalece en Nueva Delhi / ANA GABRIELA ROJAS

"No tuve éxito. Hubiera preferido morir. Me prendí fuego para que se hable de los derechos humanos en Tíbet", dice contundentemente Megmar Tenzin. Este tibetano es uno de los últimos en la lista de la docena que se han prendido fuego este año. Les llaman los “mártires en llamas” y la mayoría son monjes y monjas. Muchos han muerto y la mayoría se concentra en Sichuan, en el suroeste de China.

Tenzin asegura que su acción, la primera fuera de China, fue como apoyo a “mis hermanos que han sacrificado sus vidas”. Hace una semana el joven de 26 años tomó una botella con disolvente para pintura que había en su casa, que está en remodelación. Después tomó un autobús que lo llevó hasta la puerta de la Embajada de China en Nueva Delhi. Allí se roció con la sustancia y encendió su mechero. Ardió por unos segundos, "pero los guardias de la Embajada llegaron en unos segundos con extintores. Me sorprendió que llegaran tan rápido".

El tibetano narra así su historia en el modesto hotel en el que está al cuidado de la comunidad tibetana en el enclave de refugiados en Nueva Delhi, Majnu Ka Tila. Aquí es donde nació y creció Tenzin y es muy conocido entre los vecinos. Decenas se han acercado a verle. Él les recibe acostado en la cama con su camisa con motivos tropicales. "Es un verdadero héroe", dice Ba Palden un viejo amigo activista que llega a mitad de la entrevista.

En su receta medica dice que tiene del 15 al 20% del cuerpo con quemaduras profundas, todas bajo una escayola en toda la pierna izquierda. La enfermera encargada asegura que necesitará cirugías de reconstrucción.


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