Artículo de Manuel Fernández Ordóñez sobre las subvenciones al sector de la energía, y sus consecuencias. Siempre malas para el conjunto de los españoles. Buenas para quién las recibe.
Conclusión: fuera subvenciones y a competir en el libre mercado.
Conclusión: fuera subvenciones y a competir en el libre mercado.
El problema es que el mercado eléctrico ha sido adulterado de manera artificial, agravando aún más la inseguridad jurídica que ya era patente en el mismo. Un intervencionismo estatal desmesurado y favorable a las energías renovables ha colocado el sector gasístico español en una situación delicada con escasos atisbos de solución. La legislación eléctrica española otorga preferencia de despacho a las energías renovables. Esto implica, de hecho, que en el momento en que el viento sople los españoles estamos obligados a comprar toda la electricidad proveniente de los molinos eólicos pagando por ella, además, un precio muy superior al del mercado. Por tanto, el efecto de alteración del mercado tiene una doble vertiente: por un lado estamos obligados a comprar la electricidad que nos obliga el Gobierno y, por otro, cada vez se instalan más energías renovables debido a sus fuertes subvenciones. Esta asimetría ha colocado al sector del gas en una posición muy delicada.
(...)
Con subvenciones crean un problema y con más subvenciones pretenden solucionarlo. Lo que viene después ya lo tenemos claro, ¿verdad? Y yo me pregunto ¿esto por qué no lo paga usted, señor ministro? En su defecto, con que dejara de ejercer tanta presión fiscal con el ánimo de despilfarrar nuestros ahorros de esta forma le estaría realmente agradecido. Y ya de paso, si se dignara usted a tomar la decisión sobre el emplazamiento del ATC dejaríamos de regalarle 60.000 euros diarios a Francia. Mientras tanto, le ruego tenga en consideración mi humilde petición de dimisión de su cargo, la economía española se lo agradecería.
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