Enlaces 07.02.2015

Alberto Vila: Los gestores imperfectos de mercados imperfectos
Desde los primeros gobiernos del postfranquismo se fueron consolidando las políticas económicas tendientes a la concentración. Esta situación anómala tiene repercusiones directas en la formación de los precios. Para nada favorece la competitividad.
Daniel Gascón: Cómo se edita un texto: Las cinco reglas de Botsford
Regla general n.º 2: Cuanto menos competente sea el escritor, mayores serán sus protestas por la edición. La mejor edición, le parece, es la falta de edición. No se detiene a pensar que ese programa también le gustaría al editor, ya que le permitiría tener una vida más rica y plena y ver más a sus hijos. Pero no duraría mucho tiempo en nómina, y tampoco el escritor. Los buenos escritores se apoyan en los editores; no se les ocurriría publicar algo que nadie ha leído. Los malos escritores hablan del inviolable ritmo de su prosa.
Juan Ramón Rallo: No lo llamen austeridad
Imaginemos a tres amigos: A, B y C. Los tres cobran un sueldo de 2.000 euros mensuales pero tienen hábitos de consumo muy distintos. A apenas gasta 800 euros mensuales en lo básico (ropa, comida, habitación y algo de ocio) para poder ahorrar los otros 1.200. B, en cambio, prefiere pulirse íntegros los 2.000 euros mensuales para vivir al día sin que le falte de nada. Y, por último, C se muestra descontento con los niveles de gasto que le permite alcanzar su “insuficiente” sueldo de 2.000 euros, de manera que mes tras mes pide prestados otros 500 euros para complementar su tren de vida. Supongamos que, pasados unos años, estas tres personas deciden modificar ligeramente su comportamiento: A opta por disfrutar un poco más del presente y pasa a gastar 100 euros más al mes (pero sigue ahorrando más de la mitad de su sueldo); B mira un poquito más hacia el futuro y minora su gasto en 100 euros mensuales (ahorra un 5% de su sueldo); y C, conocedor de que no puede continuar aumentando sus deudas indefinidamente, reduce sus desembolsos desde los 2.500 euros mensuales a los 2.400 (en lugar de endeudarse por 500 euros al mes, lo hace por 400).
¿A cuál de los tres amigos calificaría un observador imparcial de “austero”? Claramente a A y sólo a A. B sería un bon vivant que puede costearse su tren de vida mientras posea una fuente de renta estable y C un kamikaze financiero que tarde o temprano tendrá que empezar a gastar mucho menos de lo que ingresa para hacer frente a las deudas que se le han ido acumulando. La paranoia antiausteridad actual nos ha llevado, sin embargo, a calificar a los países que se comportan como C de “austeros”, cuando lo lógico sería tildarles de manirrotos.
Two decades of inflation and deflation
The story of the iPhone and other marvels is the story of technological advances that have transformed our world, making it difficult if not impossible to measure "inflation" or living standards by any objective measure. Of equal importance, it's also a story that began with the opening of the Chinese economy in 1995, an event which resulted in unimaginable gains in the productivity of hundreds of millions of workers in the span of one generation.