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La falacia de lo natural. Sophie

Lo natural es lo más sano, o eso repetían nuestras abuelas. Sin embargo, no siempre tiene por qué ser así ni lo “sano” es inocuo.

Muchos afirman que es más sano un remedio de herboristería que un medicamento. No piensan que toda sustancia, repito, TODA SUSTANCIA ejerce un efecto en el organismo de forma global.Hace poco puse el ejemplo de los antihistamínicos, que nos ayudan a sobrellevar los efectos de la alergia pero además de actuar sobre nuestra nariz para evitar que parezca un grifo actúa en nuestro sistema nervioso central y nos regala una bonita boca seca y un sueño que hasta pone de mala leche. ¿Creéis que un remedio de herboristería no puede hacer lo mismo? Pues bien, como hematóloga me he encontrado con pacientes que tomaban anticoagulantes orales y de buenas a primeras se descontrolaba el nivel de coagulabilidad de su sangre y al investigar…anda, pero si el abuelo estaba tomando un laxante natural a base de aloe vera o lo comía en trocitos con el yogur porque le han dicho que es bueno para el estómago. No digo que el aloe no sea bueno, sino que además de ese efecto buscado produce otros. Ir al baño irá, pero de paso me vuelvo loca intentando ajustar el nivel de coagulabilidad de su sangre para que no sufra ningún trombo ni una “mosqueta” al primer estornudo.

El té es depurativo, diurético…y un astringente genial, si abusas de él puedes aguantar unos días sin visitar al Señor Roca. Es ideal para “mulas” que quieran pasar todas las bolas de droga y asegurarse de no perder retrete abajo unos gramitos de tan preciado cargamento. Es natural 100%, ¿qué puede tener de malo?



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