Pobreza y mentiras

El populismo y la pobreza van casi siempre de la mano. Tanto los que critican el capitalismo como los populistas de todas las ideologías recurren a la pobreza y su supuesto incremento en el mundo, incluidos los países desarrollados. 

No se dejen engañar, la pobreza no ha hecho más que disminuir. Hace no tanto tiempo, para la mayoría de la población mundial, la vida consistía en subsistir. La regla era esa y la excepción era vivir bien. No hay mejor prueba de la mejora que hemos experimentado que comprobar cómo se ha elevado la esperanza de vida en todos los países.

Sobre la pobreza en España este estupendo artículo de Juanma del Álamo es claro. Este párrafo deja al descubierto las miserias de los populistas:
En España, en definitiva, hay personas que viven oficialmente en riesgo de pobreza y no lo saben. Y es que el concepto generalizado que tenemos de lo que es una persona pobre está algo alejado de lo que determinan estos umbrales publicados a bombo y platillo. El umbral de pobreza (bajo el que viven el 21% de los españoles) y el riesgo de pobreza no representan a las personas que vagan por las calles en busca de limosna o de comida. De la distancia que hay entre el significado del término y la realidad reflejada por los estudios se aprovechan los que defienden que España es Albania, solamente para hacer daño al Gobierno. Y así, para de paso ganar visitas (proporcionales a la indignación que genera una noticia) los periódicos nos venden un titular poderoso acompañado de la foto de un hombre buscando comida en un contenedor.
Sepan cómo se define el riesgo de pobreza:
El conocido como “riesgo de pobreza” es un umbral que se fija en el 60% de la media de los ingresos por unidad de consumo de las personas de un país. En 2013 en España se situó en 8.114 euros para los hogares de una persona y en 17.040 euros para los hogares con dos adultos y dos niños. 
No es que sean cantidades como para vivir a cuerpo de rey, pero tampoco podemos definir a esas personas como pobres. Pensemos que la pobreza se mide en el mundo con el porcentaje de personas que viven con menos de $1 o $2 al día, por ejemplo. Valores muy lejanos a los que se consideran en los países más desarrollados.

Juan Ramón Rallo nos aclara cuáles son los criterios (al menos que se cumpla uno de ellos) de Eurostat para definir a una persona o familia "en riesgo de pobreza o exclusión social":
Renta por debajo del umbral de pobreza. El umbral de pobreza se define como el 60% de la renta mediana de un país; por tanto, una persona está por debajo del umbral de pobreza si cobra menos del 60% de la renta mediana del país. Así las cosas, en 2013 el umbral de la pobreza en España era de 9.300 euros anuales para un hogar unipersonal y de 19.600 euros para un hogar con dos adultos y dos niños. Todos aquellos que cobraran menos eran considerados personas en riesgo de pobreza o exclusión social. 
Privación material severa. Se entiende que un individuo o familia se hallan en una situación de privación material severa cuando no pueden permitirse al menos cuatro de estos nueve gastos: 1) la hipoteca, el alquiler y otras facturas como la electricidad o el gas; 2) una semana al año de vacaciones fuera del hogar familiar; 3) consumo de carne, pescado, pollo (o su equivalente vegetariano) al menos una vez cada dos días; 4) imprevistos (definido como la doceava parte del umbral de pobreza: es decir, 775 euros en hogares unifamiliares y 1.633 euros en hogares con dos adultos y dos menores); 5) teléfono fijo o móvil; 6) televisión en color; 7) lavadora; 8) automóvil; 9) temperatura adecuada en el hogar (tanto frente al frío como frente al calor). 
Baja densidad de empleo en el hogar. Un hogar exhibe baja densidad en el empleo cuando aquellos de sus habitantes con edades comprendidas entre los 18 y los 59 años trabajan en conjunto menos del 20% de los meses que podrían hacerlo. Por ejemplo, si en un hogar con dos adultos se ha trabajado en total menos de cinco meses al año, ese hogar se considera que exhibe una baja densidad en el empleo y que, por tanto, está en situación de riesgo de pobreza o exclusión social.
Y remata:
¿Sabemos cuántas familias en España se ven privadas de comer carne, pescado o pollo al menos una vez cada dos días? Sí, el 3,5% de todos los hogares y el 3,6% de todos los menores de 16 años: casi diez veces menos que el 33% divulgado por diversos políticos y medios de comunicación.
Es un drama que haya gente viviendo en situaciones precarias, pero es vergonzoso mentir. Esto último no ayuda a nadie y confunde.

Para analizar la pobreza en Estados Unidos podemos remitirnos a este artículo y algunas de sus conclusiones:
  • El 80% de los hogares pobres tiene aire acondicionado. Por el contrario, en 1970, sólo el 36% de la población de Estados Unidos disfrutaba de aire acondicionado.
  • El 92% de los hogares pobres tiene un microondas.
  • Cerca de las tres cuartas partes tienen un auto o una camioneta y el 31% tiene dos o más autos o camionetas.
  • Casi dos tercios tienen televisión por cable o satélite.
  • Dos tercios tienen al menos un aparato DVD y el 70% tiene uno de video.
  • La mitad tiene una computadora personal y uno de cada siete tiene dos o más computadoras.
  • Más de la mitad de las familias pobres con niños tienen un sistema de videojuegos, como la Xbox o la PlayStation.
  • El  43% usa servicios de Internet.
  • El 40% tiene una máquina lavaplatos.
  • Una tercio tiene un televisor gigante de plasma o LCD.
  • Alrededor de una cuarta parte tiene grabadora de video digital (como TiVo)
  • Más de la mitad tiene teléfono celular.
Es decir, muchos pobres de hoy en Estados Unidos viven mejor que gente que no se consideraba pobre hace unas décadas. Incluso mejor que personas que no consideramos pobres en otros países.

También pueden leer el artículo de Juan Ramón Rallo sobre la pobreza en Estados Unidos (basado en este informe):
En realidad, sin embargo, los datos transmiten otra imagen bien distinta: desde 1967, el número de hogares que ingresaban menos de 25.000 dólares (en dólares reales de 2012), se ha reducido desde el 28,1% al 24,7%. Asimismo, aquellas familias que ganaban entre 25.000 y 50.000 dólares también han caído desde el 32% al 24,3%. Igualmente, las que ingresaban entre 50.000 y 100.000 dólares han disminuido desde el 32,6% al 29,2%. Y, en cambio, el porcentaje de hogares que ingresan más de 100.000 dólares anuales ha aumentado desde el 7,4% al 22%. Dicho de otra manera, las familias han ido escalando en estratos de renta (algunas que ganaban menos de 25.000 dólares en 1967 han pasado a ganar entre 25.000 y 50.000, otras que se hallaban en esa franja han escalado hasta 50.000 y 100.000, y otras de esta última y de las anteriores han pasado a ganar más de 100.000 dólares anuales).
Igualmente reprochable es la arrogancia que muchos tienen cuando proponen soluciones. Les recomiendo el artículo de Abhijit V. Banerjee y Esther Duflo, en el que explican sus investigaciones con personas pobres. Este párrafo esencial (español):
We asked Oucha Mbarbk what he would do if he had more money. He said he would buy more food. Then we asked him what he would do if he had even more money. He said he would buy better-tasting food. We were starting to feel very bad for him and his family, when we noticed the TV and other high-tech gadgets. Why had he bought all these things if he felt the family did not have enough to eat? He laughed, and said, "Oh, but television is more important than food!"
Por último destacar los problemas que se dan cuando se confunde desigualdad con pobreza.