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2ª ed. México: Atlántico, 1952 |
En 1938 salió de España la última expedición de pilotos que habría de culminar su formación en la URSS. No todos los que desde Rusia quisieron emigrar a Francia o a países americanos lo consiguieron. Algunos terminaron en el Gulag. Este es uno de los capítulos negros de la República española, y muy especialmente de don Juan Negrín, que supo mover los hilos adecuados para que su hijo Rómulo abandonara los cursos de aviación mientras el resto de pilotos quedaba en manos soviéticas. La República pagó generosamente estos cursos, como demuestra la historiadora Carmen Calvo Jung en su libro Los últimos aviadores de la República: la cuarta expedición a Kirovabad, pero fue incapaz de otorgar a sus ciudadanos la libertad de salir de Rusia. Recomiendo la lectura del libro de Calvo Jung. Se trata de un trabajo extraordinariamente documentado que vuelve a dar nombre a un grupo de españoles republicanos que cayeron en el olvido.
Calvo Jung cita muchas memorias de estos pilotos -alguna de ellas inéditas- en su libro. Tengo tres en mis manos. 18 años en la U.R.S.S., de Vicente Monclús Guallar, Un piloto español en la U.R.S.S., de Juan Blasco Cobo y En los dominios del Kremlin, de José Luis Rico. Los tres coinciden al narrar hechos fundamentales y no difiere mucho el desprecio que muestran hacia sus carceleros. Eran republicanos, no comunistas, y cayeron víctimas de la propaganda soviética. Creyeron que llegarían a un mundo paradisíaco y el desencanto fue absoluto. Creo que es de justicia hacerles un pequeño hueco en nuestra cofradía de renegados y desengañados.
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