Trabas a la pequeña industria particular Viernes

Por Leonel Alberto P. Belette.


LA HABANA, Cuba, diciembre, www.cubanet.org – Obligados por la necesidad, los cubanos llevamos siempre un bolso o una javita de nylon, que casi se ha convertido en una extensión del cuerpo. Es por si acaso hallamos en la calle algo que nos sirva para remediar nuestras múltiples carencias y problemas domésticos.
Hace poco, debí cambiar mi bolso de mil desengaños, debido a su extremo deterioro. En la calle Obispo, en una tienda de la empresa estatal ARTEX, compré uno nuevo al precio de casi 8 CUC (10 dólares), equivalente a medio salario mensual para la mayoría de los trabajadores cubanos.
Pero al doblar la esquina al nuevo bolso se le descosió la correa y cayó al piso, destruyéndose cuanto objeto frágil portaba. Tuve que reforzarla pagándole a un zapatero remendón, pues los vendedores me habían advertido que no se admitían devoluciones.
Al finalizar el día siguiente descubrí que la tela del bolso desteñía y me había arruinado dos pantalones y un short, con una horrible mancha, como de plátano verde. Al segundo día mi inversión estaba ya en un latón de basura.
Muchas personas opinan que es imposible encontrar artículos de calidad en las tiendas estatales. Por diversas razones: la inexistencia de un propietario diluye tanto la responsabilidad y las ganancias que terminan por anularse; los productos son muy deficientes porque quienes los compran en el exterior, viajan generalmente por favoritismo y no por su competencia profesional; además, la política del régimen para con el Pueblo ha sido siempre comprar los más barato y vendernoslo muy caro.
Por estos días tuve oportunidad de acceder a la Feria de Artesanía de La Habana (FIART 2011) y apreciar la calidad y diversidad que han alcanzado los artesanos por cuenta propia, en muy poco tiempo, con respecto a las 14 ediciones pasadas, y con técnicas de mercadeo incluidas.
Había allí ofertas para casi todas las necesidades y bolsillos. Desde un juego de muebles modernos, hasta utensilios para el uso diario en labores productivas y domésticas, pasando por ropas, calzado u objetos meramente decorativos. Casi todo con excelente factura estética.
Cada vez son más los productores particulares, algunos de los cuales cuentan con grupos de trabajo organizados dentro de la propia familia, o conforman engranados grupos de diversas familias. Sin embargo, estos productores independientes que con su producción podrían ayudar a llenar un espacio que el estado es, a todas luces, incapaz de cubrir, atraviesan un gran problema por el veto gubernamental al permiso para la compra de maquinarias que les permita conformar las simientes de la pequeña industria, un potencial motor económico que continúa en caos total, y monopolizado por el ineficiente Estado socialista.
No obstante, fue precisamente en FIART 2011 donde al fin pude adquirir un bolso de piel, fabricado por un artesano, con características y precio aceptables, para compensar el modo en que me estafó el Estado en su tienda de la calle Obispo.

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