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Madrugada sangrienta en Canaleta. Dania Virgen García


El recluso Rolando Díaz Castro responsabiliza a los funcionarios de orden interior y al jefe de la prisión, Ricardo Pérez Díaz, de los asesinatos, torturas y otros hechos de sangre que se produjeron  en la madrugada  del 10 de octubre en la prisión provincial de Canaleta, en Ciego de Ávila.

Según Díaz Castro, a las cuatro de la mañana varios funcionarios de orden interior FOI, por órdenes del jefe de la prisión abrieron las rejas de las celdas de castigo, “con la intención de que se produjeran hechos de sangre entre los presos”. 

Dos reclusos intentaron ahorcarse. Uno de ellos, a quien llamaban Coquí, recibió una golpiza. El otro falleció.
Un recluso llamado Miguel Rodríguez Calderón fue apuñaleado. Se encuentra grave, en estado de coma, en el hospital.

Otro, de apellido Lara, fue salvajemente golpeado por los guardias. Todos los reclusos involucrados en estos hechos eran jóvenes de la raza negra.

Al amanecer, Díaz Castro, de 45 años, fue esposado y conducido ante el jefe de la prisión, quien le comunicó que él no tenía absolutamente nada que ver con lo sucedido. “Me dijo que en la prisión no se torturaba, que él recibía órdenes de La Habana, de los generales y el presidente, y advirtió que si seguía informando a la gente de los derechos humanos acerca de lo que pasaba en Canaleta, sería enviado a otra prisión”.



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