Luna nueva (His girl Friday). 1940. Howard Hawks.

Magnífica película de Howard Hawks. Una screwball comedy clásica. Sólo en Un, dos, tres se habla más rápido que en esta película pero todo se entiende y se oye con claridad, no como en algunas películas españolas. Cary Grant está soberbio, como siempre, y Rosalind Russell le mantiene el pulso.

Película que he visto muchas veces y que mantiene su frescura, tanto en las bromas como en la manera de abordar el tema del periodismo, la pena de muerte, la corrupción y la política, desde un punto de vista satírico.

Incluida en mis películas.

Entrevista a Ignacio Pereda

Fundación escuela de solidaridad. FES.

Es fiel a su proyecto de seguir a Jesús de Nazareth haciendo familia con aquellos que no la tienen. Sólo ese género de personas que todo lo dan, sin guardar nada para sí, pueden operar milagros. Allí en Sierra Elvira, muy cerca de Granada capital, Ignacio Pereda asiste diariamente al prodigio de lograr  llenar el medio centenar de  estómagos a su custodia. Por ello no le falta fe. Ésta asoma sin alardes, natural, cautivadora, de ese  rostro redondo y bueno, de ese cuerpo fuerte y curtido, de ese espíritu grande y tranquilo. Hacen falta muchas dosis de sosiego para poder afrontar cada día lo imposible.
No se ha limitado a reunir bajo un mismo techo a los desamparados. Ha hecho familia que literalmente amasa barro, pero también sueños, futuro…; familia que camina y sube montañas..., familia que ora de forma universal, canta, danza y ríe… Jamás lo confesará, pero él es el artífice del prodigio, el pegamento que procura la armónica convivencia entre gentes tan diferentes y desarraigadas.  Ese amor, que no puede  disimular su estampa, es el que conglomera a los últimos, a los olvidados de la tierra instalados en el hogar  de la Fundación “Escuela de Solidaridad”.
La recuperación afectiva y motivacional de niños, adolescentes, jóvenes, madres con hijos en situación de emergencia, adultos, cualquier persona sin hogar...,  es el desvelo de este  cordobés de 49 años de edad que cada día se entrega  por entero a “su familia”. “Lo que guardé no lo tengo, sólo tengo lo que dí...” es el particular mantram que Ignacio se  repite a sí mismo. Por eso desde que muy  joven terminó la carrera de Derecho, se implicó en el afán solidario. A estas alturas no lo podría dejar de ninguna de las maneras: “Ponerse a tiro de su cariño, dejarse querer por ellos. El amor recibido compromete mucho más que el amor dado”.
Este hombre sin escapatoria por la opción tomada, este hombre  humilde, pero a la vez acrecentado en una vida de servicio,  añade: “La forma de hablar, la ingratitud, la falta de formación y educación es signo vivo de su realidad y constituyen la razón para el esfuerzo de transformación en el que entregamos nuestra vida. 
Toda esta dinámica genera un desgaste, que cansa y agota, pero al mismo tiempo retroalimenta y nutre”.
 Ignacio no  abriga una propuesta asistencial, más bien “propone contemplar, mirar en profundidad, descubrir qué hay detrás de las vidas de estas personas necesitadas. No se trata de números y de eficacia, sino de gustar y sentir aquello que satisface el alma”.
 Al principio de  toda esta  gesta está Jesús. En el arranque de todos los interminables  quebraderos de  cabeza, de una  vida entera entre los últimos sitúa al profeta de Nazareth: “Jesús es lo que me ayuda a levantarme cuando no tengo fuerzas, cuando estoy muy cansado y veo la dificultad de un joven o una madre que no puedo resolver, cuando siento que soy poca cosa para ayudar a los demás, cuando me equivoco, cuando me quejo y me enfado”.
 Aprendió de leyes lo suficiente para gestionar sus proyectos en este mundo complicado, pero desde que dejó la toga apenas se ha dado la oportunidad de viajar, conocer y enriquecerse en el exterior, sin embargo cada día llega más gente atraída por el ensayo  fraterno  de Sierra Elvira, cada vez  más gente  deja su  bagaje experiencial en medio de esa familia multicolor y entrañable.
En Sierra Elvira tiene que haber un coordinador, un controlador de las cuentas, a veces también un gendarme…, pero él quisiera que el proyecto fuera de todos. Cree a pies juntillas en la máxima de Tagore que servir es una inmensa alegría: “Desperté y ví que la vida es servicio. Actué  y ví que el  servicio es alegría”
 La apuesta de Ignacio es de alto coraje y valentía. Exige  superar un estilo acomodado, asistencialista. Su esfuerzo se centra en crear un ambiente sano y fraterno, en el que todos los implicados sean constructores del proyecto. He  aquí el testimonio de quien arrancó con tan bella historia…
 ¿Dónde encuentra Ignacio Pereda la fuerza para desarrollar todo ese ingente trabajo a favor de los más desfavorecidos?
Inicialmente yo me enamoro del mensaje de Jesús de Nazareth. Es el evangelio lo que hace cuestionarme mi vida. Jesús es el motor de mis días. La opción la he hecho en la más absoluta libertad.
 ¿De qué tipo de fe estaríamos hablando?
Una fe activa de vida y esperanza, fe de hombre y mujer que busca y lucha por sus sueños; fe en uno mismo y en los demás; fe en la verdad, en la bondad y en la justicia; fe en esa luz del nuevo día, en sus promesas y alegrías; fe en Dios y en el amor que todo lo puede. En que no hay mal que siempre dure…
 ¿Cuando te has  encontrado  con los megaproblemas propios de tu  labor, has sentido dentro la fuerza de Jesús?
Cierto. Sí, definitivamente mi espiritualidad es de Jesús, pero yo la siento abierta y universal. Trabajar con los últimos implica estar  preparado para cualquier eventualidad. Imagínate  el caso de un alcohólico que en sus  crisis de abstinencia comenzaba a romper en la casa todo lo que encontraba. Hemos  de estar preparados incluso para su muerte.
 Es preciso dejarte “incordiar”, in-cordis, es decir, dejarte  tocar el corazón por esta   gente, por los últimos. El Creador quiere que haya fraternidad auténtica entre nosotros. Hemos de dejarnos incordiar por el pobre, por el último. Si no nos dejamos molestar, atosigar, cansar…,  por ellos,  no podemos  compartir  el día a día. Sí  hay momentos en que cansan mucho, pero es preciso estar ahí…
 Hablamos por lo tanto de una fe viva, operativa, al tiempo que abierta, que permite ser seducida por otras espiritualidades…
Correcto. Mi credo está abierto al resto de los credos, al resto de los humanos. En la misma casa de la Fundación se practican cuatro religiones, concretamente cristianismo, budismo, hinduismo e Islam. Convivimos  con gran respeto y mutuo cariño. Hemos empezado ya a hacer encuentros con un cariz espiritual en los que todos nos enriquecemos mutuamente.
Trabajar juntos es indispensable para el futuro de la humanidad. Es preciso avanzar con sumo respeto por el otro, de esa forma nos aguardará un futuro grande.
¿Qué es lo que  más te satisface del trabajo que estás haciendo?
Yo siento aquello como mi propia familia. Mi familia  se ensancha. Aquella  es mi  gente también. Esos niños que  he  visto nacer y que he llevado al hospital cuando han estado enfermos, los quiero como hijos. Los llevo dentro como a los míos propios. No pongo un  amor   por delante del otro. No jerarquizo  mi entrega. Esos niños cuentan hoy ya con dos horas diarias de apoyo escolar obligatorio. El proyecto es una prolongación de mi familia, sin embargo esta paternidad asumida no es siempre bien comprendida.
¿Qué es lo que más necesita la gente de tu hogar, los miembros de tu familia?
Creo, de verdad, que las personas con las que vivo están más necesitadas de dar que de recibir. Lo que nos constituye en sujetos es nuestra capacidad de aportar, de ser útiles, creadores. Tratamos de sacar todo lo bueno que tienen y ponerlo al servicio de los demás.
A veces en situaciones de intemperie, de fuerte dificultad como las que viví en el comienzo, descubro la fuerza de fe y siento al que me acompaña como familia.
¿La magia de la gran armonía en esa Torre de Babel que es Sierra Elvira?
Creo que es necesario un abanico de edades. Creo necesario también crear una comunidad extensa en la que los más pequeños tengan referentes de más edad. Creo necesario reproducir el esquema amplio y multicolor de la familia. La vida es comunitaria, pero se protege la parte de intimidad  que pertenece a cada uno. Las pequeñas casas de Sierra Elvira posibilitan esa  intimidad familiar.
¿Subvenciones?
No nos podemos acoger a las ayudas oficiales desde el momento que no deseamos implicarnos con un solo colectivo. Hay subvenciones sólo para grupos sociales determinados: menores tutelados, madres solteras… No contemplan  casos como el nuestro. Habrán de contemplarlos en el futuro, pues  aquí tienen un testimonio de gran éxito. Sólo contamos con las ayudas particulares. Hacemos también trabajos de artesanía (barro, tela, cobre…)  y portes  de  mudanzas.
¿Reglas?
Alcohol y drogas están prohibidos. Les desaconsejo también que vayan al bar del pueblo. En el día a día siempre hay que pulir  cosas…
¿La fraternidad es un  sueño de místicos, o es un  anhelo que sólo puede  encarnar en lugares como Andalucía?
La humanidad necesita de estos laboratorios. Son una fuerte inyección de luz. Sierra Elvira pretende ser un punto de luz, de forma que la gente que nos visite, vea como nos amamos todos, musulmanes, hindúes, budistas, cristianos… Vean que podemos vivir en paz, ayudándonos los unos a los otros. De un lugar que era puro vertedero, con un olor pestilente… ahora hace cinco años, hemos hecho un espacio de luz y de amor.
¿Con alguna religión ha surgido algún inconveniente?
No, simplemente que con los musulmanes es preciso cuidar algunos aspectos. Tienen sus particularidades. Por ejemplo ellos no permiten que haya imágenes en su oratorio, ni que éste sea utilizado por quienes practican otras religiones.
Yo interpelo a los creyentes de una y otra religión a que sean buenos cristianos, hindúes… Cada uno vive su fe  y a la hora de comer hacemos una oración de carácter más universal. Queremos que el proyecto sea de los que a él acuden. No sólo nuestro. Me  toca operar  de coordinador, pero deseo que sea un espacio fraterno, que podamos acoger a quienes lo desean.
¿Cuándo más alegría, cuando llegan o cuando parten?
La llegada es un momento muy especial. Es preciso volcarles mucha atención, mucho cariño. Quizás el momento más importante es cuando descubren el valor y el sentido de la nueva familia. Esa nueva familia le va a querer, le va a dar nuevos horizontes, va a ser la rampa de lanzamiento para poderse integrar de nuevo en la sociedad. Por nuestra parte le vamos a acompañar. Le vamos a hacer un seguimiento de su situación.
¿Pena cuando marchan?
No, pues si marchan quiere decir que ya viven de forma independiente. Es motivo de alegría ver que tienen  su propia  vida y su casa.
¿Hay un tiempo de permanencia estipulado?
La permanencia en la Fundación no tiene  límite. Les animamos a que den el paso de reintegración en la sociedad, pero saben que pueden prolongar su estancia el tiempo que necesiten. En Sierra Elvira tenemos un límite de 55-60 plazas.
Con estas personas, niños, jóvenes, madres con hijos, adultos enfermos, inmigrantes, respetamos el espacio individual. Trabajamos con un tiempo no cronológico. No hay plazos, ni tiempos de acogida. Primamos la búsqueda de sus aspectos positivos, el desarrollo de todos sus potenciales.
Sugerencia para los voluntarios que trabajan…
Necesitamos capacidad de escucha, que nos ayuda a incluir, no a excluir. Este compromiso va más allá del voluntarismo. Propongo contemplar, mirar en profundidad, descubrir qué hay detrás de las vidas de estas personas necesitadas. No se trata de números y de eficacia, sino de  sentir  aquello que satisface el alma.
A toda esa gente que forma su  red social de apoyo, ¿qué les dice…?
Una persona es siempre mucho más que un problema o una necesidad. Lo que menos tienen que aportar los pobres son sus carencias. Se trata de recibirles, no para hacerles un favor porque somos buenos, sino porque tienen preferencia y derecho.
Dejarse interpelar, incordiar, molestar, atosigar, no es fácil. En ocasiones es difícil. Porque no se trata de solucionar su problema, su dificultad rápidamente y después que se vayan. Intentamos crear un espacio de calor habitable, un ambiente de hogar.
Referencias estimuladoras para tu trabajo…
Pocas. Empecé en el año 1985 con ocho niños en tiempos de mi juventud. Me pusieron en un piso  de Granada a cuidar de ellos. Pero tuve que romper  el convenio en el año 1995 porque no podía seguir las pautas que me imponía la administración. Me quitaban a los que había estado cuidando durante diez años. No pude aguantar por más que aquello me suponía buscar los recursos fuera. Después de diez años con unos  chavales, no podía admitir  que los metieran en un centro de menores. Podían acabar con el proceso cuidadoso iniciado.
Los fiscales finalmente aceptaron que se quedaran conmigo. Pero no tenía dinero. Yo  lloraba en las noches. Tenía ya 18 chavales en un chalet. No paré de luchar. No tenía un trabajo. Entonces comenzamos a trabajar haciendo portes. Después nos abrimos también a cuotas de socios.
¿Cuál es su sensación al mirar atrás?
He vivido el día a día sin poder nutrirme de otros testimonios de fuera. Ahora vivo el momento más hermoso de toda mi vida. Ha habido momentos que me ha tocado estar solo con 40 chavales. No he podido viajar. He vivido un imperativo cotidiano.
¿Proyectos para el futuro?
Sierra Elvira está abriéndose mucho. Están entrando nuevos aires, está llegando nueva fuerza. Está llegando gente con entrega. Han venido por ejemplo personas de la comunidad de Findhorn que nos han orientado mucho.
Estamos reconstruyendo una casa en ruinas. Allí pondremos un expositor para todos los trabajos de artesanía que estamos  haciendo. Vamos también a comenzar a trabajar en Senegal en un terreno que nos han regalado. Concretamente vamos a levantar un dispensario pequeñito y cuatro aulas, una casa para voluntarios…
¿Que le pide Ignacio a Dios?
Tengo la obligación moral de seguir. Le pido que me conceda la fuerza y la energía para ello. Que tenga capacidad para saber ver y reír al abandonado con risa alegre y renacida. Ver encenderse la ilusión en los ojos apagados de quien un día se olvidó de soñar y creer. Ver los brazos infatigables de personas que construyen milagros de amor, de paz, de futuro. Ver la oportunidad y llamada donde a veces sólo hay bruma. Ver cómo la dignidad recuperada de los jóvenes cierra los infiernos del mundo. Que en el cercano y en el lejano vea siempre a mi hermano. Utopía no es lo imposible, sino lo que todavía no es real, pero empieza a activarse, poco a poco, soñando un mundo mejor.
Más información: 

José Manuel Olarte, empresario asesinado por el contenido del 'Informe Navajas'


En la madrugada del jueves 27 de julio de 1994 el etarra Valentín Lasarte Oliden, a cara descubierta y acompañado por una terrorista que le dio cobertura, asesinaba de un tiro en la nuca al empresario guipuzcoano JOSÉ MANUEL OLARTE URREIZTI mientras jugaba a las cartas con un grupo de amigos en la sociedad gastronómica La Unión Artesana, en la parte vieja de San Sebastián. Herido de muerte, José Manuel fallecía poco antes de las dos de la madrugada en el Hospital Nuestra Señora de Aránzazu.
Según el relato de Lasarte Oliden en su declaración ante el juez Garzón en marzo de 1996, él se encontró con Olarte de forma casual, cuando acudió a tomar café al establecimiento donde estaba el empresario con sus amigos, después de haber celebrado el cumpleaños de su padre. Al verle, el asesino se fue a su domicilio, muy cerca de la sociedad gastronómica, cogió una pistola de tiro olímpico que había comprado en Hendaya (Francia) y regresó al local para tirotear a José Manuel. Durante su declaración judicial, confesó que no había recibido ninguna orden de la dirección de la banda, sino que lo hizo motu proprio.
En torno a la una de la madrugada, Lasarte se acercó por la espalda a José Manuel Olarte, conocido en determinado ambientes como Plomos y Pistolas, y le disparó un único disparo en la nuca. A continuación, huyó del lugar junto a la terrorista que le dio cobertura.
La sociedad gastronómica La Unión Artesana, donde se cometió el atentado, se encuentra a unos trescientos metros de la sociedad gastronómica Gaztelupe, donde el 19 de enero de 1993 fue asesinado el exfutbolista y empresario José Antonio Santamaría Vaqueriza, en un atentado muy similar: un tiro en la nuca disparado por Valentín Lasarte mientras cenaba con sus amigos con motivo de la Tamborrada que daba inicio a las fiestas patronales de San Sebastián.
José Antonio Santamaría y José Manuel Olarte habían aparecido en un informe de la Fiscalía de la Audiencia Provincial de San Sebastián, conocido como 'Informe Navajas', como personas clave de supuestas redes de contrabando y narcotráfico de Guipúzcoa. Parte de su contenido fue desvelado en 1989 en Diario 16 y, posteriormente, por el diario Egin. El abogado de ambos empresarios, Fernando Múgica Herzog, fue también asesinado por ETA en febrero de 1996, con participación, una vez más, del etarra Valentín Lasarte Oliden.
El llamado 'Informe Navajas', elaborado por el fiscal Luis Navajas, revelaba supuestas implicaciones de empresarios guipuzcoanos y miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado con el contrabando y el tráfico de drogas. De Olarte se indicaba que era el encargado de "tener los contactos con los miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado a los que se controla, así como de cobrar todas las cantidades que van destinadas a aquellos". En el informe se decía también que dependía directamente de José Antonio Santamaría. Publicado por primera vez en Diario 16, las acusaciones de la Fiscalía nunca llegaron a concretarse en cargo alguno contra José Manuel Olarte, que incluso había ganado una demanda contra El Independiente por calificarle de "confidente y narcotraficante" en un artículo en 1990, tal y como comunicó Múgica Herzog a El Mundo al día siguiente del asesinato de su cliente.
Desde que se hizo público el informe, fragmentos del mismo fueron difundidos en varias ocasiones por el diario Egin. Además, Olarte Urreizti apareció también citado en el libro La red Galindo, de José Benigno Rei Rodríguez, conocido como Pepe Rei, jefe del equipo de investigación del diario proetarra. Según los datos facilitados en dicho libro, Olarte estaba en paradero desconocido tras el atentado que costó la vida al exjugador de la Real Sociedad, José Antonio Santamaría, y había sido investigado ya a raíz de la desaparición de una parte del alijo de una tonelada de cocaína aprehendido en Irún en el mes de mayo de 1988. Pepe Rei, que citaba en su informe investigaciones realizadas por agentes anticorrupción de la Guardia Civil, señalaba en su libro que Olarte "valiéndose de su condición de confidente de altos vuelos, operaba en droga y tenía establecidos sólidos contactos, incluso con Colombia".
Igual que Santamaría, Olarte estaba condenado a muerte por todas esas informaciones aparecidas en periódicos y libros. El gobernador civil de Guipúzcoa, José María Gurruchaga, señaló a El Paísque la víctima había sido informada personalmente, tres meses antes de su asesinato, de que ETA tenía detallada información sobre sus movimientos. Por otra parte, su nombre apareció por vez primera en papeles de ETA en 1982, antes del 'Informe Navajas', y posteriormente en agosto de 1991 en la documentación intervenida al grupo Ipar Haizea de ETA, lo que le llevó a solicitar licencia de armas.
Para Santamaría y para Olarte la justicia llegó tarde. El juicio por Santamaría se celebró en abril de 1994 en la Audiencia Provincial de San Sebastián. El juez Luis Blázquez criticó en su sentencia "la escasa prueba acusatoria" aportada por el Ministerio Fiscal, impidiendo dar por válidas sus conclusiones y no condenando a Santamaría. Hacía un año y tres meses que había sido asesinado. En el caso de Olarte, las diligencias abiertas contra él en 1991 en el juzgado número 1 de San Sebastián, fueron posteriormente archivadas.
El asesinato suscitó una oleada de condenas y la bandera de San Sebastián ondeó a media asta en el Ayuntamiento. La patronal guipuzcoana Adegui declaró que "una vez más quienes se autoproclaman jueces y verdugos no dudan en matar y difundir el terror".
Herri Batasuna, por su parte, atribuyó el asesinato "a la espiral de violencia alimentada por el Estado español" y su portavoz Floren Aoiz afirmó: "Hay mucho narcotraficante en la calle protegido por el Gobierno".
En 1997 la Audiencia Nacional condenó a 29 años de reclusión mayor a Valentín Lasarte Oliden por el asesinato de Olarte Urreizti.
José Manuel Olarte Urreizti tenía 42 años y estaba soltero. Fue aspirante a ertzaina, pero no llegó a superar las pruebas. Su funeral se celebró en la Iglesia de San Vicente, con la asistencia, entre otros, del entonces alcalde de San Sebastián, Odón Elorza, y otros concejales del Ayuntamiento, además de representantes del Gobierno vasco. Tras el acto religioso, sus restos fueron inhumados en el cementerio de Polloe con la asistencia de una veintena de familiares y amigos, entre los que se encontraba su novia.

Cancer and Politics in Venezuela



Hugo Chavez is back in Venezuela after weeks of cancer treatment in Cuba. For nearly a month he let his countrymen speculate as to the state of his health while he received the kind of world-class therapy that only members of the Cuban Communist Party, the military, and tourists who pay with hard currency can get in Cuba. 

Normally, when a human being comes face to face with his mortality, he becomes more human and shows a softer side. Apparently Chavez is an exception. 
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Castro, Chavez

In today’s Venezuela, not only is persecution of political opposition official government policy, but following his mentor Fidel Castro’s conduct in Cuba, Chavez’s treatment of political prisoners is particularly cruel. 

It is a place similar to that described in “Animal Farm” by George Orwell’s fictional tyrant Napoleon the Pig, who asserted, “all animals are equal, but some are more equal than others.”

In Venezuela, some cancer patients are more equal than others. 

Alejandro Pena Esclusa, a former journalist and politician falsely accused of terrorism, is suffering from colon cancer and still awaiting trial in one of Venezuela’s most dangerous prisons. 

Pena Esclusa’s case required international attention before the government allowed him proper medical treatment. His plight was further highlighted this month when Paraguay’s parliament voted unanimously to demand his release. 

Another cancer patient, Judge Maria Lourdes Afiuni, jailed at Chavez’s personal command for following the Venezuelan constitution and releasing a prisoner that had been incarcerated nearly three years without trial, has also attracted international attention. 

The case of Afiuni is so blatantly unjust that it drew a rare condemnation of Hugo Chavez by his admirer Noam Chomsky, a noted American leftist who endorsed an international campaign to free Afiuni.

The difference in the treatment of these three Venezuelans — the two prisoners and their jailer — illustrates that under 21st century socialism the new class of rulers have access to the best healthcare, food, and state-controlled profit-making ventures, while the general population suffers.

While Chavez flies his daughters, ex-wife, mother and siblings on government jets to Havana to accompany him as he receives the best care money can buy in a Cuban hospital, paid for by the Venezuelan people, his political prisoners are taken to Venezuela’s crumbling public medical facilities to receive perfunctory medical care — and then only after an international outcry. 

According to Chavez’s retelling upon his triumphant return to Caracas, he had enjoyed refreshing walks with his mentor Fidel Castro, who brought him specially-prepared exotic dishes, while Pena Esclusa and  Afiuni were left to suffer inside their cramped, dark cells. 

And while Chavez was provided with a private suite and consultations from doctors flown in from Europe solely to care for him, Afiuni was suffering the indignity of having male military officers present while being examined for breast cancer.

Pena Esclusa and Afiuni are only two of dozens of political prisoners that have been thrown in jail without trial in Venezuela. Perhaps politics, if not mercy, will motivate Chavez to release these prisoners to the care and comfort of their families. 

Chavez faces an election next year that promises to be challenging, as his approval ratings have fallen in tandem with the vital signs of the country under his aegis. 

Venezuelans not affiliated with the regime’s political party have been suffering endemic power blackouts, crumbling infrastructure and food shortages, more recently compounded by a doctor’s strike and deadly prison riots. In the absence of simple human decency, perhaps those suffering in Venezuela, in and out of jail, can hold out hope that the looming election turns out to be their salvation.

Otto Reich is a former U.S. ambassador to Venezuela, assistant secretary of state for the Western Hemisphere, and senior staff member of the National Security Council.

Jon Perdue is director of Latin America Programs at The Fund for American Studies in Washington, D.C., and the author of the forthcoming book on terrorism in Latin America, “The War of All the People” (Potomac Books).

La mentira del socialismo igualitarista del siglo XXI

Vía Ángel Martín.


Ya saben, el socialismo de líderes como Hugo Chávez, Evo Morales o Fidel Castro, se erige en defensor de los pobres, subyugados por el régimen capitalista y la influencia yankee. Este socialismo y sus proponentes son además feroces críticos de la desigualdad.
Esto es lo que se dice, pero lo que se practica es totalmente lo contrario. Lean este artículo para comprobarlo a raíz del tratamiento de cáncer que ha sufrido el revolucionario Chávez. Pego los fragmentos más relevantes:
For nearly a month he received the kind of world-class therapy that only members of the Cuban Communist Party, the military, and tourists who pay with hard currency can get in Cuba.
Vaya, parece entonces que el sistema sanitario cubano (admirado por algunos como uno de los mejores del mundo; uno de los puntos sobre el que los socialistas se agarran para defender el régimen en Cuba) funciona solo para las élites políticas y turistas. Qué sistema más igualitarista, oye. ¡Esto sí es una sanidad universal y social!
Pero veamos la diferencia de trato los venezolanos para el tratamiento de cáncer, dependiendo si son Chávez o amigos de Chávez, o si son “gente normal”.
In Venezuela, some cancer patients are more equal than others.Alejandro Pena Esclusa, a former journalist and politician falsely accused of terrorism, is suffering from colon cancer and still awaiting trial in one of Venezuela’s most dangerous prisons.
Pena Esclusa’s case required international attention before the government allowed him proper medical treatment. His plight was further highlighted this month when Paraguay’s parliament voted unanimously to demand his release.
The difference in the treatment of these three Venezuelans – the two prisoners and their jailer – illustrates that under 21st century socialism the new class of rulers have access to the best healthcare, food, and state-controlled profit-making ventures, while the general population suffers.
While Chavez flies his daughters, ex-wife, mother and siblings on government jets to Havana to accompany him as he receives the best care money can buy in a Cuban hospital, paid for by the Venezuelan people, his political prisoners are taken to Venezuela’s crumbling public medical facilities to receive perfunctory medical care – and then only after an international outcry.
Menuda farsa la del socialismo latinoamericano.

Ignacio Mateu y Adrián González, guardias civiles, e Isidro Usabiaga, empresario


Sobre las ocho de la mañana del 26 de julio de 1986, la banda terrorista ETA asesinaba en Arechavaleta (Guipúzcoa) al teniente de la Guardia Civil IGNACIO MATEU ISTÚRIZ y al agenteADRIÁN GONZÁLEZ REVILLA, mediante una bomba-trampa oculta entre la hierba en un campo próximo a la localidad guipuzcoana.
Esa madrugada miembros de la banda habían lanzado dos granadas anticarro de carga hueca contra la casa-cuartel de la Guardia Civil en Arechavaleta, que no causaron ni daños personales ni materiales. La primera, lanzada a las 6:40 horas, quedó a una distancia de unos cincuenta metros del cuartel. Miembros de los Grupos Antiterroristas Rurales (GAR) del Instituto Armado acudieron a la zona a inspeccionar los alrededores y poco después encontraron, a una distancia de doscientos metros, la segunda de las granadas. Cuando inspeccionaban una zona de campo próxima al cuartel,estalló la bomba-trampa que alcanzó de lleno al guardia primero Adrián González y al teniente Ignacio Mateu. El primero falleció en el acto, pues la bomba le destrozó la cabeza. El teniente Mateu fue trasladado urgentemente en ambulancia al Hospital Ortiz de Zárate de Vitoria, pero no llegó a tiempo, falleciendo durante el trayecto al centro sanitario.
Horas antes de producirse estos atentados contra el cuartel de Arechavaleta, el cuartel de la Guardia Civil de Ordicia también fue objeto de otra acción terrorista que causó tres heridos leves que fueron atendidos en el mismo cuartel sin necesidad de que fuesen trasladados a ningún centro hospitalario. Una de las granadas penetró en un pabellón deshabitado que se encuentra en las proximidades del edificio, la segunda fue arrojada al patio del acuartelamiento, y las otras dos cayeron en un campo próximo.
Los funerales el teniente Mateu y el agente González se celebraron a las diez de la mañana del día siguiente en la base de los Grupos Antiterroristas Rurales en Logroño, donde quedó instalada la capilla ardiente.
El 9 de febrero de 2004 fue detenido en el sur de Francia el etarra Luis Enrique Gárate Galarza, aliasZorro, que participó presuntamente en el atentado en el que murieron el teniente Ignacio Mateu Istúriz y el guardia civil Adrián González Revilla. Condenado a 15 años en Francia, fue entregado temporalmente a España en marzo de 2010 para ser juzgado por diversos atentados cometidos en los años ochenta.
Adrián González Revilla había nacido en Cillamayor (Palencia) el 23 de noviembre de 1957, por lo que tenía 29 años cuando fue asesinado. Desde cinco años antes pertenecía a la Guardia Civil, cuatro de ellos en los GAR. Pertenecía, igual que su superior el teniente Mateu, al cuartel de los GAR de Logroño. Sus restos mortales fueron inhumados en Palencia.

Ignacio Mateu Istúriz, de 27 años y natural de Madrid, estaba soltero. Ingresó en la Guardia Civil en 1981, y desde tres años antes servía en los Grupos Antiterroristas Rurales, encuadrado en la unidad de Logroño. El teniente Mateu era uno de los siete hijos del magistrado suplente del Tribunal Supremo y último presidente del Tribunal de Orden Público, José Francisco Mateu Canoves, asesinado a tiros por ETA el 16 de noviembre de 1978. El padre, que estaba amenazado por la banda desde antes de ser asesinado, le aconsejó que se alistara en otro cuerpo de las Fuerzas Armadas cuando Ignacio le comunicó que quería incorporarse a la Guardia Civil, porque "con uno en la familia que esté amenazado ya es suficiente" (ABC, 27/07/1986). Por no contradecirle, ingresó en la Academia Militar de Zaragoza. Tras el asesinato del padre, solicitó una gracia especial al rey Juan Carlos, que le fue otorgada: pidió su traslado a la Guardia Civil y lo enviaron al País Vasco. El mismo día de su asesinato, el teniente Mateu había preparado todo para trasladarse a Madrid, donde tenía previsto realizar un curso de idiomas durante dos años, causando baja temporal en el País Vasco, pero al enterarse del ataque con granadas a los cuarteles de la Guardia Civil, Mateu aplazó el viaje. El diario ABC contó que,  el mismo día del asesinato, la familia Mateu hizo pública una nota en la que pedía que no hubiera representación de autoridades públicas durante la celebración de las exequias, y que sobre el féretro se pusiera una bandera de España sin escudo, porque ninguno representaba "la concordia nacional".
Su hermano Jaime habló recientemente a propósito de la lucha contra el terrorismo: "la situación actual es muy mala. Lo que hay que hacer con los terroristas es ejercer presión policial y si en algún momento los etarras quisieran entablar algún tipo de diálogo, lo primero que tenían que hacer es ponerse en fila con todo su armamento. Y decir señores, aquí estamos y además venimos a pedir perdón a las víctimas. Yo personalmente no lo aceptaría. Yo ni perdono ni olvido, me debato entre mis firmes creencias religiosas, tendría que perdonar, pero no. Vivo sin odio y sin rencor, pero no perdono. Desearía que se planteara la cadena perpetua, porque hay supuestos asesinos, como el de mi padre, Henri Parot, que se deben pudrir en la cárcel porque estas personas son irrecuperables para la sociedad. Y rechazo todas las conversaciones que se han mantenido con los terroristas. Aquí tiene que haber unos ganadores y unos perdedores. Y entendemos que los perdedores tienen que ser los malos, los que asesinan. Por eso ahora mismo la situación es vergonzosa" (El Norte de Castilla, 31/03/2011).
Alrededor de las 4:30 horas de la madrugada del viernes 26 de julio de 1996, la banda terrorista ETA asesinaba a tiros en Villafranca de Ordicia al empresario ISIDRO USABIAGA ESNAOLA, tras ser chantajeado, amenazado y acosado durante tres años por ETA y los proetarras. El empresario fue tiroteado cuando regresaba a su casa después de haber estado cenando en la sociedad gastronómica a la que asistía con asiduidad para celebrar las fiestas patronales de la localidad. Su asesinato se produjo tres meses después de la liberación del empresario José María Aldaya en abril de 1996, tras permanecer secuestrado por la banda desde mayo del año anterior.
Esa noche, Isidro Usabiaga se despidió de sus amigos pasadas las cuatro de la madrugada. La Policía sospecha que los autores del atentado siguieron al industrial durante buena parte de la noche, buscando el momento propicio para asesinarlo. Alrededor de las cuatro y media de la madrugada, cuando estaba en la calle Filipineta, se produjo el asesinato, a escasos metros de un local juvenil frecuentado por simpatizantes de Herri Batasuna y a unos cincuenta metros de su domicilio. El empresario recibió cinco impactos de bala -uno de ellos en la parte posterior de la cabeza, tres en el pecho y un quinto en la pierna-, que le provocaron la muerte prácticamente de forma instantánea. La Ertzaintza recogió cinco casquillos del calibre 9 milímetros parabellum, marca SF, en el lugar donde cayó abatido el industrial.
No hubo testigos presenciales y el empresario estuvo tirado en la calle hasta que un vecino descubrió su cuerpo tendido en el suelo en mitad de un gran charco de sangre, pero aún con vida, cuando faltaban pocos minutos para las cinco de la madrugada. Una ambulancia lo trasladó al ambulatorio de la localidad de Beasain, pero murió durante el trayecto.
Instantes después del asesinato, se produjo un ataque contra la oficina de seguros que regentaba en la localidad la cuñada de la víctima, casada con Juan Lorenzo, un hermano de Isidro. Unos desconocidos rompieron con un tronco los cristales del local. Era la tercera vez que la agencia sufría ataques de los proetarras. El 25 de marzo, en uno de esos ataques, Juan Lorenzo Usabiaga fue agredido con cócteles molotov por unos encapuchados cuando se enfrentó a ellos para evitar que quemaran el local que regentaba su esposa.
La familia Usabiaga había sufrido desde 1993 la presión de la banda terrorista que les exigía el pago del chantaje económico conocido como impuesto revolucionario. La banda les exigía pagar 60 millones de pesetas, a lo que Isidro se negaba, "aunque lo matasen". Sin embargo llegó a abonar 10 millones a la red de extorsión que dirigía Carlos Almorza Arrieta, alias Pedrito de Andoain, desarticulada por la Ertzaintza en agosto de 1993, en una operación en la que se recuperó el dinero. Según la Consejería de Interior, Usabiaga no colaboró con la Policía autónoma en la desarticulación de esta red de extorsión de ETA. Interior sostiene que el empresario entregó al menos 10 millones a los terroristas e insertó publicidad en el diario Egin, lo que a su juicio era una forma encubierta de pagar a la banda la extorsión económica. En la misma nota, la Consejería de Interior condenaba la acción criminal y señalaba que el asesinato del empresario dejaba claro que "el pago a ETA no evita el riesgo de atentado". Lo cierto es que la operación grabada por la Ertzaintza contribuyó a desarticular la red de extorsión de la banda y que, desde entonces, su familia fue acosada por ETA y su entorno. Vecinos de Ordicia comentaron que "la gente de laizquierda abertzale la tenía tomada con la familia Usabiaga".
Según fuentes policiales, era la segunda vez que ETA había intentado asesinar a Isidro Usabiaga. Una semana antes, dos individuos robaron un coche a punta de pistola y obligaron al propietario a conducir hasta una zona próxima al domicilio del empresario conocida como Los Chalés. Algún problema hizo que la banda desistiera de atentar ese día y, tras dejar a los propietarios del vehículo atados a un árbol, abandonaron el coche en una calle de Ordicia.
En 2003 la Audiencia Nacional condenó a Carlos Almorza Arrieta, Pedrito de Andoain, a 4 años de reclusión menor por las amenazas vertidas contra Usabiaga en julio de 1993 para que pagase el chantaje económico exigido por la banda terrorista. En una de las conversaciones telefónicas que el empresario mantuvo con los terroristas amenazaron también a su hijo, y le dijeron que "al chaval igual le damos un susto". Almorza Arrieta dirigía desde Francia a un grupo de miembros de ETA que se encargaban de extorsionar a empresarios en el País Vasco. En el año 2004, Pedrito de Andoain firmó, junto a Francisco Múgica Garmendia y otros cuatro presos de ETA, un escrito en el que pedía el abandono de las armas y el fin de la violencia. Por este motivo, la dirección de la organización terrorista lo suspendió de militancia en ETA el 9 de julio de 2005, al igual que hizo con el resto de los críticos. Almorza salió de prisión en diciembre de 2008.
Con el asesinato a tiros de Isidro Usabiaga eran ya once los empresarios asesinados por ETA por negarse a ceder al chantaje económico, y muchos más los que habían sufrido acoso y amenazas, provocando su exilio fuera del País Vasco. El primer atentado por este motivo fue cometido el 2 de noviembre de 1978 contra el industrial irunés José Luis Legasa Ubiría, en lo que sería el debut de la criminal carrera del sanguinario Henri Parot. Previamente, en 1976 Legasa Ubiría había denunciado a la Policía francesa el intento de extorsión al que le tenía sometido ETA. Gracias a esta denuncia, fue detenido Javier Aya Zulaica, alias Trepa, y condenado a tres años de cárcel por el Tribunal de Bayona. ETA no perdonó esa denuncia y dos años después asesinó a José Luis Legasa.
Siete años antes del asesinato de Usabiaga se había creado la Fundación Goierriko Herrien Ekintza (Acción de los Pueblos del Goierri), que agrupaba a los empresarios y ayuntamientos de la comarca, con el objetivo de defenderse del chantaje terrorista y de desafiar a la banda negándose a abandonar el País Vasco y a pagar la extorsión exigida por ETA. Un mes antes, la banda había intentado asesinar a otro empresario, José María Ruiz de Urchegui, secretario general de la patronal guipuzcoana Adegui. Ruiz de Urchegui se encontraba fuera de España en esos momentos, pero la bomba-lapa colocada en su coche amputó las piernas a su primo, Santiago Leceta, empleado de la patronal, e hirió a otros dos trabajadores. En agosto de 2000 ETA asesinaría al presidente de Adegui, José María Korta Uranga.
Todos los partidos del Ayuntamiento de Ordicia, con excepción de Herri Batasuna, aprobaron en un pleno extraordinario el mismo día del asesinato de Usabiaga una moción de censura en la que expresaron su "más enérgica condena y repulsa" por el asesinato de Isidro Usabiaga. "No consideramos casualidad que mientras este hombre yacía en el suelo otros intereses de la familia fueran atacados por enésima vez (...) Con el asesinato de Isidro han arrancado un pedazo del corazón de Ordizia". El asesinato "ha sido el resultado de una campaña de acoso y derribo" contra un hombre que "lo único que ha hecho ha sido trabajar por Ordizia y decir ‘no’ al impuesto revolucionario", señalaba el escrito aprobado. Los dos concejales de HB - el tercero, Josu Aierbe, estaba en esos momentos encarcelado- acudieron al Ayuntamiento escoltados por militantes de HB que portaban pegatinas con el lema Euskal Herria Askatu (País Vasco libre). Los batasunos rechazaron la moción apelando a la pretendida "guerra entre el pueblo vasco y el Estado español", en un discurso ridículo, como todos los suyos, pero que sonó aún más esperpéntico y ridículo cuando acababan de asesinar a un vasco de pura cepa. El Ayuntamiento pidió, además, a los vecinos que colocasen sábanas con crespones negros en sus casas y se sumasen a la manifestación convocada por Gesto por la Paz.
Isidro Usabiaga Esnaola, nacido en Villafranca de Ordicia, tenía 52 años y tres hijos. Era el más emprendedor de una familia de siete hermanos que había creado con ellos un complejo empresarial con actividades en diversos sectores, como la construcción, el transporte o los seguros. Comenzó sus actividades empresariales con un almacén de piensos y después puso en marcha una empresa de grúas y transportes especiales. Además, estaba muy implicado en actividades sociales en la zona y, siguiendo los pasos de su padre, era bombero voluntario en Ordicia. Un día después del asesinato de su hermano, Belén Usabiaga dijo sentirse "impotente" pero aseguró que no iban a echarles del País Vasco: "Vamos a seguir aquí, en Euskadi, luchando con más fuerza que nunca".
Isidro Usabiaga fue la quinta y última víctima mortal del año 1996, tras Fernando Múgica Herzog,Francisco Tomás y Valiente, el ertzaina Ramón Doral Trabadelo y el sargento del Ejército Miguel Ángel Ayllón Díaz-González.