La “libreta” de racionamiento cumple 50 años

Oscar Espinosa Chepe.

LA HABANA, Cuba, marzo, www.cubanet.org -El 12 de marzo se cumplieron 50 años de la implantación del racionamiento en Cuba, a través de la Ley No. 1015 para la distribución y venta de alimentos, productos de aseo personal, papel sanitario y otros.  La “libreta de abastecimientos” es hija de la escasez y se proponía garantizar el  consumo básico a la población de artículos de primera necesidad.
En sus inicios abarcaba cantidades y surtidos de productos vendidos a precios subvencionados, muy superiores a los actuales. A través del tiempo, debido al decrecimiento de los niveles productivos, muchas ofertas desaparecieron o disminuyeron. La carne de vacuno es un ejemplo notable. Originalmente entregada a razón de 3 libras por personas al mes, paulatinamente fue reduciéndose hasta los 230 gramos (8 onzas) actuales de picadillo mezclado con soya, más una libra de pollo.  Similar destino tuvieron las grasas comestibles, que de 2 libras mensuales, una de aceite y una de manteca de cerdo, sólo se vende 230 gramos de aceite comestible por consumidor. El café, de un sobre de producto puro cada 10 días pasó primero a venderse ligado con otras materias, y después de varios cambios, hoy se oferta 115 gramos cada 30 días, mezclado con chícharo, con un sabor y aroma que se asemeja a cualquier otra cosa, menos a café.  El azúcar se fue reduciendo hasta las 3 libras de refino y 1 cruda para igual período.
Por otra parte, muchos productos han salido del sistema de racionamiento, como las viandas y hortalizas, la leche enlatada, los cigarrillos y tabacos, la mantequilla, y los artículos de aseo y limpieza, que se venden “liberados” a precios varias veces superiores, y en ocasiones con dificultades para adquirirlos,  como la papa, que de unos 30- 40 centavos la libra pasó a 1 peso en los Mercados Estatales Topados.
Los productos que permanecen racionados además de las grasas y cárnicos  antes mencionados, por consumidor mensualmente son: 7 libras de arroz, 10 huevos, 10 onzas de frijol, pescado en algunas ciudades, 460 gramos con cabeza y 316 gramos descabezado, 1 caja de fósforos,  y algunas dietas de un kilogramo de leche en polvo para enfermos, sal 1 kg (trimestral), 14 compotas para bebés, algunas bolsas de yogurt de soya para adolescentes y 1kg del  suplemento “lactosoy” para las personas de la tercera edad,  que no es muy bien aceptado, y diariamente de un panecito (supuestamente de 80 grs.). . Se vende un litro de leche por niño hasta cumplir los 7 años de edad. Esas cantidades de artículos entregados en el marco del sistema de racionamiento malamente alcanzan en su conjunto para los primeros 10 días  del mes.
Desde el ascenso al poder, Raúl Castro se ha pronunciado por la eliminación de la “libreta”  y su sustitución por una subvención a las personas que realmente necesiten apoyo.  En realidad el racionamiento ha sido un sistema irracional, pues subvenciona  a personas que realmente no lo necesitan. Además, ha sido fuente de corrupción debido a mecanismos que facilitan operaciones fraudulentas. A diferencia de otros sistemas basados en cupones que propician el control, se realiza anotando en la llamada libreta, método muy difícil de comprobar. Además, las enormes diferencias de precio para el mismo producto, ya sean  racionados, liberados o en divisas, sin soslayar el potente mercado negro, constituyen un terreno fértil para el agio y la especulación.   Se da el caso de que el arroz racionado vendido de 25 a 90 centavos la libra (las primeras 5 lbs. a 25 centavos), se ofertan en el mercado liberado de 3.50  a 5.00 pesos, de acuerdo a si es de origen nacional o importado, o a precios varias veces superiores si son adquiridos en el sector de moneda convertible, al que no todos los cubanos  tienen acceso.   Esto ocurre con el frijol, la leche para niños y otros productos.
Al mismo tiempo, el sistema de anotación es  un método lento, de mucho tiempo de espera para los consumidores, obligados a comprar en un solo establecimiento comercial, lo que dificulta protestar cuando las cantidades son disminuidas por los empleados, así como por el deficiente estado de las balanzas, lo cual es muy corriente en Cuba. Se añade la escasa higiene en el expendio de leche, carnes, aceite comestible, pan, azúcar  y otros distribuidos a granel.
No obstante las declaraciones del Presidente Raúl Castro y el acuerdo en los Lineamientos del VI Congreso del Partido Comunista (Punto 174), de: “Implementar la eliminación ordenada y gradual de la libreta de abastecimiento, como forma de distribución normada…”, al igual que el fin de la dualidad monetaria, esto no depende de decisiones, ni de “buenos” deseos, sino del incremento de la producción de bienes y de la elevación de la eficiencia a niveles tales que permitan, con una adecuada estabilidad monetaria y de precios, satisfacer las necesidades de la población,  a lo cual deberá contribuir el pago de salarios decentes que estén en relación con los aportes de los ciudadanos a la sociedad. Así podría ser utilizado el mercado como forma básica de distribución, complementado con una proactiva  política de apoyo a los sectores  desvalidos.  Esto no excluye la participación del estado en actividades económicas o de servicios estratégicos, por ejemplo en  educación, salud y seguridad social, esquema que exige   altos grados de transparencia en la gestión de los recursos, objetivo difícil de alcanzar en una sociedad sin democracia y libertad.
Lamentablemente, la producción agropecuaria y de otros rubros no crece, de manera que será muy difícil eliminar la “libreta” con sus nefastas consecuencias en un mediano período de tiempo. Únicamente podrá realizarse cuando en Cuba se ejecuten las reformas radicales requeridas urgentemente por la economía, y sea liberado efectivamente  el potencial productivo del país. Hasta tanto, los años de racionamiento continuarán con todos los males resultantes para la sociedad.

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