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La revolución egipcia vuelve a empezar. Jordi Pérez Colomé

Esta mañana siguen los enfrentamientos en la plaza Tahrir de Cairo entre fuerzas de seguridad y manifestantes. Es el tercer día. De madrugada parece que se han calmado, quizá por el cansancio. Pero ahora vuelven a oírse disparos y gas lacrimógeno. Según los últimos números hay ya al menos 20 muertos y más de 1.500 heridos desde el sábado.

¿Qué ha pasado? El viernes hubo una manifestación pacífica en la plaza Tahrir. Fue una de las más numerosas desde febrero, como se ve en la foto. La petición principal era que la junta militar que dirige el país marque un plazo claro para unas elecciones presidenciales y deje el poder. Días antes, el ejército había propuesto unas directrices para tener poder de veto sobre la Constitución que redacte el nuevo Parlamento. Así se asegurarían que controlan al menos su presupuesto y cuestiones de seguridad nacional.


Las fuerzas civiles no van a permitir ese control militar. La manifestación del viernes fue una muestra de fuerza de los Hermanos Musulmanes. Hasta entonces, se habían mostrado condescendientes con la junta. El partido de los Hermanos, Libertad y Justicia, es el que tiene más opciones de ganar las legislativas que empiezan el próximo lunes (las elecciones durarán hasta enero: la ley egipcia prevé que haya un juez en cada colegio, por eso deben hacerse en varias convocatorias en distintos distritos cada vez).


Hasta ahora, podían creer que los militares eran honestos en sus esfuerzos de transición. El documento reciente ha demostrado que no. Ha sido un punto de inflexión. Ya nadie puede pretender que Egipto va hacia un nuevo régimen. Había que volver a la calle y eso es lo que ocurrió de forma pacífica el viernes.


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