Contra un tirano pero a favor de otros

Reflexión de Muñoz Molina:
Durante el franquismo, en los últimos años, que son los que yo recuerdo, antifranquistas había muy pocos. Y demócratas menos aún. Yo, por ejemplo, y la gente con la que yo trataba, con la que reunía, junto a la que participaba en asambleas y reuniones más o menos conspiratorias: Éramos antifranquistas, pero no éramos demócratas. Creíamos que la República democrática alemana era democrática y que la república federal era neonazi, cosas así. Y que la revolución cultural de Mao era una especie de gran recreo antiautoritario colectivo. Cuando empezó a haber más antifranquistas fue después del franquismo. Cuántos más años pasan más antifranquistas vehementes aparecen. Dentro de poco habrá tantos que será posible evitar, retrospectivamente, que Franco se muera en la cama. Cualquier día casi podemos dar la vuelta a la batalla del Ebro. El número de antifranquistas no para de crecer, bastante más que el de demócratas.
Efectivamente, no se es demócrata si tus modelos son los regímenes comunistas, que han sido los más dañinos de la historia moderna de la humanidad. Oponerse a un dictador u otro tipo de tirano pero defender a otros porque con ellos compartes una misma ideología es lamentable, oponerse a una democracia como la española para apoyar al régimen venezolano o al cubano no tiene ni pies ni cabeza. Se pierde el norte y se dicen muchas estupideces.

Por otra parte, una vez muerto el dictador, muchos salen a decir que lucharon contra él. Pero la realidad es que la mayoría simplemente vivieron y dejaron vivir, sin protestar contra la dictadura. Habría que verse en una situación así para saber cómo reaccionaría uno, pero sin duda es de admirar quién está en la lucha, sin ir más lejos las Damas de Blanco en Cuba.