Testimonio desgarrador de Damaris Moya Portieles sobre amenazas contra su pequeña hija

Movimiento por los Derechos Civiles Rosa Parks.



Damaris Moya
El miércoles 2 de mayo, la activista Damaris Moya Portieles y otros opositores fueron víctimas de un brutal arresto en manos de agentes de la policía política.  Sin embargo, lo que sucedió con Moya Portieles fue el caso de mayo severidad cuando agentes del régimen amenazaron con violar a su pequeña niña.  Aquí esta su testimonio: 
He tratando de asimilar algo muy doloroso que me tocó vivir, hace apenas unos días donde está involucrada mi pequeña hija de cinco años de edad, Lazara Yorgelis Contreras Moya.
El hecho ocurrió en Santa Clara el miércoles 2 de mayo, cuando 18 opositores pacíficos, miembros de la Coalición Central Opositora, del Movimiento Femenino por los Derechos Civiles Rosa Parks y del Frente Nacional de Resistencia Cívica y Desobediencia Civil Orlando Zapata Tamayo, nos encontrábamos reunidos realizando para realizar la acostumbrada vigilia de la vela, reclamando la libertad de los presos políticos. Después de terminada la vigilia salimos a la calle a tirarnos la acostumbrada  fotografía, gritamos libertad para los presos políticos y democracia para el pueblo de Cuba.
Más de 80 agentes de la Seguridad del Estado y de las brigadas de la brigada especial del Ministerio del Interior que se encontraban vigilando la vivienda, se abalanzaron contra nosotros y la emprendieron a golpes.
Me golpearon salvajemente y me arrastraron por los pelos  y a empujones hasta la patrulla de la policía, me introdujeron en ella y me llevaron detenida para la unidad de instrucción penal, nada de esto es nuevo, todo lo  contrario, ocurre con mucha frecuencia, además  se llevaron de la misma forma a varios hermanos de los que se encontraban en la vigilia, si los hechos narrados hasta el momento fueron lo principal, quizás ni lo estuviera escribiendo, pero lo doloroso es lo que contaré a continuación.
Cuando llegaron conmigo a la unidad me metieron en una celda y fue donde comenzó el calvario.
Recuerdo que se encontraba de oficial de  guardia superior el oficial Eric Francis Aquino Yera, altamente peligroso por sus instintos depredadores, este militar ordenó a dos supuestos presos comunes, que comenzaran a gritarme desde otra celda que iban a violar sexualmente a mi niña de cinco años de edad. No puedo olvidar aquellas palabras obscenas con que me describían todo lo que le harían a mi inocente bebe por delante y por detrás, cuando protesté: Les grité puercos y abusadores y más me gritaban.
Quisiera tener  valor suficiente para pronunciar las palabras textuales, pero no puedo, me aterran, solo puedo decir que uno de estos dos sujetos era el que más se ensañaba, su voz se dejaba escuchar por encima del otro cada vez más cruel y amenazante, mientras escuchaba la satisfecha risa y  carcajadas de Aquino Yera.
Esta tortura duró toda la noche, y yo me sentía muy mal y estaba preocupada por Lazarita. Quería que llegara el día, quería encontrar una oportunidad para avisar a mi esposo y a mi madre para que me la cuidaran, para que no la perdieran de vista  y para que no la mandaran a la escuela.
Aquellos gritos y ofensas no me dejaban pensar, pero igual, cuando ellos se callaron yo no dejaba de escucharlos, aquellas malditas palabras y descripciones de lo que le iban a hacer a mi niña sonaban como truenos en mis oídos, cerraba los ojos muy fuerte pero entonces veía la risa burlona y el asqueroso rostro y escuchaba las carcajadas del oficial Eric Francis Aquino Yera y para colmo imaginaba a mi adorada y menuda Lazarita gritando entre espanto y dolor entre aquellas fieras uniformadas disfrazadas de reclusos. 
Quería rezar por mi bebe, pero no me podía concentrar y sabía que era lo único que me podía ayudarme, necesitaba tener un Rosario en mis manos, pero era totalmente imposible, pensé en tejer uno, mire mis zapatillas, pero a todos nos quitan los cordones cuando somos arrestados, comencé a deshilar mi blusa, empataba los hilos y los anudaba, mientras lloraba en silencio mordiendo mis labios con los dientes, me sentía muy angustiada, me dolía el corazón y la impotencia entre tanto abuso e impunidad me mataba.
Mis labios comenzaron a sangrar, luego comenzó a dolerme la cabeza y recordé los golpes y  halones que me dieron del pelo, sentí que iba a enloquecer, comencé yo misma a arrancar mis cabellos, los empataba, los anudaba y construía el Rosario que comencé con los hilos de mi blusa.
Al fin, casi darme cuenta estaba orando, pero fue muy raro, siempre rezo por la salud de mis dos hijos, mi madre y mi esposo y ahora estaba pidiéndole a Dios: “Dios mío ayúdame, que a Lazarita le duela la barriguita, o que le de fiebre para que no la puedan llevar a la escuela hasta que yo pueda avisar que ella está en peligro”.
En esa agonía llegó el  día y finalmente a media mañana me liberaron. Lo primero que hice fue llamar a mi casa y preguntar por la niña, me dijeron que estaba bien y en la escuela, corrí como una loca hasta el colegio y me la llevé a casa.
Me senté con mi esposo, mi madre y mi hermana de ideas Idania Yánez Contreras, les conté todo lo sucedido y  decidí no llevarla más a la escuela hasta que los oficiales de la Seguridad del Estado no me garanticen que a mi niña no le iba a suceder nada, posteriormente me fui junto a mi esposo y la niña hasta fiscalía militar donde puse una denuncia, la cual hasta el momento de estar redactando este testimonio no he tenido respuesta.
Desesperada y en busca de ayuda me fui hasta la Iglesia del Carmen, en Santa Clara y le conté al Párroco Guillermo todo lo sucedido y el miedo que sentía por mi hijita, pero lejos de encontrar un aliento quedé sorprendida,  el mismo me dijo: “Si  el gobierno a llegado hasta esos extremos lo que tienes que hacer es quitarte de la oposición y dedicarte a velar a tú hija, sobre todo cumplir con lo que está establecido”
Se muy bien que el deber de todas las madres es el de velar por sus hijos, y yo lo hago todos los días, pero en verdad yo estaba esperando del Cura otro mensaje, un aliento, un consejo cristiano.
Yo no creo estar haciendo algo malo, todo lo contrario, mi lucha es por los derechos y la felicidad de todo un pueblo y en ultimo caso, que estuviera haciendo algo indebido, mi hija no tiene la culpa y nadie tiene el derecho de amenazármela de esa forma, confío y se que Dios tomará la ultima palabra y mientras tanto mi  familia ha decidido, que Lazarita no estará lejos de nosotros, hasta que nos aseguren que nada le va a suceder.
Entre tanto silencio e impunidad y abandono por parte de la jerarquía católica, un padre de nombre Juan Ivo de nacionalidad Francesa, Párroco de la Iglesia San Atanasio de la ciudad de Placetas, me recibió con amor cristiano y tuvo el coraje y sensibilidad humana de al menos escucharme y orar por mi y por mi pequeña Lazarita. Dios Bendiga al Padre Juan Ivo, a mis hermanos y hermanas de la resistencia, a mis hermanas y hermanos del Directorio Democrático Cubano en Miami y a todos los que se han sensibilizado con mi triste y desesperada situación.
-Damaris Moyas Portieles, Presidenta en función del Movimiento Femenino por los Derechos Civiles “Rosa Parks” Y Coopresidenta de la Coalición Central Opositora

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