Víctimas, 22 de febrero: Fernando Buesa Blanco, Jorge Díez Elorza, Josu Leonet Azkune y José Ángel Santos Laranga

Libertad Digital.



El 22 de febrero de 2000 son asesinados FERNANDO BUESA BLANCO, portavoz del PSE en el Parlamento Vasco, y su escolta JORGE DÍEZ ELORZA, alcanzados por la explosión de un coche bomba en el campus universitario de Vitoria. Ambos murieron en el acto.
El portavoz del Partido Socialista de Euskadi en el Parlamento vasco y secretario general de los socialista de Álava, Fernando Buesa Blanco, y su escolta, Jorge Díez Elorza, caminaban desde su domicilio a su oficina, a 300 metros del despacho del Lehendakari Ibarretxe. Fernando había salido de su casa en la calle Alava y, acompañado por uno de sus hijos y por su escolta, se dirigía a pie a la zona de las universidades. Tras despedirse de su hijo en el Colegio de Ingenieros, donde participaba en un Master de Medio Ambiente, el político y su escolta prosiguieron por la acera unos metros más, ya en la calle Juan Ibáñez Santo Domingo. Antes de llegar a la esquina con la calle Nieves Cano, una fuerte explosión, audible en gran parte de la ciudad de Vitoria, acabó con sus vidas. Era poco antes de las 16:30 horas y en el campus universitario había en esos momentos una gran afluencia de estudiantes.
El coche bomba cargado con 25 kilos de explosivos y de metralla compuesta por bolas metálicas, fue accionado desde una distancia de varias decenas de metros por los etarras al paso del político socialista vasco y de su escolta. Como consecuencia de la explosión también resultó herida leve una mujer de 51 años, que se trasladó por sus propios medios al hospital. La furgoneta había sido robada un año antes, en mitad de la tregua decretada por ETA en septiembre de 1998. La banda terrorista había utilizado el mismo método con el que asesinó, el mes anterior, al teniente del Ejército Pedro Antonio Blanco.
Los asesinos juzgados y condenados de Fernando y Jorge fueron Asier Carrera Arenzana (quien colocó la furgoneta-bomba y accionó el mecanismo), Luis Mariñelarena Garciandía y Diego Ugarte López. Los dos primeros fueron condenados en 2002 y Ugarte en 2005.
En noviembre de 2011 la Audiencia Nacional condenó a 105 años de cárcel a Francisco Javier García Gaztelu, alias Txapote, por el atentado contra Fernando Buesa y Jorge Díez. Fue la primera sentencia contra miembros de ETA después de que la banda anunciara el cese definitivo de la violencia el 20 de octubre de ese mismo año. La sentencia da como probado que Txapote"mantuvo varias reuniones en el sur de Francia durante 1998 y 1999 con los miembros del comando Ituren, integrado por los condenados en estas acusaciones, Asier Carrera, Luis Mariñelarena y Diego Ugarte. Tras fijarles como ámbito de actuación la provincia de Álava, y encargarles el alquiler de un piso como base de operaciones, les asignó la misión de obtener información detalladaacerca de la vida y costumbres, entre otros, del abogado y portavoz del Grupo Socialista del Parlamento vasco, Fernando Buesa, a quien la dirección de ETA había decidido ejecutar". Asimismo, la sentencia considera probado que, una vez finalizada la tregua de 1998 de la banda criminal, García Gaztelu mandó intensificar los seguimientos y vigilancias a Buesa y facilitó a los autores materiales la furgoneta, los explosivos y las armas que debían utilizar para cometer el atentado.
Fernando Buesa Blanco era de Bilbao y abogado de profesión. En el momento de su asesinato tenía 53 años. Había sido vicelehendakari del Gobierno autónomo entre 1990 y 1994. Estaba casado con Natividad Rodríguez y teníatres hijos. Fernando se distinguió por su condena a la violencia terrorista durante toda su carrera política. Defendió sus ideas y sus convicciones con vehemencia, y por eso le mataron. Sabía que la banda terrorista le había puesto en la diana y vivía amenazado desde hacía tiempo. Fue coherente con sus ideas hasta el final y, el sábado anterior a su asesinato, había acudido a la manifestación del movimiento ¡Basta Ya! en San Sebastián para pedir la disolución de ETA y protestar por la falta de libertades en el País Vasco. Arnaldo Otegi, en esos momentos compañero de Buesa en el Parlamento de Vitoria, se había referido a los que participaron en la manifestación de San Sebastián como "la gusanada".
En su última intervención parlamentaria, el 18 de febrero de 2000, dijo entre otras cosas: "Estamos hartos de que ustedes se dediquen a darle vueltas al diccionario y a retorcer el sentido de las palabras para ver si encuentran una expresión feliz que sea asumible por Euskal Herritarrok a la hora de plantear sus resoluciones parlamentarias. ¡Dejen de mirar tanto y con tantos paños calientes a su suspendido socio parlamentario, y vuelquen su atención en las ciudadanas y ciudadanos de este país que sufren los ataques y carecen de seguridad y libertad! Ellos son los que tienen derecho a exigirles que paren, con todos los medios legítimos de que dispone el Gobierno, esos ataques, y ustedes son los que forman el Gobierno democrático de este país". En ese momento el Gobierno de Juan José Ibarretxe se sustentaba en un pacto de legislatura firmado en mayo de 1999 por el PNV, Eusko Alkartasuna y Euskal Herritarrok, firmado por Arnarlo Otegui yavalado por uno de los dirigentes de ETA, Urrutikoetxea Bengoetxea, que tenía acta de parlamentario.
Su viuda, Natividad Rodríguez, hablaría en 2007 en el documental Corazones de hielo de Jorge Martínez Reverte, de la responsabilidad de los nacionalistas: "Tienen que preguntarse por qué no ha ido la violencia contra ellos, por qué se ha permitido que los violentos crecieran en la impunidad. ¿Se les ha ayudado? Yo puedo afirmar categóricamente que hubo complicidad del mundo nacionalista con los violentos".
Jorge Díez Elorza, ertzaina, era de Vitoria. Tenía 26 años y estaba soltero. En la película Asesinato en febrero, de Elías Querejeta, sus padres, abuelos y miembros de la cuadrilla evocaron a Jorge, cuya muerte les ha dejado un vacío imposible de llenar. Su madre, Begoña Elorza, reflexionaba: "Son muy valientes, pero por detrás y con una pistola y con un coche-bomba. Pero eran incapaces de enfrentarse con los brazos de Jorge. Así son muy valientes ellos. Ellos y quienes les apoyan (...) Se erigen en salvadores de la patria. ¿De qué patria? De la mía no, desde luego".

Menos de un mes después del asesinato en San Sebastián de Ramón Díaz García, cocinero de la Comandancia de Marina de San Sebastián, a las 8:00 horas del jueves 22 de febrero de 2001 ETA hacía estallar en el barrio donostiarra de Martutene un coche bomba con casi seis kilos de explosivos. El objetivo era asesinar al concejal del Partido Socialista de Ordicia, Ignacio Dubreuil. Con este atentado indiscriminado la banda asesina no consiguió su objetivo, pero segó la vida de dos trabajadores de la empresa Elektra a los que la onda expansiva de la explosión les alcanzó de lleno: JOSU LEONET AZKUNE y JOSÉ ÁNGEL SANTOS LARANGA.
Iñaki Dubreuil llegó, como todos los días, en el tren de cercanías de Renfe Irun-Zumárraga, junto a su escolta. Salió de la estación para cruzar la carretera y dirigirse al centro ocupacional Sartu, donde impartía clases a jóvenes en paro. Cerca de él caminaban trabajadores de otras empresas que acudían también a sus puestos de trabajo. Pocos metros más adelante, cuando el edil socialista llegó a la altura del coche bomba, los terroristas lo explosionaron con un mando a distancia.
Iñaki Dubreuil salvó la vida por poco, pero sufrió heridas en el cuerpo y quemaduras de segundo grado en la cara, además de metralla por todo el cuerpo. También resultaron heridos de gravedad Igor Larrea Olano (28 años) y José Ignacio Urrestarazu (31 años), compañeros de Josu y José. De menor gravedad resultaron heridos Ignacio Urdangarín Múgica, Aranzazu Pérez Cayetano y Sandra Viejo Lorente.
El mismo día del atentado se detuvo en Francia a Javier García Gaztelu, alias Txapote, quien, según el Ministerio de Interior, era el que seleccionaba a las víctimas y ordenaba los atentados desde la ruptura de la tregua, incluido el que acabó con la vida de Josu y José Ángel.
Al día siguiente, unas veinte mil personas se manifestaron en San Sebastián contra la banda terrorista. El 30 de marzo Gara publicó un comunicado de la banda en el que calificaba de "error irreparable" la muerte de los dos trabajadores de Elektra.
En mayo de 2011 la Audiencia Nacional condenó a 140 años de cárcel a la dirigente etarra Ainhoa García Montero, alias Laia, como cooperadora necesaria en el atentado contra Dubreuil, que costó la vida a Josu y José Ángel. Por estos hechos también estaba acusado el dirigente de ETA Ibon Fernández Iradi, alias Susper, -compañero de Laia en el grupo Buruntza de ETA, al que se atribuye esta acción-, pero finalmente fue absuelto por falta de pruebas que acreditasen su intervención. En la sentencia, la sección tercera de la Sala de lo Penal, presidida por Alfonso Guevara, consideró probada la participación "relevante y necesaria" de Laia a la luz de un dossier de posibles objetivos de ETA elaborado de "su puño y letra", en el que aparecen datos sobre Dubreuil y del que se extrajeron sus huellas dactilares cuando fue incautado en un piso franco de la banda en Cizúrquil. Con los datos proporcionados por Laia, miembros de ETA "cuya identidad no consta", ya que los acusados de perpetrarlo -Ibon Etxezarreta y Jesús María Carrasco- fueron absueltos, colocaron el coche-bomba en las proximidades del apeadero del tren de cercanías del barrio de Martutene.
Josu Leonet Azkune, de 31 años, era residente en Tolosa, donde había nacido. Estaba casado y tenía una hija de nueve meses. Era hermano de la alcaldesa de Beizama, Idoia Leonet, del PNV. Horas después del atentado emitió un comunicado para desmentir las noticias que relacionaban a su hermano con Euskal Herritarrok, nombre usado por el entorno proetarra desde 1998 hasta 2001, año en que pasó a denominarse Batasuna.

José Ángel Santos Laranga, de 40 años, estaba casado y no tenía hijos. Trabajaba en la compañía Beysa, subcontratada por Elektra. Natural de Porto do Son (La Coruña), emigró cuando tenía cinco años con su madre a Pasajes (Guipúzcoa), poco después de que su padre falleciese ahogado en un accidente marítimo. Vivió posteriormente en Andoain y, desde hacía tres años, en Icazteguieta.

Torturan a travestis en prisiones camagüeyanas

 Dania Virgen García.



Desde la prisión provincial de Cerámica Rojas, en Camagüey, informa el preso Rolando Castro Sánchez acerca de los maltratos a que son sometidos los presos homosexuales y particularmente los travestis.

Asegura Castro Sánchez que estas personas son tratadas como animales, recibiendo todo tipo de maltratos y desprecios, torturas y golpizas por parte de los funcionarios de orden interior. Asegura que algunos presos  llegan a ser asesinados por el solo hecho de sus preferencias sexuales.

“Los obligan a que se vistan como hombres, les quitan todas sus pertenecías de vestir y se las botan; los ofenden diciéndoles maricones asquerosos, que debían haberse muertos antes de haber nacido; que Mariela, la hija de Raúl Castro, es otra invertida que les permite hacer esas cosas”, refiere la fuente.

“Los funcionarios del orden interior, con el conocimiento de los jefes de las prisiones, cometen a diario abusos contra los travestis en las prisiones Cerámica Roja, Kilo 7 y la 26, todas en Camagüey”, asegura.

Castro Sánchez enumera varios de estos hechos en la prisión en la prisión  Kilo 7.

El jefe de grupo Fidel, más conocido como El Pelicolorado, sorprendió con su pareja al travesti que llaman Marisol, de 18 años de edad, de tez negra, y lo condujo para una celda de castigo, donde le propinaron un golpiza tan severa que lo dejaron casi muerto. En esas condiciones, lo esposaron de la reja de la celda, le quitaron la ropa, y le introdujeron por el ano una tonfa hasta más de la mitad, lo que provocó  que tuviera que ser ingresado en estado grave por 16 días, en el Hospital “Amalia Simoni”, de la ciudad de Camagüey.

En esta misma prisión, en el destacamento 6, el jefe de grupo Manuel mas conocido por el Bizco, luego que sorprendió con su pareja al travesti conocido por Katy, de 20 años de edad, también negro, lo llevó para la celda de castigo y después que le propinó una golpiza que lo dejó sin conocimiento, le quitó toda la ropa y con un tabaco encendido le quemo los glúteos.

En el destacamento tres, el jefe de orden interior conocido como Yelier quitó al travesti Cintia, de 22 años de edad, de tez oscura, todas sus pertenecías de vestir  y se las rompió. Cuando con una cuchilla de afeitar  trataba de romper una falda que tenia puesta el joven, le ocasionó una herido de 10 puntos en el glúteo izquierdo.

En el destacamento diez, el segundo jefe de orden interior, Zayas, atrapó a Madona, de 21 años de edad, acostado con su amigo, el travesti Marlen de 25 años de edad. Se llevó a los dos para la celda de castigo y junto a 7 funcionarios del orden interior los obligaron a que se besaran y después los obligaron a beber de un cubo de orines.

En el destacamento cinco, el antes mencionado jefe de grupo conocido como El Peli colorado paseó desnudo por todo el penal al travesti que se hace llamar Daniela, de 27 años de edad, de tez oscura, y lo llevó para la celda de castigo, donde le propinó una  golpiza y lo obligó a que introdujera la mano en el turco, sacara excrementos y se los comiera. Después lo obligó a ir a todos los destacamento embarrado de excremento y desnudo para que  lo vieran los presos. Según dijo el oficial, para que vieran que “es un maricón asqueroso y que le gusta comer mierda”.

En otra ocasión, el reeducador Freddy llevó a Daniela para la celda de castigo, lo golpeó esposado de pies y manos y le azuzó a un perro pastor alemán sin bozal que le mordió en las  nalgas y el muslo izquierdo.

El jefe de grupo conocido por El Bizco, sorprendió con su pareja al travesti Malú, en el destacamento 10 cubículo 20,   después que le dio una golpiza él junto a cinco guardias  lo obligaron a lamer el pene de un perro pastor.

El miércoles 25 de enero, en la prisión  Cerámica Roja fue víctima de una golpiza a palos y puñetazos  el travesti  conocido por María, de 18 años de edad, por el sólo hecho de reclamar al reeducador Peña de que le devolviera las prendas de vestir que le habían quitado. Después de la golpiza, el reeducador amenazó con “matarlo como un perro.”
“Así son tratados los travestis en las prisiones cubanas, Mariela Castro debiera visitar las cárceles y  proteger a estas personas”, concluyó la fuente.

dania@cubadentro.com

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Sendero Luminoso: la Devastación

Por Mario Noya

Jamás Mario Vargas Llosa hubiera escrito Conversación en La Catedral en los años 80 del siglo pasado, pues todo el mundo entonces sabía en qué momento se jodió el Perú: cuando rompió a matar Sendero Luminoso, junto con las FARC la peor organización terrorista que haya padecido América.

Podríamos incluso fechar con precisión el advenimiento del más puro horror: el 17 de mayo de 1980, cuando un grupo de senderistas quebró y quemó las urnas de un pueblito de los Andes. Pero como finalmente el ínfimo Chuschi pudo votar al día siguiente, en las primeras elecciones que celebraba el Perú tras once años de dictadura militar izquierdista, ni la prensa ni la sociedad prestaron demasiado interés a esa declaración de guerra popular. Ya en diciembre las cosas cambiaron: en Nochebuena una partida senderista asesinó –"lo torturó (...), le cortó las orejas, lo mató"– a un terrateniente (Benigno Medina) y a uno de sus ayudantes ("apellidado Morales", trató de concretar la Comisión de la Verdad), y el día 26 Lima amaneció con perros colgados de farolas y cartelones al cuello en los que se leía: "Teng Xiaoping, hijo de perra". Y es que Sendero Luminoso veneraba a Mao Zedong y por eso mismo abominaba del revisionista que recién empezaba a sojuzgar la martirizada China.

Cambiaron las cosas, sí, pero no demasiado. En un primer momento las autoridades no concedieron gran importancia a ese pese al nombre ("El marxismo-leninismo abrirá el sendero luminoso a la revolución") oscuro grupejo ultraizquierdista que operaba principalmente en Ayacucho, una de las zonas más inhóspitas del país, circunstancia que aprovecharon los criminales para hacerse fuertes y ganar miembros (200-300 ya en ese año 80) y adeptos; para esto último optaron por el justicierismo, por matar a gentes de pésima reputación en aquel infierno andino donde la esperanza de vida rondaba los 45 años y la mortalidad infantil alcanzaba el 20%, como grandes propietarios abusivos y ladrones de ganado. Así que la bola maoísta experimentó un crecimiento formidable y los 200 muertos que se llevó por delante en 1982 se convirtieron en 2.000 en 1983.
"El triunfo de la Revolución costará un millón de muertos", parece ser que predijo Guzmán –Perú contaba entonces con 19 millones de habitantes–. En virtud de este principio, los maoístas se dedicaban a eliminar todos los símbolos de un orden social y político detestado.
(El libro negro del comunismo, VVAA, Planeta-Espasa, 1998, p. 757).
El referido profeta de la Megamuerte tenía por nombre completo Manuel Rubén Abimael Guzmán Reynoso y sus secuaces lo llamaban Presidente Gonzalo o la Cuarta Espada del Marxismo –las otras eran el propio Marx, Lenin y Mao–. Era el líder supremoindiscutibleendiosado de Sendero Luminoso, y antes había sido catedrático de Filosofía en la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga de Ayacucho. Era un asesinazo de la estirpe de Mao y Pol Pot que quería para el Perú lo que estos para China y Camboya, respectivamente. La Devastación. Sabía de sobra que jamás lo seguirían de grado sus compatriotas, así que desató el terror más despiadado: sus secuaces degollaban, quemaban vivas, dinamitaban a sus víctimas; les cortaban las orejas, la lengua, les sacaban los ojos; con frecuencia las sometían a dantescos juicios populares que las humillaban y –lo más importante– aterrorizaban a quienes los presenciaban. En las zonas que subyugaban,
a las prostitutas se les rapaba el pelo, se azotaba a los maridos adúlteros y a los borrachos, a los rebeldes se les recortaba una hoz y un martillo en el cuero cabelludo y se prohibieron las fiestas juzgadas malsanas. Las comunidades estaban dirigidas por comités populares encabezados por cinco comisarios políticos(...) No se toleraba ningún amago de desobediencia, y la menor algarada se veía castigada [con la] muerte inmediata. (Ob. cit., p. 758).
En plan Pol Pot, Guzmán quiso erradicar del Perú todo vestigio de capitalismo y modernidad, de ahí que Sendero destruyera puentes, centrales eléctricas, tractores, embalses, granjas experimentales, tratara de aislar el campo de las ciudades. En plan Lenin, creó campos de trabajos forzados en la Amazonia ("En diciembre de 1987, 300 mujeres, niños y ancianos famélicos consiguieron escapar de aquel gulag peruano"). En plan Stalin, puso en su mira paranoica a prácticamente todo el mundo, por eso cayeron tantísimos peruanos de toda clase y condición: líderes políticos y sindicales, jefes comunitarios, curas católicos, pastores evangélicos, policías, militares, comerciantes, terratenientes, maestros de escuela, empresarios...; la enumeración está fuera de lugar, pues Sendero tenía por objetivo el Perú entero. "Sus víctimas fueron en el 99% de los casos humildes campesinos", escribirá Mario Vargas Llosa en 1993, en un texto muy ilustrativo de la atmósfera delirante que soportó su país en aquellos tiempos, de unaluminosidad siniestra.

Cuando el Estado despertó a la terrible realidad del terror senderista, ahí ya el Perú acabó por hundirse en uno de los peores momentos de su muy larga historia. "Las fuerzas del orden, las llamadas fuerzas del orden, respondieron con un salvajismo muy semejante", referirá el Nobel Vargas. El denominado "conflicto interno armado" que asoló el país entre 1980 y 2000 acabó segando entre 61.007 y 77.552 vidas, según el pavoroso recuento de laComisión de la Verdad y Reconciliación. De ellas, Sendero se cobró entre 24.823 y 37.840, los "Agentes del Estado" entre 17.023 y 20.893 y los "Otros" (autodefensas campesinas, grupos paramilitares, emerretistas...) entre 11.858 y 20.076. El departamento de Ayacucho fue la Zona Cero de esta carnicería: allá fueron masacradas entre 22.000 y 30.000 personas (la CVR da un estimado de 26.259). Ayacucho, por cierto, quiere decir en quechua "El Rincón de los Muertos".

Podríamos distinguir tres fases en la represión estatal: 1) la brutal e ineficaz de Fernando Belaúnde Terry, 2) la de Alan García, mucho menos indiscriminada y más útil, 3) y la brutal y eficacísima de Alberto Fujimori, que de hecho acabó metiendo literalmente en una jaula a la alimaña humana deGuzmán, lo que le valió alcanzar un pico de popularidad del 90%. (Para saber de la guerra muy sucia del chino Fujimori y su inseparable Montesinos, no dejen de leer En el reino del espanto, de Álvaro Vargas Llosa).

La captura de la Cuarta Espada (12/9/1992) supuso un hito, de ahí en adelante Sendero dejó de ser una amenaza existencial para el Perú: si en el período 1980-1990 se le atribuyeron 30.128 hechos terroristas, en el comprendido entre 2000 y 2008 sólo se le achacaron 2.517. Si en 1992 llegó a contar con hasta 25.000 miembros (3.000-5.000 de ellos regulares), en estos últimos años no dispondría de más de dos o trescientos. Pero no ha muerto, como tantos proclaman; pero sigue matando, sigue siendo capaz de perpetrar ataques como el de Tintaypunco (2008), en el que perdieron la vida 19 personas. Desde presidio (fue condenado a cadena perpetua en 2006), el infame Presidente Gonzalo suelta pestes de sus herederos, a los que considera una yunta de "mercenarios" que prácticamente habrían tirado "al tacho" de la basura el "marxismo-lenininismo-maoísmo", mientras no son pocas las voces que los consideran meros "sicarios del narcotráfico". Ojo aquí con lo que se dice, que algunos ven novedades donde no las hay: ya en 1983 el Sendero de Guzmán andaba conchabado con los traficantes de droga de Huánuco.

Recién el domingo anunció el presidente Humala la captura del hasta ese momento cabecilla de la organización, José Eleuterio Flores Hala, aliasCamarada Artemio, que formó parte del comité histórico de la misma y por cuya cabeza ofrecía Lima un millón de soles (unos 350.000$) y Washington cinco millones de dólares. Pero ya tiene un narcosucesor, Víctor Quispe Palomino, alias Camarada José, también tasado por los norteamericanos encinco millones de dólares. La lucha sigue, pues. El Perú tiene que seguir combatiendo el senderismo. Y juramentarse para no sucumbir al olvido, como pide mi querido colega Martín Higueras Hare en esta pieza memorable.

www.marionoya.com

Última carta de un fusilado

Felipe Hernández Cava.





Unas horas antes de ser fusilado

1.
A veces me detengo un instante en medio de la agitación laboral y me dedico a revolver los cientos de papeles que acumulo a la búsqueda de un pequeño tesoro. Hace unos meses, como recordarán los lectores de fronterad, hallé una foto inédita de Alfonso tomada en la Puerta del Sol un treinta y uno de diciembre de 1932. Y ahora con lo que doy es con una carta escrita de puño y letra en la cárcel de Porlier por un preso que sabe que su fusilamiento se va a producir en breves instantes.

La caligrafía de ese condenado a muerte es extremadamente buena y equilibrada, pero tan personal que hay alguna palabra cuya trascripción me resulta complicada. Dice así:



Querido (INDESCIFRABLE):

espero que, con la ayuda de Cristóbal Cáliz, deis cumplimiento a las siguientes instrucciones:

-Avisar a la mañana temprano a mi cuñado Marcelo Bermejo que vive en el Pasaje Montesa Nº6 1º Dcha. Trabaja en la tienda de ultramarinos de Don Hipólito Garcia, calle Torrijos Nº5, teléfono 50.404. Que avise inmediatamente a Emilio por si pueden conseguir en Auditoria que les entreguen mi cuerpo, pues pienso que será un consuelo para mi familia saber donde estoy.

-Recoger mis cosas en la galería, empaquetar fotos, cartas y papeles para que nada se extravíe. Digo a mi cuñada que recoja un libro de inglés y un diccionario que usa Marín Bonilla. Siento el quitárselos, pero son dos libros que me han acompañado en el cautiverio y es el único recuerdo que puedo dejar a los míos. A ti te dejo mi lápiz -¡pobre cosa!- pero que ha servido para escribir los trabajos y traducciones con que me he entretenido desde el día de mi detención. Si algo más te gusta entre mis cosas, te lo regalo también. Entre mis libros de inglés hay una gramática negra que es de Cerrilla. Celda 28. Galería 6ª y dos de Lafuente. Se los devolvéis y dadles un abrazo de despedida. Tiene otra Roquero que es mía. Si le sirve, que se la quede como recuerdo.

-Dejamos aquí bastante fruta. Repartirla entre los más necesitados de la Galería 3ª. El chocolate y el queso que había en mi cesta se lo dais a los dos abuelos que hay en la 4ª Sala de la 3ª Galería.

Despide a (INDESCIFRABLE) con un abrazo, saludos a Rodríguez Vega y Ramón Díaz Hervás, Maltrana y tantos otros. Diles a los campesinos que pregunten por mí que les dedico un recuerdo y vosotros, todos los que podáis seguir viviendo, ¡Adelante!

Ricardo Zabalza

Nota-Adjuntas van unas cartas para que se las mandéis también a mi cuñada –son tres- y una hoja adjunta para Miguel Olay y un lápiz, un peine y los lentes.

Porlier 24-Febrero-1940



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Premios Nobel – Física 1910 (Johannes Diderik van der Waals)

El Tamiz.

Como sabéis los viejos del lugar, en la serie sobre los Premios Nobel vamos recorriendo, pasito a pasito, la historia de estos galardones en sus vertientes de Física y Química desde sus comienzos en 1901. En la última entrega de la serie hablamos sobre el Premio Nobel de Química de 1909, otorgado a Wilhelm Ostwald por su trabajo sobre la velocidad de reacción y los catalizadores. Hoy llegamos a 1910 y el premio de Física correspondiente, otorgado al holandés Johannes Diderik van der Waals, en palabras de la Real Academia Sueca de las Ciencias,
Por su trabajo en la ecuación de estado para gases y líquidos.
Como suele suceder, esta breve descripción no basta para comprender el alcance de las investigaciones de van der Waals, de modo que tengo que hacer lo de siempre: pedirte paciencia para retroceder en el tiempo antes de llegar al héroe del artículo de hoy. Se trata, por cierto, de un héroe inusual; lo habitual en Física es que los descubrimientos teóricos suelan ser realizados por científicos jóvenes, y que una vez pasada cierta edad los avances del científico (si los hay) sean de carácter experimental. No es el caso de hoy, pero tiempo al tiempo…
Antes de que la Termodinámica adquiriese todo el aparato teórico que la propulsó como ciencia “de verdad” en el siglo XIX, diversos científicos habían obtenido ya leyes y ecuaciones de carácter empírico que predecían el comportamiento de sistemas termodinámicos simples en condiciones muy específicas. Durante los siglos XVII y XVIII, científicos como Robert Boyle, Edme Mariotte, Jacques Charles y otros habían logrado un buen puñado de leyes de este tipo, muchas de las cuales hemos estudiado en el bloque [Termodinámica I].
Naturalmente, la ciencia es siempre empírica en último término, pero según una ciencia madura, obtiene principios más profundos y básicos de los que deducir un gran número de comportamientos; en otras palabras, de un puñado de ecuaciones desconectadas se obtiene una teoría, algo a lo que aún no había llegado la Termodinámica. Por ejemplo, tanto Robert Boyle como Edme Mariotte llegaron a la misma conclusión tras diversos experimentos con gases: si la temperatura se mantenía constante, al aumentar la presión sobre el gas éste disminuía su volumen, y ambas variables –presión y volumen– eran inversamente proporcionales. Ahora bien, ¿por qué? A eso eran incapaces de responder tanto el uno como el otro.
Benoit Paul Emile Clapeyron 

Benoît Paul Émile Clapeyron (1799-1864).