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Subnación. Arcadi Espada

Las palabras de Duran son también irrisorias por venir de quien vienen. Todo nacionalismo es, ontológicamente, una subvención. El estado catalán trabajosamente construido en estos últimos treinta años se asienta sobre el principio de la subvención pública, que afecta por igual a escritores, empresarios y cantantes flamencos. Yo no dudo que el diputado Duran Lleida y el presidente Mas serían unos irreprochables liberales… si no tuvieran un pueblo cautivo que redimir y sobre el que proyectar todas las variantes de la discriminación positiva: al fin y al cabo los catalanes llevan mucho más tiempo oprimidos que los homosexuales, las mujeres o los borrachos andaluces. Cualquier institución catalana es siempre un algo más, se trate del Barça, TV3, La Caixa o La Vanguardia. Esa plusvalía del ser es, y muy precisamente, el puro efecto de la subvención. Ninguno de esos cuatro, como los cuarenta mil restantes que vienen luego, podría ser lo que es a la pura intemperie del mercado.


Las opiniones de Duran no son más quegossip político. Deben ser contestadas por la verdulera (mis respetos, señora), mientras se toma el cortado en el Bar Per, y ofú, ofú. Ennoblecerlas en solemne sesión plenaria es la demostración palmera de que el debate político español solo sobrevive por la subvención nacionalista.


Leer completo en Diarios de Arcadi Espada.

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