Más allá de Egipto: así va la primavera árabe. Jordi Pérez Colomé

Egipto domina los titulares, pero estos días hay grandes noticias en la mayoría de países árabes que viven días de cambio. El ritmo es frenético. En twitter es imposible explicar los matices. He optado por resumirlo aquí.

Yemen da un paso grande

El presidente de Yemen, Ali Abdulá Saleh, ha aceptado traspasar el poder a su vicepresidente, Abd-Rabu Mansur Hadi, según la iniciativa propuesta por los países del Golfo. Había prometido ya otras tres veces que lo haría. Hoy, por fin, ha viajado a Riad, la capital de Arabia Saudí, para firmar su renuncia. Saleh llevaba 33 años en el poder y la oposición yemení llevaba 40 viernes en la calle.

La resolución de la ONU hace justo un mes por la violencia excesiva y la amenaza de sanciones pueden haber hecho recapacitar al presidente. Saleh mantiene el título honorífico de presidente, pero Hadi deberá formar un gobierno con miembros de la oposición y convocar elecciones en tres meses. Entonces se haría realidad el cambio en Yemen.

Saleh es el cuarto presidente árabe que -en principio- se va este año. Es el que mejor trato ha conseguido. Lo tenía fácil. Túnez tiene poco peso, a Mubarak el ejército le hizo la cama, Gadafi molestaba más que ayudaba, pero Saleh era aliado de Estados Unidos -que se alegra por la firma, según un comunicado- porque les dejaba atacar a Al Qaeda en su territorio y de Arabia Saudí porque los dos estaban interesados en reprimir a los chiíes Huthi, en la frontera entre ambos países, que seguirán con su lucha por autonomía.

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