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Nucleares y bacterias ¿Qué te pasa, Alemania? (Nuclear and bacteria What's wrong, Germany? por Manuel Fernández Ordóñez


(Article in English)

Manuel Fernández Ordóñez hace un análisis exacto de la situación. Hay gente que si no es idiota, lo hace muy bien para que pensemos lo contrario:


Las últimas declaraciones han sido de un tal Gert Hahne: "No se puede castigar a alguien por tener mala suerte" ha dicho el buen hombre. También ha dicho que “la granja cumplía con toda la normativa” y que “lo mires por donde los mires no hay base legal alguna para responsabilizarles”. Utilizando el doble rasero habitual para con la energía atómica, sí que se puede castigar a los dueños de las centrales nucleares alemanas porque una central japonesa fue sacudida por un terremoto de grado 9.0 seguido de unas "olillas de nada" que, por cierto, han dejado casi 30.000 fallecidos. Las centrales nucleares alemanas también cumplen escrupulosamente la legislación y tampoco hay base legal para responsabilizarlas. No se les puede castigar por lo que ha sucedido en Japón. Pero se ha hecho.

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Nucleares y bacterias ¿Qué te pasa, Alemania? por Manuel Fernández Ordóñez.
¿Qué tienen en común los reactores nucleares y las bacterias E.coli en una granja alemana? Pues que el 99% de la población no sabe lo que son pero se permite la licencia de hablar como si físicos nucleares o biólogos moleculares fueran. ¿Qué no tienen en común ambas cosas? Pues que los reactores nucleares alemanes no han matado nunca a nadie, mientras que llevamos 33 muertos y 4.000 afectados por "algo" salido de alguna granja de la Baja Sajonia.
Las centrales nucleares alemanas no son un peligro, ni para los alemanes ni para el resto de Europa. Sus granjas, en cambio, no pueden decir lo mismo. ¿Y ahora qué hacemos? ¿Cerramos también las granjas alemanas, al igual que las centrales nucleares? Obviamente no, sería una estupidez y no seré yo quien pida tal cosa, pero permítanme aclararles que fue igual de estúpido tomar la decisión de cerrar las segundas. Merkel, en cambio, debería clausurar el Ministerio de Agricultura al completo, incapaz de trazar el origen de un brote mortífero. La incompetencia germana en este asunto ha sido palpable, acusando a diestro y siniestro -especialmente a nosotros- ocasionando pérdidas multimillonarias que ahora ni siquiera tienen la decencia de afrontar. Pagará Europa, ellos no.
¡Qué desvergonzada es la política! Capaz de los más altos estándares de incoherencia sin el más mínimo atisbo de sonrojo. 33 muertos después, en Alemania miran para otro lado. Las últimas declaraciones han sido de un tal Gert Hahne: "No se puede castigar a alguien por tener mala suerte" ha dicho el buen hombre. También ha dicho que “la granja cumplía con toda la normativa” y que “lo mires por donde los mires no hay base legal alguna para responsabilizarles”. Utilizando el doble rasero habitual para con la energía atómica, sí que se puede castigar a los dueños de las centrales nucleares alemanas porque una central japonesa fue sacudida por un terremoto de grado 9.0 seguido de unas "olillas de nada" que, por cierto, han dejado casi 30.000 fallecidos. Las centrales nucleares alemanas también cumplen escrupulosamente la legislación y tampoco hay base legal para responsabilizarlas. No se les puede castigar por lo que ha sucedido en Japón. Pero se ha hecho.
Los buscavotos saben bien lo que hacen y Merkel no es más que eso. Su estrategia populista no salió bien parada de las elecciones, pero hay que guardar las formas para las próximas, que las coaliciones son impredecibles. Cierre usted las nucleares si quiere, está en su derecho, usted gobierna. Pero no pretenda hacerlo con el argumento de que las centrales nucleares son peligrosas porque, en Alemania, es mucho más peligroso el sector agrícola. Y esto es un hecho irrefutable, el número de fallecidos lo corrobora. Como escribió el otro día Vigalondo: "insultad mi país, mi raza, mi ideología, mi pasado o mi religión. Pero dejad de insultar mi inteligencia". Las centrales nucleares son seguras y no lo son menos porque Merkel decida cambiar un puñado de ellas por un puñado de votos.
Permítanme adelantarme a todos aquellos que sientan el irrefrenable deseo de llamarme demagógico. Conténganse un segundo mientras leemos la definición en la RAE, "Demagogia: práctica política consistente en ganarse con halagos el favor popular". Pues bien, ni yo soy un político, ni en este artículo lanzo demasiados halagos ni, sobre todo, creo que apoyando la energía nuclear pretenda ganarme el favor popular. En cambio, eso es precisamente lo que ha hecho Merkel. Intentar ganarse el apoyo popular haciéndole halagos a la izquierda alemana cerrando las nucleares únicamente por intereses electorales. Eso sí es demagogia.
Por cierto, alguna ministra cordobesa que también se dedica a la política ha decidido no denunciar al gobierno alemán por la que nos ha liado con los pepinos y por ningunearnos en Europa. Tal vez pretenda ganarse el favor popular haciéndole halagos a Alemania ¿será eso demagogia? Enviaré una consulta a la RAE, a ver qué opina Reverte de todo esto. Los mentideros de la Historia cuentan que en 1909, debido a un enorme excedente vitícola, se puso de moda comerse las 12 uvas en las campanadas...prepárense para esta Nochevieja, con los pepinos.

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