Falto de ocurrencias

Por Arcadi Espada.


He visto a Rajoy dar cuenta de los primeros nombramientos. Es un caso llamativo. No había diferencia entre el Zapatero de la campaña electoral y el presidente. Hablaba el mismo hombre. Rajoy es otro. Es aquel hombre de su fenomenal discurso parlamentario contra el plan Ibarretxe. Luego se ocultó. Ocultarse para ganar, dicen. No lo sé. Pero ganó y ha vuelto. Naturalmente sólo me refiero al aspecto. El problema de la firmeza y el sentido común es que han de refrendarlo los hechos. Pero en cualquier caso los procesos de construcción de las imágenes son fascinantes. A aquel tiempo de sangre y barro aznarista, le sucedió el semblante alegre, soft, imaginativo, femenino, jugolándico del presidente Zapatero. Luego la alegría, imaginación y tolerancia devinieron inconsistencia e improvisación. El Rajoy que ahora emerge quiere basar su mensaje, precisamente, en el realismo, la solidez y la falta de ocurrencias. Si antes se trataba de alcanzar un sueño ahora se trata de despertar de la pesadilla. 

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